4. Lujuria

313 17 16
                                    

Sudado, desnudo y jadeando como si no hubiera un mañana se encontraba acostado con las piernas bien abiertas, tan expuesto y excitado por la manera en que aquel demonio se hundía lentamente en su entrada.

Dios, era enorme y venoso, le encantaba la manera en que ensanchaba su interior casi como si no fuera a caber.

Colombia: mierda.

Apoyó una mano en la cama tratando de controlar sus impulsos que le gritaban desesperadamente que se cogiera sin piedad al venezolano. Maldita sea, se estaba volviendo loco por la manera en que lo apretaba, tan exquisito que sentía que en cualquier momento se desconectaría de la realidad y terminaría por romperle el culo.

Venezuela: Colombia, muévete.

Posó su mano en el pecho del cafetero alentándolo a cumplir sus peticiones sabiendo que él también lo quería.

Colombia: todavía no ha entrado toda.

Venezuela: No importa, solo hazlo, por favor.

Colombia: no sabes en lo que te estás metiendo, Venezuela.

Al mayor parecía no importarle absolutamente nada y el colombiano ya más que sobre estimulado tomó firmemente las caderas del chocolatero y de un solo empujón logró meter toda su extensión haciendo que este último arqueara su espalda y emitiera un gemido que estaba seguro que se había escuchado hasta en las casas vecinas.

Venezuela: a-ahg ah…

Colombia: ¿Esto era lo que querías?

Empezó a moverse lentamente pero a la vez de manera certera, arremetiendo contra ese rosadito agujero que palpitaba y se apretaba para no dejar salir el miembro que lo estaba llenando hasta el fondo.

Venezuela estaba en otro mundo, un mundo lleno de placer, le encantaba lo rudo que era, le encantaba lo sucio que era, le encantaba todo lo que viniera por parte de ese hombre que lo hacía derretirse con tan solo una caricia.

Venezuela: oh dios, me encanta.

Se mordía los labios mientras le pasaba sus manos por el pecho hasta el abdomen al más alto con todas las intenciones de provocarlo aún más, Venezuela podía ser extremadamente sexy cuando se lo proponía, y efectivamente no pasó mucho tiempo para hacer que el colombiano hipnotizado por esa actitud tan lascivia aumentara el ritmo de sus estocadas, llevando ahora un ritmo desenfrenado.

Venezuela: mmm AH…

Gimió alto al sentir una corriente eléctrica atravesar todo su cuerpo, se le volvió un verdadero desafío el respirar normalmente cuando esa sensación se volvió constante ya que era provocada al tocar su punto dulce, ese que estaba siendo maltratado por el colombiano que le daba sin descanso y sin una pisca de misericordia.

Venezuela: o-oye… Espera… Un momento Ahg~

Mierda, Colombia no lo estaba escuchando, parecía totalmente absorto en lo que estaba haciendo.

El de estrellas se empezaba a sentir extraño, era un revoltijo entre el placer y un ‘yo no sé que’ que le dejaba la mente en blanco por momentos y luego lo traían de vuelta a la tierra.

Venezuela: Colombia, espérate… Ahg… espérate.

No, no se iba a detener y a Venezuela solo le quedó abstenerse a las consecuencias cuando de repente un subidón de adrenalina le hizo arquear su espalda mientras de su pene salían chorros y chorros de semen, estaba teniendo un orgasmo tan violento y tan placentero, y que el colombiano se corriera en su interior tampoco le ayudaba a recuperar su estabilidad, se sentía tan caliente y viscoso, tan lleno.

Tercer Infierno ✿ฺ |Colombia X Venezuela|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora