𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑽𝑰: Un poco de paz.

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𝑬𝒅𝒅𝒊𝒆

Ya había transcurrido un día desde la muerte del niño.

Buck estuvo buscando quien era, su nombre, donde solía vivir, si tenía familia, todo lo que pudiese encontrar. Resultaba ser que no tenía padres que lo cuidasen, tampoco un hogar estable, iba rondando de casa en casa.

Dijeron que el se había a escapado de la escuela, y se subió al carro de una mujer que con su hospitalidad lo iba a dejar quedarse en su casa; Un muy feo cuento.

Esa mujer era una cazadora, por los contactos míos entre los cazadores logre informarme de la situación, la señorita había estado ayudando al niño a escapar de otro cazador. Y hay fue cuando ocurrió el accidente.

Un vampiro huerfano, no una muy buena combinación, nadie que le enseñase a contenerse, controlarse, ninguna explicación.

Totalmente solo.

Al ser un niño, un infante vampiro significa que alguien tubó que haberlo convertido. Un cuidador que halla abusado de él, un extraño que lo atacó, o incluso que lo hallan vendido a un club para que su sangre fuera tomada por otros.

Está bien no estar bien.

Me levanté exitosamente de la cama de luego de haber tenido insomnio casi toda la noche.

𝑽𝒂𝒎𝒐𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒆 𝒑𝒖𝒆𝒅𝒆.

Me puse una remera mangas cortas azul y una pantalón deportivo gris. Algo muy cómodo para estar en casa.

Me dirigí a la cocina para desayunar algo y poder seguir con la investigación. Pensaba hacerme un abocado de palta y huevo con un poco de café.

Puse a preparar el café y empecé a preparar la palta. El ruido del café goteando me tranquilizaba, mis oídos no me dolían como las mayorías de las veces con los ruidos fuertes. Sino que me relajaba, el sol golpeando mí rostro, me permitía pensar en paz.

Pero sin importar que tan tranquilo estuviese no podía dejar de pensar en ese niño y como afectó a Buck. Se sentía tan culpable que se lesionó a él mismo para no ir a trabajar, después de golpearse con el auto el hombro lo lleve al doctor para que le dieran la licencia.

El doc hizo su trabajo, lo volvió a colocar en su lugar y le dio 3 semanas de descanso y recuperación. Pero no se si las fuera a cumplir ya que su hombro seguramente ya está curado gracias a su regeneración; solo tenía que fingir.

Lo lleve a su casa y quedamos de acuerdo que él tendría un día para organizarse y yo luego le explicaría todo lo básico sobre lo sobrenatural. Después de todo fue mí culpa no haberse lo contando antes.

El recuerdo me azotaba, no podía soportar el remordimiento de no poder haber hecho otra cosa. Cada vez que volvía a ese hospital podía oler el aroma del niño, pero no percibía nada, solo miedo. Algo que me carcomía vivo. Acompañado con un vacío interno.

Agarré una vela que tenía guardada y la prendí, la coloque en medio de la sala y con ella una medalla de San Cristóbal.

—Hace mucho que no hago esto —murmure para mí.

𝑳𝒐 𝒉𝒂𝒄𝒆𝒎𝒐𝒔 𝒕𝒐𝒅𝒐 𝒆𝒍 𝒕𝒊𝒆𝒎𝒑𝒐

Sí, es verdad.

—Que San Cristóbal te guíe y proteja en tu viaje. —Segui rezando hasta terminar una oración.

Al terminar me dirigí a la cocina para por fin desayunar. Debo decir que era muy bueno cocinado.

𝑻𝒆 𝒎𝒊𝒆𝒏𝒕𝒆𝒔 𝒂 𝒕𝒊 𝒎𝒊𝒔𝒎𝒐.

Es enserio, capaz no sea un chef pero si soy bueno, se lo básico, y tengo mis recetas también.

Lo que está prohibido es lo que más deseamos. (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora