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No me lo podía creer, todos estos años creyendo que yo fui el que asesinó a mi propia madre.

- Horacio, espérate un poco, ¿vale? Vamos a calmarnos. - Dijo Greco mientras yo daba vueltas por la sala donde estaba.

- No lo entiendes. - Le dije negando con la cabeza.

- Si que lo entiendo.

- ¡No lo entiendes! - Le alcé la voz, cuando le miré, él estaba con las manos en alto, suspiré.

- Todos hemos tenido un pasado jodido, unos más que otros... por algo estamos aquí.

- Yo estoy aquí, porque mi padre me obligó. No por tener un pasado turbio. - Le dije negando con la cabeza.

- Ahora enseguida vendrá Gustabo, a mi no se me da bien esto. - Dijo negando con la cabeza.

- Gustabo no puede venir. - Escuché la voz de Volkov antes de olerle la canela, me di la vuelta cara hacia él. - Esta secuestrado.

- ¿Qué? - Greco y yo preguntamos a la vez.

- Me llamó, quería asegurarse de que estabas bien. - Dijo mirándome, negué. Mis ojos llenándose de lágrimas.

- ¿¡Puede todo el mundo dejar de dar su vida por protegerme!? - Grité en un sollozo. - ¡Ni si quiera me lo merezco! Es que.. - Cogí la placa policial mía y la tiré hacia la pared intentando romperla, como no se rompió, lo intentaba chafar. - ¡Mierda, mierda, mierda! - Grité.

Me abrazaron, apretando mis brazos contra mi torso para hacer que me esté quieto. - ¡Quita! ¡Quita coño! - Le grité histericamente. No podía con esto también. - Viktor Volkov suéltame ahora mismo. - Lloré en sus brazos.

- No, lo siento Horacio, lo siento tanto.

- ¡No lo sientes y vamos a buscarlo! Hay que buscarlo, hay que encontrarlo y hay que matar a esos hijos de puta antes de que maten también a mi hermano, ¿te das cuenta que está intentando terminar con mi familia? - Mi cuerpo no frenaba, mi mente no frenaba.

Me soltó cuando ya no tenía ganas de romperme la pierna dándole patadas a la placa sin sentido.

- Vamos a actuar. Pero con cabeza. - Me dijo haciendo que me sentara, ya que había puesto su mano en mi hombro y hecho fuerza hacia abajo. Greco seguía allí. Estaba intentando mantenerse sereno. - Horacio, no quiero que vengas- - Dijo y le iba a interrumpir. - Lo sé. Sé que si te hago quedarte aquí, vas a luchar contra todo y vas a venir igual. Así que prefiero que vengas. Así te puedo proteger. - Dijo sentándose a mi lado. - Pero me tienes que prometer que no te vas a ir de mi lado en ningún momento. - Susurró, asentí lentamente.

- Tenemos que pillar a esos hijos de puta.

- Lo haremos. ¿Vale? Lo vamos a hacer. - Dijo hablando por radio. - ¿se tiene señal de su última ubicación antes de desvanecer? ¿Modo de secuestro? - Preguntó, tardé en enchufar la radio así que no escuché la respuesta. Mierda.

- Estaba donde el cementerio... - Susurró Greco. - El secuestro se ha llevado a cabo como a... tu padre... - Susurró cuando me veía temblar para enchufar la radio. Asentí.

- Gracias.

- No hay de que. - Susurró de vuelta.

Fuimos a los vestuarios, me puse la ropa táctica para salir a la operación, era con un polo, y un chaleco antibalas de por sí. Volkov vino hacia mí para abrocharme bien el chaleco. Por un momento se me cortó la respiración y tenía ganas de llorar.

Me levantó la cara por la barbilla. - Ahora es el momento de mantenerte fuerte, ¿vale? - Susurró buscándome los ojos cristalinos, asentí intentando que no se me derramaran las lágrimas. Cuando cayó una, la limpió sutilmente. - Eres más fuerte de lo que piensas. Eres un luchador. Y tu hermano también. - Asentí tomando un suspiro para calmarme.

Destino Prohibido. Volkacio [OMEGAVERSE] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora