Esos ojos azules

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  Despertó claramente en la habitación de chicas de Gryffindor de sexto año. En su cama. En su habitación. Mirando el sol que entraba por la ventana y oliendo el frío.

  ¿Qué horas serán? No dio más vueltas y se puso de pie vigorizada. Notó entonces que no había nadie más en la habitación, por lo que supuso que las chicas estarían en el Gran Comedor o vagando por el castillo, quién sabe.

  El castillo le resultaba más grande de lo que recordaba, por poco aún no se había perdido. Logró llegar a las grandes puertas que dan entrada a una sala enorme y larga con cuatro mesas larguísimas, más una más pequeña y horizontal al final del comedor. En una de las mesas, la de Gryffindor, divisó a ambos grupos. Por un lado, sus cuatro amigos escandalosos y por el otro, mis amigas de habitación. Opto por esta vez acompañar a los escandalosos.

—¡Al fin! Te íbamos a dar por muerta —ruge Peter en cuanto la chica se sentó frente a él.

—En Ilvermorny acostumbran a despertar a las ocho de la mañana —comentó sirviéndose chocolatada caliente.

—Se nota.

Charmeleon, aquella es Narcisa —susurró James acercándose a su oído, mientras mira finalmente una cabellera rubia en la mesa de Slytherin. Elle buscó el punto de su vista luego de atragantarse para encontrarse con una chica de piel casi pálida pero con unos rubores exactos, de ojos azules y un rubio platinado medio liso y medio ondulado.

—¿Y eso qué? —se volteó a mirarlo luego de sentir demasiado brusco su tono— Por Merlín, ¿qué te dijo Sirius? —A lo que el azabache alzó y bajó sus cejas repetidamente con una sonrisa burlona.

  Es linda. Cuando Michelle creía que no podría ser más linda, allí estaba Narcisa diciendo que sí podía. Esos ojos azules la estaban mirando a Michelle, la estaban mirando confundida. La castaña alzó las cejas, y en cuanto pudo, despertó de ese trance, le sonrió y corrió la mirada.

  Entonces pudo ver la manera en que Sirius la miraba alzando una ceja ignorando la charla, por más entretenida que sea, de James y Remus. Ella, entrecerrando los ojos, lo miró burlesca. Qué lindos eran todos en la familia Black, pensaba. Pronto James interrumpió aquel debate de miradas exclamando:

—¿Vamos a Hogsmeade hoy? Se me acabaron los objetos de broma, ¿puedes creer eso, Peter?

—¡En Ilvermorny me los confiscaron!

—Eso es indignante —comentó Remus abriendo la boca con indignación. Michelle echó un bocado a su tostado y dirigió la mirada a la mesa de Slytherin otra vez.

—¿A qué hora llega Regulus?

—En veinte minutos —respondió James.

—¿Lo tienes calculado? —Sirius lo mira con asombro y desconfianza, tal como miraba a Elle cuando empezaban a hablar de su prima.

  Dejó el tema de lado y aguardó veinte minutos hasta que (luego de dos minutos más) las puertas del Gran Comedor volvieron a abrirse y, por allí, apareció un chico pálido con rulos y pelo negro, ojos grises oscuros y una penetrante mirada ortiva.

  La niña esquivó su banco con una sonrisa acercándose a él. Regulus tiene un año menos que ella, son amigos desde hace ocho años, habiéndose conocido en una plaza. Él había escapado de su casa por unas horas y ella iba a jugar con Remus. Desde entonces se han contado todo, quién les gusta, quien les cae mal, con quién quieren hablar y qué quieren hacer. Qué pasó y qué va a pasar. Cómo se sienten y por qué.

  Pero con tan solo verla, esa mirada que espantaría a un niño cambió por completo.

—No te esperaba hasta septiembre. ¡¡Qué alegría!! —exclamó adoptando una voz chillona mientras ambos, entrelazados entre sí, se tambaleaban de un lado a otro.

"𝑱𝒖𝒑𝒊𝒕𝒆𝒓"; Narcisa BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora