Capítulo 18

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Perth se apartó del beso, sus manos en las muñecas de Chimon.

-Wow, espera...

-No.- Chimon hundió sus dedos en el pelo de Perth, evitando que escapara-. Bésame.

-Detente.- La ira y el dolor ardían en la mirada de Perth-. ¿No querías verme, por esto?

Chimon apartó su mirada. Viendo fijamente el pulso en el cuello de Perth, aflojó su agarre pero no totalmente.

-Lo siento.

-¿Qué exactamente es lo que sientes?

-Te alejé... No podía enfrentar...- Chimon hizo una larga pausa.

-¿No podías enfrentar...?- Perth presionó.

-No podía enfrentar el hecho de que yo... Yo quería estar contigo.

-Eso está un poco mejor.- Gentilmente, Perth retiró las manos de Chimon de su pelo. Evitó que Chimon se apartara manteniendo muy bien sujetas sus muñecas-. Pero no lo suficiente.

Chimon cerró los ojos, hundiéndose contra Perth. Escondió su cara en la curva del cuello de Perth, inhaló la colonia que trataba de camuflar el confortable aroma de su amante. Perth liberó sus muñecas y envolvieron sus brazos en el otro.

Perth deslizó sus manos por la espalda de Chimon.

-Chimon, ¿estás molesto conmigo por venir?

Chimon giró la cabeza y la apoyó en el hombro de Perth.

-No.

-¿Me querías aquí?

-Sí.

-¿Por qué no dijiste eso?

-Estaba asustado. Yo...- Se alejó, tanto como Perth le permitió-.¡¿Qué acerca de tu gira?!

Perth gruñó.

-No te preocupes por eso. Es sábado y no voy a tocar hasta el miércoles. Le prometí a Darika regresar mañana.

Chimon apoyó su mejilla en el hombro de Perth, incapaz de ver al hombre a los ojos. Lágrimas amenazaban con salir.

-¿Recorriste todo ese camino por mí?

-Obviamente.

-Dios, Perth.

-Mira, siento haberte atrapado en una habitación llena de gente pero yo no pude encontrar a Nanon para que te buscara. Y cuanto te vi parado tan solo...

-¿Nanon?

-Sí. Hice los arreglos con él. Tú dijiste que él sabía.

Chimon sintió. Sus dedos se hundían en la fina tela de la chaqueta de Perth.

Perth deslizó su palma bajo el pelo en la nuca de Chimon y sus dedos lo masajearon ligeramente.

-No podía dejar de venir. ¿Entiendes? Te amo.

Chimon asintió.

Con un suspiro, Perth apoyó su mejilla contra la sien de Chimon.

-Sé que te obligué a entrar en esto. Te presioné la primera vez. Te guie a través de estoy te forcé a lo que quería. Finalmente se me ocurrió que quizás yo estaba equivocado y esto no es lo que querías.

Chimon apretó los hombros de Perth.

-Tú no estás equivocado.

-Sí, bueno, no podía decir eso por la manera en que reaccionaste.

Chimon parpadeó apartando las lágrimas.

-Lo sé. Eso fue mi culpa. No estaba listo para lo que me ofrecías.

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