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Llegando a mi casa, sentí que algo no iba bien.

- ¿Puedes entrar conmigo? - Le pregunté en un tono de voz bajito, suspiró pero apagó en motor y salió del coche conmigo.

Abrí la casa con mis llaves y me senté en el sofá, Volkov se quedó de pie, le hice seña de que viniera, así que se sentó conmigo.

Involuntariamente, o no, mis feromonas iban saliendo por sí solas, me acerqué lentamente a él, apoyando mi cabeza en su hombro.

- ¿Qué haces? - Susurró pero no se movió.

- Buscar compañía.

- Soy tu superior, y estoy acatando órdenes del mi- - Me entrecorté.

- Mi hermano te ha dicho que me cuides, ¿no? - Le susurré, con un suave 'mm' asintió. - Pues es lo que estás haciendo. - Dije mientras las feromonas iban encapsulandonos.

- Horacio... - Canela mezclándose con mi aroma. Una sonrisa apareció en mi cara. Pues tampoco es tan difícil de romper.

Levanté la cara sutilmente, haciendo contacto con su barbilla, dándole un pequeño beso. Sus manos se encontraron con mis caderas soltando un pequeño gruñido.

- No deberíamos... - Dijo con mucho esfuerzo, se notaba que le costaba hablar.

- Cuídame Viktor... - Le dije, sentándome encima de él, con una pierna en un lado y la otra pierna en el otro. Le miré a los ojos llenos de lujuria. Después mi vista se fue a los labios.

De un movimiento, nuestros labios hicieron contacto, sentí calambrazos por todo el cuerpo, mira que ya he besado, a muchos... pero esto nunca lo he sentido.

Senti como iba lubricando la zona, y Volkov lo olió sin duda porque su agarre en mis caderas se iba fortaleciendo, hasta el punto que me clavaba las uñas pero daba muchísimo gusto, sin esfuerzo ninguno, me echó al sofá debajo de él, poniéndose él encima tomando la dominancia.

Su lengua buscaba contacto con la mía, así que accedí, la canela y el coco hacían una mezcla tan tan dulce y encantador.

No podíamos parar, no queríamos parar, sentí su erección contra mis pantalones haciendo que soltara un pequeño gemido. 

Esto debe de ser el cielo. 

Hasta que sonó su móvil.

Se asustó, sentándose recto cogiendo su móvil, - ¿Gustabo? - Preguntó.

- ¿Por qué coño no contestas la radio? ¡Te estoy hablando ya media puta hora! - Se le escuchaba, estaba enfadado, sin hacer ningún contacto visual, se levantó del todo y se fue al baño.

Joooooder.

Me dolía un montón la cabeza, no me ha dado así ese dolor de cabeza desde que me dio el primer celo a los 14 años... 

Me alisé la ropa un poco y me fui a escondidas llamando a Alanna, cogió el móvil enseguida. 

- Lannita, ¿vamos porfi a tomar algo donde siempre? - Le pregunté intentando darle pena. 

- ¡Por supuesto! Allí te veo bebé. - Me dijo y le colgué, me fui al bar de siempre.

Nos saludamos con un abrazo enorme, nos encanta el contacto físico entre nosotros. Por una vez, Alanna no olió a otro alfa, raro en ella. 

- ¿Cómo estás? - Me preguntó mientras nos sentamos en la barra. 

- Bien bien, menos Gustabo que me está poniendo un niñero. - Dije suspirando. - Nos hemos besao' - Le dije sonrojándome. 

Destino Prohibido. Volkacio [OMEGAVERSE] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora