𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑽: Todos cometemos errores ¿no?

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𝑩𝒖𝒄𝒌

—Me siento mal.

No era mentira, me sentía fatal para ser preciosos, tenía sed y había madrugado.

Después de que Eddie fuera a la estación hace tres días me había acabado toda mí ración de sangre, intentaba ser moderado pero entre más tomaba más necesitaba.

Tampoco lo había visto desde aquel día.

Él se fue de la estación un rato después diciendo nos que tenía cosas hacer. Chimney nos explico que él lo conocia debido a que su estación había ido a una emergencia dónde nuestra estación estaba y Eddie los ayudo como paramédico. Y siguió pasando. Hasta que Eddie se fue a Texas para estar con su familia.

Agarré mí celular y le escribí a Eddie de que me trajera sangre. A los pocos segundos me respondió con un "ok".

Me quedé en la cama para ver si podía dormir un poco.

Al paso de los minutos la puerta sonó despertándome de mí mini sueño. Me levanté bajando de las escaleras hasta llegar a la puerta para encontrarme con él con un congelador.

—Hola —saludó desanimado.

—Hola.

Colocó el congelador en la mesa de la cocina y sacó unas cuantas bolsas de sangre, la cual una deposito en mis manos.

—Tienes 7 bolsas de sangre sin contar la que te acabo de dar, dos para tener en casa y las demás para el trabajo —dijo separando las bolsas de sangre a mí vista, todas son A positivo.

Abrí los cajones de mí cocina para sacar una bombilla y comenzé beber.

—Gracias —dije haciendo notar mí agradecimiento, con un poco de sangre que manchaban mis dientes.

—De nada.

Nos quedamos un rato en silencio, hasta que Eddie se dirigió a la puerta.

—Espera —exclame rápido atragantando me un poco con la sangre.

Él se detuvo girando su cabeza a mí dirección:
—¿Que?

—Quedate un rato.

—¿Para que?

—Para charlar, del caso -respondí. Me quedé quieto esperando una respuesta mientras bebía un poco.

—Chau Buck, llámame si necesitas algo —se despidió sonriendo un poco, cerrando la puerta detras de él.

𝑮𝒖𝒂𝒖 ¿𝑻𝒆𝒏𝒅𝒓á 𝒂𝒎𝒊𝒈𝒐𝒔?

No losé, pero no hay que sacar conclusiones así como así.

—Okey, la próxima -dije para mí mismo.

Empecé a ordenar las bolsas y ponerlas en un otro congelador que tenía escondido. Después de terminar volví a acostarme en la cama ya que me costaba dormir a las noches.

Ya era Lunes y debía ir a trabajar. Me levanté de mí cama después de haber dormido fatal. Tome un bolso con hielo y guarde las bolsas escondiendo las en un bolsillo secreto sin antes agarrar una para beberla. Y salí del departamento dirigiendome a la estación.

Al llegar hice la misma rutina de siempe. Saludar a los chicos y a Bobby, cambiarme y esperar una emergencia.

Aunque no lo aparentace estaba cansado. No de sueño sino de no poder hablar de lo que me pasaba con nadie, y que la única persona con la podía hablar es un loco de remate que está atento a mí alimentación no por que le importe sino para que no mate a nadie.

Lo que está prohibido es lo que más deseamos. (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora