Miraculous: ¿Novia O Secretaria?

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Hola a todos, mi nombre es Nathalie Sancoeur, soy la secretaria ejecutiva de Gabriel Agreste; un tonto súper genio rey de la moda, aclamado por todos; pero no estoy aquí para hablar de el, estoy aquí para contarles mi historia, quiero que todos sepan cómo es que hoy, me estoy casando con el idiota que volvió mi vida un infierno.

Nathalie corría despavoridamente por las calles de París, en una de sus manos tenía una taza termica, color violeta oscuro, en la otra mano, una funda de ropa, allí dentro llevaba la reciente colección de su jefe, la cual tenía que cuidar con su vida o iba a ser despedida.

La pelinegra entro en un edificio, este era un restaurante, se acercó al mostrador, extendió la taza y pidió el café que Gabriel necesita tomar todas las mañanas, en el momento que llega o sino estará de peor humor del que ya tiene.

Luego de recibir la taza llena, salió corriendo, entrando al edificio lindante, en donde pidió un sándwich, la otra cosa que Gabriel necesitaba para ser un poco menos irritable, aunque por más que Nathalie siempre llevaba todo a tiempo, Gabriel nunca estaba de mejor humor.

Una vez todas sus tareas fueron completadas, la ejecutiva entro al edificio donde su jefe tiene sus talleres y estudio y se quedó admirando la belleza del lugar desde la puerta principal, Nathalie amaba ir a la empresa, en secreto, deseaba ser modelo, tal y como lo eran todas las chicas que estaban pasando delante suyo.

Cuando su fantasía termino, camino rápidamente al décimo piso, la oficina del director y diseñador principal, entro en la oficina, dejo la funda con la ropa, el sándwich, el café y salió rápidamente para pararse detrás del escritorio y esperar que su odioso jefe llegué.

Mientras la mujer se acomodaba, abajo, el lujoso auto de Gabriel estacionaba, el hombre bajo, miro con odio la entrada, y empezó a caminar, recorrió el recibidor, siendo elogiado por su personal y las modelos que pasaban por ahí. Ingreso en el ascensor y después de esperar los cinco minutos más largos de su vida, llegó al décimo piso, camino hasta la entrada de su oficina y sin cruzar vista con nadie se encerró allí.

─Engreido.

Murmuró sentándose en su silla y prendiendo su computadora para comenzar a trabajar, sabía, que el resto del día no iba a ser molestada por su tonto jefe, después de todo, el se encierra a diseñar y solo sale si alguien lo llama o si necesita aclarar sus pensamientos, una forma de tener más inspiración, es salir y maltratar empleados, su deporte favorito era hacerla sufrir.

─¡¡SEÑORITA SANCOEUR!!.

Se escuchó el grito provenir desde el interior de la oficina, Nathalie brinco de su silla y entro a la velocidad de la luz, no sin antes haber golpeado la puerta para anunciarse.

─S~Señor Agreste, ¿que sucede?.

Pregunto viendo al hombre más que ofuzcado, viendo en dirección a ella, pero sin verla directamente a los ojos.

─Este café está frío─ se quejo ─¿Cuánto tiempo es que llevas trabando para mí?

─Mañana será un año señor─ baja la cabeza apenado

─Sabes muy bien que me gusta mi café a veinticuatro grados, ni más, ni menos, este café está a veintidós grados, completamente helado.

Se levanta, camina con la taza en su mano, pone el pie en la palanca del tacho de basura, la presiona, abriendo la tapa; luego destapa la taza y la gira, volcando todo el contenido en el tacho.

─Ya mismo le consigo un nuevo.

─Y que este a la temperatura correcta─ advirtió ─O no seguirás aquí─ le extiende la taza

La teñida en absoluto silencio, toma la taza y se va rápidamente de la oficina, Gabriel suspira pesadamente y se sienta en su escritorio, tomando su tablet y comenzando a diseñar.

En ese momento alguien sin avisar entra en el lugar, el hombre levanta la vista con enojo y al ver de quién se trata, sus facciones cambian, de molesto a tranquilo.

─Colt, que alegría verte─ rodea el escritorio y se sienta junto a el en unos sillones que había ahí

─¿Que paso con la señorita Sancoeur?─ fue lo primero que dijo, haciendo que su amigo se enoje nuevamente

─Es una inútil, nada bien hace.

─Debe hacerlo. . .mañana cumple un año contigo, ¿no crees que habría que recomendarla?.

─No se debe aplaudir al pez porque nada─ se cruza de piernas

─Lo haré yo, no te preocupes─ se pone cómodo

─Haz lo que quieras. ¿Que te trae por aquí?.

─Solo venía a comentarte que la casa de verano está lista, y que mañana por la noche me iré.

─Bien, espero hagas bien tu trabajo en Nueva York.

─Dejalo todo en mis manos.

Se forma un pequeño silenció, los dos se miran.

─Feliz cumpleaños─ rápidamente se cambia de lugar, estando justo a su lado ─Se que no quieres nada, pero al menos no me niegues una foto─ saca su celular con el modo selfie activado

Los dos posan y se sacan una foto amigable, el segundo la mira con afecto, mientras que el primero solo está ahí esperando que el tiempo juntos termine y se pueda sumir en sus diseños.

─Espero que el próximo año festejemos como se debe, ya es hora de que salgas de esa coraza y tengas al menos una pareja.

─Mañana cuando me vaya de vacaciones, apenas ponga pie en mi casa de verano, estaré disfrutando de la compañía de mi novia.

─¿De verdad?─ se levanta ─No lo creó

─No necesito que me creas. . .mientras ella esté a mi lado.

─Muy bien galán. . .no te molesto mas, mejor me voy a preparar mi maleta.

Colt deja la oficina, Gabriel se levanta, camina tranquilo hasta el escritorio y se sienta, comenzado a diseñar al instante, era lo único que podía amar sobre las faz de la tierra, lo demás para el era banal, innecesario y una pérdida de tiempo.

A todo esto, Nathalie salía de la cafetería, con el nuevo contenido de la taza, ahora caminaba lentamente, estaba agotada, odiaba como Gabriel la trataba y que la mayoría de sus maltratos se deberían a cosas infantiles como la temperatura exacta del café.

Mientras cruzaba la calle, su celular comenzó a sonar, cuando terminó de cruzar y estuvo segura del otro lado de la acera, tomo su teléfono y contesto, era una llamada del hospital, se habían recibido sus análisis de rutina y le pedían que fuera con urgencia lo más pronto posible. Tras la llamada la ejecutiva se volvió a apresurar, le dejó su café a su jefe sin problemas y se dispuso a trabajar lo más rápido que podía, para que el tiempo pase más rápido y pueda ir al hospital, si bien ella siempre fue una persona sana, la llamada la dejo más que preocupada.