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Nathalie llegó y se encontró con una escena escalofriante, Gabriel estaba tirado en el suelo, rodeado por un pequeño charco de sangre, al mismo tiempo que estaba inconsciente. Muerta de nervios, la ejecutiva se arrodillo cerca de el e intenta moverlo para ver si este tenía algo de conciencia, pero nada, en su desesperación intenta reanimarlo, pero no lo consigue; acto seguido saca su celular del bolsillo y marca el número de emergencia.

─Por favor, necesito ayuda, soy Nathalie Sancoeur, estoy en el boulevard 8, del distrito 7, hay una persona herida, solicito una ambulancia con urgencia, ¡se está desangrando!.

Dijo todo sin esperar que la operadora del otro lado emita una palabra.

Entendido señorita, guarde la calma, los servicios de emergencia se movilizan a su ubicación, lo más pronto posible.

La llamada finaliza, ella toma la mano del hombre y la aprieta con fuerza, deseando que nada malo le ocurra.

Minutos luego las sirenas de la ambulancia, y la escolta de policía que está tenía, retumbaron por todo el vecindario. El vehículo de emergencia estacionó cerca de los involucrados, de ella bajaron dos enfermeros, que rápidamente montaron a Gabriel en una camilla y lo subieron a la unidad médica.

─Usted venga con nosotros.

Dijo uno de los ambulancieros, y tomo a la nivea del brazo llevándola dentro también del vehículo.

Con todos dentro, la ambulancia partió con urgencia hacia el hospital más cercano, a todo esto, la escolta policial se quedó en el domicilio para investigar el hecho ocurrido y determinar si se trataba de un accidente o de un intento de homicidio.

Finalmente, la ambulancia llega al hospital, los paramédicos bajan con prisa escoltando la camilla, detrás de ellos iba Nathalie, llorando desconsoladamente. En pocos minutos entraron a la zona de trauma, dejaron a Gabriel en una camilla y un médico se acercó.

El hombre ausculta a Gabriel y hace una mueca de intranquilidad, luego le hace una mueca a unos enfermeros, estos se acercan y se lo llevan rápidamente.

─¿Doctor que sucede, el señor Agreste va a estar bien?.

─Señorita, la arteria principal en la pierna izquierda está lacerada y sangra sin control, vamos a llevarlo al quirófano para ver si podemos frenar el sangrado.

El hombre se va y Nathalie se queda ahí parada sin entender absolutamente nada, en eso, una joven enfermera se acerca a ella.

─Venga conmigo, la llevaré hasta la entrada del quirófano, será mejor que espere ahí, obtendrá información más rápido, y aquí solo estorba.

Al ver que la mujer no hace nada, la toma del brazo, sacándola de su shock y se la lleva consigo hasta el área de quirófano.

La nivea se sentó allí, y vio la enorme puerta de cristal mate que la separaba de su arrogante jefe, en su interior rogaba que el hombre estuviera bien, ella le deseo el mal, quería que recibiera su merecido, pero en el fondo solo eran fantasías suyas para aliviar su propio dolor, en realidad no quería que le suceda nada malo, ni menos por culpa suya.

Las horas pasaban y pasaban, parecía que Nathalie esperaba desde hacía años, todo lucía como una eternidad interminable. Siendo las dos de la mañana, la puerta se abrió, del interior salió el doctor que previamente había hablado con ella, Nathalie brinco del asiento al verlo y lo abordo con rapidez.

─¿Está bien?.

─Si, pudimos cerrar la herida y se encuentra en óptimas condiciones, en este momento está siendo llevado a una habitación, en la mañana otro médico hablara con usted y le dará más detalles, por el momento le sugiero que se acerque a la recepción para realizar el papeleo.

─Gracias doctor.

Nathalie estaba ahora de mejor ánimo, con alegría corrió hasta la recepción y se anunció, ahí le dieron unos papeles, algunos eran permisos para la internación, otros eran recibos de la gran operación realizada.

─No creo que le moleste que pague todo con la tarjeta corporativa─ sonríe

Tras firmar todo fue llevada hasta la habitación, en donde espero a que este despierte y ver si de verdad estaba bien, para así, desaparecer de una vez de su vida y no volverlo a ver jamás.

La mañana llegó rápidamente, una enfermera despertó a Nathalie, la cual dormía a un lado de la cama en su sillón, la mujer no entendía nada, durmió tan profundamente que los eventos del día anterior se habían borrado.

─Hay un hotel aquí cerca, porque no va a descansar, el señor tardará en despertar─ menciono con calidez y cortesía

Nathalie sonrió y asintió, rápidamente dejo el hospital y nuevamente usando la tarjeta de la compañía se registró en un hotel que estaba a unos cuantos metros del hospital.

La mujer estaba tan apresurada por darse una ducha que apenas las puertas del ascensor se abrieron, salió disparada del interior, chocandose con una mujer en el camino.

─Perdon, no la ví, estoy deseando una ducha.

─Ya veo porque─ sonríe ─¿Te encuentras bien?, tus maletas llegaron a salvó

─Estoy bien─ cae en cuenta de que está cubierta de sangre ─Otra persona es la accidentada, solo vine a ducharme y regresar al hospital─ rasca su nuca

─¿Tienes contigo alguna muda de ropa?.

─No. . .

─Ven conmigo, te daré algo.

─No se moleste, no hace falta agradezco su amabilidad.

─Por favor, tengo un guardarropas lleno, encontrare algo para ti─ la toma del brazo y se la lleva ─Mi madre antes de morir me dijo que sea diligente, y que siempre ayude a quien lo necesita, veo que estás en una emergencia, déjame ayudarte─ llegan a una habitación, está abre con una llave y ambas entran

─Se lo agradezco.

La mujer entra en una habitación y rápidamente sale con un pantalón blanco, una chaqueta del mismo color y una camisa negra con un prendedor en forma de estrella.

─Pruebate esto, creo que es de tu talla, lo demás es demasiado pequeño.

Nathalie obedece sin claudicar, luego sale posando la vestimenta, la mujer sonríe con amplitud y aplaude.

─Lo sabía, a la medida.

─Gracias.

─Cuidalo bien, es un regalo preciado que me dieron.

─Entonces no puedo aceptarlo.

─Aceptalo, es preciado pero la persona que me lo dió no le va a importar que lo uses. . .fue un regalo de mi primer amor.

─Insisto en no usarlo.

─Basta de tonterías, úsalo sin miedo, después de todo el y yo ya no estamos juntos, es mejor darle uso que tenerlo guardado por un simple recuerdo.

─Entonces dígame su nombre y en cuanto pueda le regreso la prenda, lo prometo.

─Soy Emilie Graham de Vanily─ hace una pausa ─Estare aquí tres días más, pero no te preocupes si te lo quedas, se ve bien en ti

─Prometo que se lo devolveré, confíe en mí.

Las dos sonríen, luego se despiden, la rubia va hacia el ascensor y Nathalie entra en su habitación, para tomar la ducha que tanto ansiaba.

Miraculous: ¿Novia O Secretaria?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora