𝓑𝓸𝓫𝓫𝔂...-𝟙𝟘

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Al ver aquella cama de hospital me quedé helado. Aquel pequeño de calidas sonrisas y risa contagiosa ahora se encontraba serio, con esos hermosos ojos color miel iguales a los de su padre cerrados.

Una mancha roja que comenzaba en esos hermosos cabellos castaños y terminaba en su ojo derecho, todo su rostro con pequeñas gotas de sangre salpicadas en el.

Lo que me terminó de romper tanto el alma como el corazón fue ver a aquel chico en mis brazos, derrumbándose, soltando todo lo que tenía guardado dentro.

Tanto así que no pude evitar llorar junto a él, después de todo yo también me encariñe con él.

-¿Que sucedió, Roier?- Le Pregunté suavemente para tranquilizar al menos un poco al castañito.
Él subió su cabeza lentamente y me miró directamente hacia los ojos, algo en su mirada estaba quebrado, como si algo le faltara, los brillos en sus ojos ya no estaban, y el color miel ahora era un marrón apagado.

Noté que mi pecho latía con fuerza desde el segundo en que me miró, como el primer día en que lo ví. Mis manos estaban algo sudorosas

Su rostro estaba algo rojo y húmedo por tantas lágrimas.
Sus ojos estaban hinchados y cristalinos.

Desvió su mirada hacia un costado y se aclaró la voz.

-Bueno...- Su voz sonó algo rota y ronca y se detuvo de inmediato.

Tomé su cabeza acariciando con mi pulgar su mejilla suavemente y dirigiendo su mirada otra vez hacia mí.-Esta bien... Cuéntame.- Le sonreí levemente.

-... E-estabamos Bobby y yo en el parque... L-le compré una pelotita, me pidió si le podría comprar algodón de azúcar, le dije que si, m-me di la vuelta y...- miré atento y escuché cada palabra que provenía del castaño con dificultad hasta que en un momento se detuvo y volvió a abrazarme con fuerza mientras lágrimas brotaban de sus ojos.

-Fue mi culpa gatinho...- Repetía una y otra vez en voz baja, lamentándose.

-No... No guapito, no es tu culpa.

-Yo no quería, lo juro...

La habitación había quedado en silencio a excepción de los sollozos del castaño que aún me abrazaba con fuerza y el pitido constante de una máquina que escuché desde que había entrado en aquella habitación.

-Lo sé, tú no querías hacerlo, no te culpes por eso ¿Sí? Bobby estará mejor.- Acaricie su cabello mientras el asentia lentamente.

-Sí... Bobby estará mejor.- Subió su cabeza y me volvió a mirar. -Gracias por estar aquí Cellbit, se que tenías cosas que hacer y lamento mucho interumpirte.

¿Encerio me pidió perdón por llamarme en esta situación?;
¿Con su hijo en coma y él al borde del derrumbe?

-¿Perdón por llamarme? Roier... Lo último que deberías hacer es pedir perdón por eso, podrías haber llamado a cualquier persona, pero me llamaste a , perdón te debería pedir yo por no poder hacer nada más que consolarte.- Le sonreí levemente y noté como sus mejillas se tornaban de un suave carmesí.

*ੈ✩‧₊˚Guapoduo*ੈ✩‧₊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora