No Protegeremos Entre Si....(sargento caricias x oc)

cap 10

Los 3 soldados sobrevivientes ya estaba siguiendo con su camino. Aunque cuando estuvieron por llegar a la frontera Milly comenzó a sentirse fatal, nuevamente había agarrado fiebre por la herida en su cabeza cosa que llevó a que el de ojos amarillos la ayude a seguir. Teniendo un brazo sobre sus hombros y tomándola de la cintura, Chocomenta teniendo al pequeño polluelo de Cuervo que habían encontrado anteriormente de vez en cuando intercambiando trabajo con Caricias. En cuestión de algunas horas pudieron ver a 4 hombres caminar por la frontera:

-¡Eh! ¡Aqui! -llamó el de manchas verdes desde la distancia-

Cuando los cabos se percataron corrieron hacia ellos para ayudar a la herida, quien se quejó de dolor sudando frío a causa de la fiebre. Con cautela la cargaron y se dirigieron al campamento Corazón, estaba grave y no se sabía si sobreviviría. Cosa que Cesar se preocupaba cada vez más y más por ella ya que no deseaba eso para ella, se prometió en ese instante en protegerla como de a lugar, no quería que le volviera a suceder eso de ninguna manera. Por lo previsto Chocomenta solo suspiró ciertamente preocupado por el estado de la albina; si no sobrevive ¿que pasará con Tomas? ¿Que se supone que el coronel le diría a la familia de Milly si no logra sobrevivir?..

(...)

Abría los ojos, aquella mirada rojiza se entre cerró cuando la luz del Sol iluminó su vista intentando acostumbrarse, antes de percatarse de un leve peso en sus piernas y un suave agarre en su mano derecha. Al hojear de que se trataba vió a su pequeño hijo, Tomas, en sus piernas durmiendo de lo cansado que estaba. Milly se dedicó a sonreír y cargarlo recostandolo contra su espalda mientras besaba su frente, tocó su frente hasta sentir ventas enrolladas en este ¿Cuanto tiempo pasó? Se preguntó mentalmente; de pronto, la puerta se abrió revelando al oso grisáceo con arrugas en su rostro demostrando su edad, su padre le había dicho que era ocho años mayor que él.
El coronel se colocó firme mientras era seguido por el comandante y el capitán:

-Ya despertó señorita Soledad... -Habla finalmente el mayor de la habitación- Lamentamos mucho lo sucedido... -Aclara con cierta pena en su ser-

-Mucho... -Agrega Hocicos de igual forma-

La menor solo negó sin importancia, a pegándose salud niño.

-No... Pasa nada... -Se pasó la mano en la frente, el golpe iba a dejar una gran cicatriz-

Una enfermera entró al recibir la noticia, ya que anteriormente un doctor la había revisado. Y al ver que se movía no pensó mucho para ir a avisar a unas enfermeras para que la revisen bien de pies a cabeza.
Las manos frías de la enfermera cargaron al niño, cuyo este lloriqueó al separarse de su amada madre ya que si o si quería estar con ella:

-Dejelo, quiero estar con él... -Pide estrechando los brazos al menor-

-Señorita, está débil, y debo revisarla... -Le aclara la mujer recostando al niño en una camilla cercana para arroparlo-

La enfermera revisó sus heridas, cuya esta tenía una grande en la frente con múltiples suturas los cuales resaltaban por el color negro con su piel. Había una zona rasurada en la sutura dejando ver su piel rosaba bajo el pelaje blanco como la nieve que era pintada por la luz del sol. Ella solo se mantuvo calmada acariciando con delicadeza la cabeza de su amado hijo, dándole un suave beso en ca cabeza lo cual el menor se acurrucó más a su pecho. Podía oír los latidos tranquilos de su madre quien solo sonreía pensando "al fin estoy con vos mi nene" mientras sovaba su mano en su pelaje blanco haciéndole piojito. Pero alguien se le vino a la mente al ver que su hijo dormía en sus piernas buscó con la mirada a alguien que reconociera pero comenzó a oír 3 personas acercarse hacía su habitación, y en efecto eran los altos mandos encabezado por el coronel Otto, el comandante Floffy y el capitán Hocicos:

-Me alegra saber que estáis bien señorita Milly... -Soltó el hombre viejo, la mencionada pudo notar un rollo de pañuelo con una inicial de "S" que llamó su atención-

-Hemos recibido la noticia de que además de sus heridas ha dominado un arma de fuego... -soltó el capitán recibiendo aquel rollo-

-Yo... -soltó algo confundida y aturdida a la vez, posando su mano en el vendaje-

El castaño observó como el comandante cargaba al niño dormido en piernas de su madre, antes de colocar el objeto envolvido y dejar ver un revólver con detalles dorados y el nombre de su padre en ella:

-Tu padre me lo había obsequiado antes de volver a mi país natal... -Explicó el coronel con semblante serio-

Ella asintió nerviosa y la tomó con máximo cuidado, Otto por otros lado veía el reflejo exacto de Marcelo en la mujer. Sus ojos rojizos dejaban ver la fascinación por el arma antes de colocarlo a centímetros de su rostro con expresión algo seria, eso fué todo para recordar a Marcelo en campo de batalla.

(...)

El campo era un caos, gritos, disparos y muertos por doquier mientras se peleaba ponla islas Argentinas. El joven Otto Castillos corría con un rifle en mano antes de impactar al suelo por una explosión cayendo boca arriba sobre la rocosa tierra, quejándose en el acto, pero algo lo distrajo, una silueta blanca saltando sobre él para correr y apuñalar a alguien que trataba de dañarlo. Lo levantó animandolo a no rendirse antes de ver a un compañero fallecido:

-¡Viva la patria Sebastián! -Exclamó dejando a entender la pérdida-

Cada uno tras otro decía lo mismo o decía "viva" repartiendo casi a lágrimas al fallecido, tomó su medalla y la partió uno colocándolo en la boca moribunda y la otra mitad en la mano derecha antes de seguir corriendo matando y enfrentándose a los ingleses. El español se paralizó al oír algo que oyó hablar a gente de tierra Argentina, pero jamás pensó oír un sapucai en persona. Hacía que también el enemigos se paralicen al no saber de que se trataba, y así Marcelo disparó al capitán que encabezaba al enemigo, colocando su arma a centímetros de su rostro con expresión de muerte y seriedad, una seriedad que daba tanto miedo, que ni sus enemigos se animaban a enfrentarse a cuyo hombre.