Mierda, ¿que he hecho?
Me fui a comisaría porque era el único sitio que sentía como hogar, a parte del nido del omega. Pero no podía hacer eso.
- ¿¡Dónde coño está!? - Escuché al hermano de Horacio chillar por la comisaría. Sin más, salí de allí en su busca. Al final me iba a encontrar igual.
Llevaba una pistola en la mano, me agarró del brazo agresivamente metiéndolo a su despacho.
El alfa estaba furioso.
- ¿Qué cojones pensabas Volkov? - Dijo en un gruñido forzándome contra la pared, no luché contra él. Tenía razón. - Lo destrozas.
Ni le busqué contacto visual.
Me sentía vacío, triste... solo.
- Te lo juro por todo lo que tengo, acércate otra vez, acércate otra vez y me haré cargo yo mismo que tu pequeña Aleksandra- - Allí sí mi alfa reaccionó.
Le miré con un gruñido leve. - No tienes derecho a meter a Ale-
- ¡Tengo todo el derecho del mundo! Viktor acércate a él y te lo juro que le marco y no tardaré en romper el lazo. - Amenazó dando un pequeño empujón contra mi garganta y se apartó.
Aleksandra, mi hermana pequeña, estaba muy frágil desde hace unos años. Tenía a su alfa y estaba en cinta, Nikolai por desgracia falleció en un accidente, rompiendo abruptamente el vínculo, mi hermana entró en tal depresión que perdió a su cachorrito, ahora le tengo internada en un psiquiátrico porque tuvo varios intentos de quitarse la vida.
No aguantaría otro lazo roto.
- 10....4 - Le dije forzadamente.
- No vine aquí para pelear. - Dijo, parecía más que se lo decía a sí mismo. - No puedo pegar. - Dijo en un murmullo, apartándose de mí.
- No te vuelvas a acercar a mi hermano. Te destrozaré todo lo que tienes Viktor. - Me dijo y sin nada más se fue.
Pasé unos días horribles, sentía como si me estuviera muriendo por cada segundo que no estaba con Horacio, era inaguantable.
Me la pasé encerrado en mi cuarto, incluso hice un nido con esperanza de que se me pasara. Pero no.
El otro día lo olí, y olía más dulce. ¿No lo habré dejado en cinta no?
Estaba en mi apartamento, con Vodka en la mano intentando de olvidarlo. Solamente me doy este ratito de luto.
Entró Gustabo, tenía llave de antes, se lanzó hacia mi, su puño haciendo contacto con mi mandíbula.
- Ha tenido un puto aborto. - Dijo con cada puñetazo. - ¡Confío en ti y me haces esto! ¡Te mato!
¿Qué? ¿Horacio?
Ni peleé. Me merecía esto, y más.
- Dame una camiseta tuya. - Dijo apartándose de mi después de varios puñetazos fuera de aliento, me limpié la sangre de la boca con la mano.
Me quité mi camiseta lanzándosela sin decir nada más.
- Estarás orgulloso. - Gruñó yéndose de mi casa. Suspiré temblando levemente, cogí lo primero que encontré tirándolo contra la pared. El vaso de vodka.
Sentía la agonía, la soledad, la tristeza. Lo sentía todo.
Por una parte entendía que era porque Horacio también lo sentía, pero me mataba no poder ir con él, a pedirle perdón y a cuidarle.
Tiene a Gustabo, otro alfa.
Está con otro alfa.
Que no soy yo.Al día siguiente, ni me pude levantar de la cama, me pesaba tantísimo la vida que me quedé en el nido que hice pensando en mi omega, ¿cómo estará?
Viktor, eres un alfa y no deberás de ser tan débil.
Estaba a punto de irme de mi casa, abrí la puerta solamente para encontrarme a Horacio allí, temblando.
- No... El médico me dijo que era mejor a... asi... - Dijo intentando no mirarme, sus feromonas me iban a volver loco. Necesitaba abrazarle, necesitaba estar para él. Mi alfa me estaba castigando de todas las maneras posibles.
Supéralo. Viktor.
- Lo es. - Dije, intentando no poner emoción en mi voz. - Lo siento, ¿vale?
