𝑬𝒅𝒅𝒊𝒆
Ante ayer fue un día pesado, siendo sincero. Pero nada del otro mundo.
"Charlar" con Buck o abrirme con él me libero de todos esos pensamientos y emociones solo por unos minutos. Pero esos minutos, fueron un descanso para mí corazón y mí mente. Aunque los recuerdos me golpearan constantemente.
Estoy sentado en mí cama contra el respaldar, la lámpara encendida y las cortinas un poco abiertas, leyendo un libro que mí mejor amigo TK ama: "Mujercitas". No es que no quiera leerlo sino que no estoy en el mejor momento.
Cuando leo me suelo meter tanto entre la palabras que olvido que los demás existen, los sonidos no me afectan, los olores desaparecen.
Pero ahora con un vampiro en la casa que no a dormido nada en toda la noche no me puedo concentrar del todo en el libro, algo que odio.Estoy acostumbrado a estar siempre en alerta, después de vivir de niño en un ambiente inestable —aunque no fue del todo inestable— por lo cual mí amígdala creo que es de un tamaño más grande debido a estar siempre funcionando y alerta.
Pero cuando leo, mí amígdala descansa. Y con Buck acá no puedo, me está privando de mí único ambiente de confort.
Aunque puede ser que privar sea exagerado.
Tomo el lápiz y la regla para subrayar unas palabras de Megan. Creo que es mí personaje favorito, le tengo mucho aprecio igual que a las otras tres, pero un poco más a ella porque me identifico por ser hermana mayor al igual que yo. Sino también por sus otras cualidades y su forma de resonar, algo que me gusta.
Tengo el libro apoyado en mis piernas levantadas hasta la cadera. Cuando voy a empezar a subrayar unos pasos como de oso resuenan por el pasillo hasta mí puerta, la cual se abre de golpe.
El lápiz se desliza de mis dedos rayando la hoja entera.
Ya no creo que privar sea exagerado.
—¡Hijo de... —dije.
—¿Estás despierto? —dijo Buck.
Dirijo mí mirada al causante de mí desgracia.
—Es pregunta o...Buck me mira con los ojos entrecerrados ladeado su cabeza un poco hacia la derecha, ignorando lo que acabo de decirle.
—¿Por qué usas anteojos? —interrogó Buck. Me doy cuenta que aún seguía medio vestido igual desde la última vez que lo vi, que eso fue a las once de la noche.
Él se había metido tanto en el caso del policía que se quedó toda la noche desde que le expliqué lo que pensaba que fue ayer y aún sigue.
—Mira lo que hiciste. —Ignorando su pregunta, levanté el libro a su dirección para que vea el rayón del lápiz.
—Perdón... solo viene a buscar algo.
Se alejó de la puerta y se dirigió a los cajones de mí armario. Empezó a hurgar entre la ropa, iba a objetar hasta que recordé que tenía ropa suya en mí placar. Aunque no entendiendo como lo olvido cuando su olor está en mis fosas nasales cuando duermo.
Muy conveniente.
Agarró unos pantalones deportivos cortos sacando de su bolsillo un papel muy arrugado.
—No olvides cerrar la puerta cuando salgas —suspiré volviendo a mí lectura borrando el rayón del lápiz de mí página.
Los pasos de Buk se dirigieron hasta la puerta hasta que de detienen, un carraspeo de parte de Buck interrumpe mí lectura... nuevamente.
—¿Estas leyendo mujercitas? —preguntó Buck con una de sus cejas levantadas, y con una cara que decía: no me lo creo.
—Sí Buck, lo hago —dije intentado no usar ironía para recalcar lo obvio y su pregunta estúpida. Perdón, no tengo mucha paciencia en estos momentos.
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Lo que está prohibido es lo que más deseamos. (En Edición)
Romance«Lo que no podemos tener es lo que más deseamos y anhelamos obtener». El mundo dividido en sociedades sobrenaturales. Las más destacadas entre lobos y vampiros. Un vampiro principiante tiene que sobrevivir de un licántropo que lo intentará matar a...