𝐂𝐔𝐑𝐒𝐄𝐃 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃 | porque se sentía inseguro al sentir que no era suficiente para el primer comandante, después de todo, era un error; tenía la sangre maldita ¿y quien amaría a un defecto como él?
Miró expectante a aquellos hombres mientras esperaba la respuesta a su pregunta.
—¿Si Gold Roger hubiera tenido un hijo? ¡Claramente lo ejecutarían! —respondió con una sonrisa y los que parecían ser sus amigos comenzaron a reírse.
Apretó sus puños mientras su mandíbula se tensaba.
—Ya lo puedo imaginar como "Perdónenme por haber nacido, solo soy una basura" —dijo uno de ellos, claramente burlándose.
Los golpes del menor no se hicieron esperar, pues saltó rápidamente hacia ellos para darles una paliza; y, aunque había resultado herido también, por lo menos pudo encestarles algunos golpes.
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Nuevamente otro intento fallido de matar a ese viejo egocéntrico.
Sinceramente cuál era su obsesión con que se uniera a su tripulación o con llamarle "hijo"; todos en aquel barco necesitaban terapia.
En ese momento se encontraba escabullido en algún lugar del barco, esperaba que nadie lo encontrara ahí. Pero lamentablemente, sus esperanzas nunca fueron concedidas. Justo cuando creía que estaba a salvo de esos idiotas, escuchó unos pasos acercándose a su escondite y, antes de que siquiera pudiera levantar la cabeza ya tenía a un hombre con cabello que parecía una piña viéndolo desde arriba.
El hombre le miraba con curiosidad, mas no dijo nada.
En cambio, Ace no se quedaría callado al ver perturbada su soledad. —largo, maldito idiota, si no quieres que te convierta en piña asada. —esa no era la educación que Makino le había enseñado a él y a su hermanito, pero estaba encabronado, no iba a portarse bien con uno de sus secuestradores.
Levantó una ceja esbozando una sonrisa y le dio unas palmaditas en la cabeza. —eso ya lo veremos, mocoso-yoi. —¿acaso se estaba burlando de él?
—¿qué estas insinuando, cabeza de piña? —escupió, su mal humor aun presente.
Rió y se alejó, dejando al pelinegro gritándole a lo lejos "¡cobarde!"
