𝑬𝒅𝒅𝒊𝒆
No puedo creer que haya un vampiro, no en mí casa, sino DURMIENDO en mí casa.
Evan se encontraba durmiendo en el respaldar de sofá.
Su cuerpo no soporto tanto tiempo de pie en ese estado que se desmayó. Casi se cae al piso si no fuera porque lo sostuve justo, incluido yo me hubiera caído al piso.
Nunca antes había negociado con un vampiro en "buenos terminos". El quería encontrar al vampiro que lo transformó, sospecho que para matarlo.
Quien lo cambió a estando matando por todo la ciudad, no tantas personas como una creería pero si importantes; incluido de los míos, algo que no puedo permitir.
Tres días antes de atacar a Buckley en el callejón, había rastreado al vampiro detrás de todas aquellas muertes.
Seguí su aroma hasta una discoteca llena de gente y entre esa multitud estaba Evan, con aquella criatura que no le logre ver el rostro. Cada vez que me intentaba acercar se alejaban más, hasta que se fueron solos a una habitación donde sospecho que ahí fue donde lo transformó.
Seguro se preguntan porque no entre, pues era una fiesta, un mini disturbio sobrenatural que suelen ser muy llamativos, pudieron haber asustado o llamar la atención de la personas que se encontraban allí, y Evan hubiera salido más lastimado. Además no tenía idea de que tan fuerte era ese vampiro.
Solo le rece a mí santo, San Cristóbal, para que no sufriera tanto. Nunca olvidas como te transformas: Yo no lo hago.
Yo estaba en la cocina preparando algo para beber. Para mí, cerveza y para él... mí sangre. No tenía sangre almacenada en mí casa ya que no la necesito.
Llenaba en un vaso grande aplastando mí puño con mis garras. Podía sentir como el líquido tibio recorría mí mano y se secaba en mis dedos. Estuve un rato así hasta que se llenó.
Olí un olor aproximándose a la habitación.
—Ey —saludó el rubio de ojos azules.
—Ey.
—Lamento lo sucedido, no era mí intención tirarme encima tuyo —anunció Evan aún somnoliento entrando a la habitación.
El se sentó en en la mesa mientras se recostaba sobre su mano.
—Esta bien, no fue tu culpa. Me iba a sorprender si no pasaba. Estuviste cinco horas sangrando, más el tiempo que nos quedamos hablando —dije sirviendo le el vaso de sangre.
El me miró esperando como alguna aprobación de mí parte, como si tuviera miedo que le cortara la mano.
¿𝑷𝒐𝒓 𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒆𝒓𝒂?
Asiento para que él sepa que puede beber.
Agarró el vaso apresurado y empezó a beber, podía escuchar cómo tragaba y bajaba el líquido rápido, sus nuez de Adán bajando y subiendo. Un poco de sangre caía sobre su labio hasta su cuello.
Terminó de tomar y liberó un suspiro extasiado.
—Perdón —dijo al sentir mí mirada en él.
Aunque no creo que se sienta culpable para decir perdón.
—Esta bien, tenías sed.
—¿Cómo conseguiste ésto? —cuestionó mientras agarraba la sudadera gris que traía puesta. Una de su departamento.
—La saque de tu departamento —dije sentándome para tomar una cerveza o dos. Total no me afectaba tanto el alcohol como los humanos normales.
Asentía mientras me miraba arrugando el ceño.
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Lo que está prohibido es lo que más deseamos. (En Edición)
Romance«Lo que no podemos tener es lo que más deseamos y anhelamos obtener». El mundo dividido en sociedades sobrenaturales. Las más destacadas entre lobos y vampiros. Un vampiro principiante tiene que sobrevivir de un licántropo que lo intentará matar a...