- ¿¡Puede todo el mundo dejar de sentirlo!? - Chilló lanzándose hacia delante, dándome un golpe en el pecho con los brazos abiertos. No le abraces, no le abraces.
- ¡Lo siento Horacio! Lo siento tanto. - Chilló con cada empujón que me daba. En algo se parecía a su hermano. - ¿Qué cojones vais a sentir vosotros? ¡Eh! Reacciona, joder. - Me chilló en la cara.
En cuanto se me escaparon feromonas que tanto intenté no soltar, se cayó al suelo. Me fui para dentro a por la radio.
- Está su hermano en mi 10-20. - Dije secamente volviendo a apagar la radio y enviando mi ubicación.
- No podemos, Horacio.
- Eres un hijo de puta. - Susurró arrodillado en el suelo, asentí con la cabeza, mis piernas físicamente temblaban por arrodillarme con el, proteger a ese pequeño omega con todo lo que tenía.
- Lo sé. - Le susurré, si alzaba la voz tenía miedo a que se me rompiera. Y él no me puede ver así, tengo que mantenerme fuerte.
Gustabo no tardó más de 10 minutos en acudir, cuando entró al pasillo con Greco. Peleé todo en mí para no atacar al alfa tocando al omega, intentando abrazarlo mientras el pequeño le rechazaba.
- Me va a matar. - Susurró Horacio mirando a Gustabo a la cara. - Me mata. - Dijo, Gustabo le dio un abrazo. Me di la vuelta y cerré mi puerta del apartamento, apoyándome en ella con la espalda.
Las lágrimas empezaron a escaparse de mis ojos.
- Gustabo... no puedo... - Le escuché decir en pleno llanto. - ¿No entiendes? Po... Porfavor.. - Le suplicó, me tragué un sollozo, me ardía todo el cuerpo.
Tenía ganas de vomitar, de chillar, de matar a alguien.
Porfavor que se lo lleven, porfavor no puedo escucharlo más. No sin ir.
- Vamonos. Vamos... - Escuché a su hermano decir, después de varios ruidos, ya no se escuchaba nada.
Rompí en llanto, soltando una queja por mi garganta del dolor que acababa de pasar, que asco me da esto.
Un alfa que ni si quiera puede defender a su omega.
¿Es mi omega? ¿O es porque sin querer le dejé marca de alfa?
No sabía cuánto tiempo estuve allí, acurrucado abrazando mis rodillas apoyando en la puerta de mi casa por dentro. Si yo me siento así, ¿como se deberá de sentir él? Siendo que físicamente ha tenido que ir por eso... físicamente y mentalmente.
Tocaron a la puerta muy suave. Me limpié las lágrimas rápidamente poniéndome de pie suspirando. Cuando abrí la puerta, estaba Alanna, la amiga de Horacio.
- El médico le ha dicho que estaba igualmente muy débil aún para formar el bebé. - Dijo en una voz muy muy bajita. - Porque es joven, y se tomó la pastilla del día de después... su cuerpo empezó pero.. - Dijo y asentí.
- Ha sido mejor así. - Le dije, queriéndole preguntar que cómo estaba. Pero no podía enseñar que me importaba en algo.
- Está jodido. Pero Gustabo lo está cuidando bien. Y yo también. - Asintió, haciendo que yo haga lo mismo.
Me di la vuelta para entrar al apartamento, cogí una camiseta que tenía de ayer en la cama en el nido, fui otra vez a la puerta, tardé dos minutos, y le di la camiseta a la amiga del omega.
- ¿Se lo doy? - Susurró, asentí.
No me importa.
- Dile que se vaya sintiendo mejor. Que siento la angustia también. Que lo supere. - Le dije, castigándome por dentro por lo que le he dicho, le cerré la puerta en la cara.
Me tocó ir al baño corriendo, echando todo lo que tenía en el cuerpo al vater, vomitando todo de la tensión.
Que esto se acabe pronto, por favor.
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Destino Prohibido. Volkacio [OMEGAVERSE]
FanfictionSe dice que los omegas y alfas no pueden convivir justamente. Lo que unos tienen seguro, otros no lo tienen tanto; como por ejemplo Horacio, un omega orgulloso un tanto problemático al que le encanta experimentar y sacar de sus casillas tanto a su p...