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- Y tú, señorito. Te vas con tu hermano a trabajar. - Me dijo mi padre, me eché al sofá suspirando. - No te pienses ni un minuto que voy a dejar que hagas de las tuyas y encima premiarte. Te vas ya a la comisaría. - Dijo.

- Que si papá, que si. - Le dije mirando la televisión.

Desenchufó la televisión del cable. - Levántate. Ya. Yo me voy y tú te quedas a cargo de tu hermano.

- Vale, pues pírate. - Le dije rodando los ojos.

El olor a tabaco inundó la sala, mi padre se estaba enfadando.

- Como tenga que usar la voz- - Me levanté con esa amenaza.

- Está bien, cojones. - Dije mientras el coco se esparcía por el salón para intentar calmarlo, sé que físicamente lo calmé porque no podía ser de otro modo.

- Vuelvo en unos meses, y que dios me perdone si- - Le entrecorté con un abrazo.

- Estaré bien, pa. ¿Vale? - Le dije tranquilamente en el abrazo, asintió.

- No te metas en líos, hazle caso a tu hermano. - Me susurró, me reí y asentí.

No fue para tanto.

Mi padre pensó que sería buena idea meterme al campamento de los omegas, poco sabía él que habían alfas allí tocapelotas y obviamente no voy a ser yo menos.

La verdad estuvo mal lo que hice, pero no me arrepiento para nada.

Me fui de casa a comisaría, la verdad ya había ido unas veces siendo que mi padre prácticamente vivía allí.

No estaba lejos, estaba a unos 15 minutos andando, así que tranquilamente fui.

Cuando crucé por las puertas, distintas feromonas se hicieron presentes haciendo que me quedara en el sitio, que putisimo asco, ¿no?

- ¡Horacio! - Mi hermano me llamó, le miré.  - ¿Como estás pequeñín? Vamos a trabajar. - Dijo cogiéndome del brazo metiéndome para su despacho.

- Gustabo, sabes que esto no es lo mío, ¿no?

- Te va a encantar, ya lo verás. - Dijo sonriéndome, le miré sospechosamente.

- ¿Qué tramáis? - Le pregunté.

Suspiró cogiendo el papeleo que debería de firmar.

- Mira Horacio, tienes 20 años, no puedes pasarte el resto de tus días liándola y no pensar en las consecuencias.

- ¡Solo fue un beso! - Me quejé. - No fue para tanto Gus.

- ¡Te liaste con el capitán! Y después tuviste los cojones de-

- Vale. - Dije en un gruñido sentándome en la silla suya.

- No, vale no.

- Le robé un poquito de dinero.

- Le robaste la cartera e invitaste a todo el campamento al bar, eso para mí no es un poquito de dinero. - Me riñó.

- Bueno que no hubiese guardado la cartera en el bolsillo. - Dije intentando no reírme.

Café inundando la sala, me quejé ya que era agobiante. - No hace gracia.

Asentí. - Ni una. - Dije.

- Casi te vas de allí marcado, ¿entiendes eso? ¿Como coño nos haces eso?

Me quejé audiblemente. - Gustabo por favor no fue para tanto ni se acercó a mi cuello.

- Como te vea tontear con uno más, me da igual quien sea, te lo juro por todo en este mundo que destrozo a quien te toque y tú vas detrás. - Dijo cruzándose de brazos, el café a estas alturas me nublaba la perspectiva entera.

Destino Prohibido. Volkacio [OMEGAVERSE] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora