Jungkook es sorprendido por su hijo días antes de su séptimo cumpleaños. Le pide que, durante treinta días, vuelvan a ser la familia que eran antes. Jungkook sabe que es una petición imposible, pero el alfa Taehyung, hará todo lo que esté en sus man...
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Jay se despertó con los ojos iluminados de emoción al recordar que por fin era Navidad, el día en el que "Santa Claus" les traería regalos. Con entusiasmo, se apresuró a abrigar sus pies y salió lo más rápido de su habitación, encontrando el mágico espectáculo bajo el árbol.
—¡Papás, Papás! —llamó desde la sala— ¡Santa Claus ha venido!
Los dos padres, aún somnolientos, salieron de la habitación y se unieron a él, cuyos ojos brillaban de alegría mientras examinaba los regalos cuidadosamente envueltos. Uno por uno, comenzó a abrirlos, emocionado por descubrir qué sorpresas contenían.
Taehyung sonrió ampliamente mientras alcanzaba la cámara de video que reposaba en la mesita. Sentir su familiar peso en las manos le recordó aquel dispositivo negro que había sido su compañero durante la luna de miel. Aunque mostraba un brillo satinado en su superficie, también lucía algunos rasguños diminutos, apenas perceptibles, pero testigos mudos de aventuras pasadas.
En la parte posterior, los botones, dispuestos meticulosamente, mostraban señales de desgaste por el uso constante; sin embargo, aún respondían con precisión a cada pulsación.
Con un clic suave, logró encender la cámara, sintiendo el zumbido silencioso de la tecnología cobrando vida. La pantalla LCD se iluminó, mostrando un menú familiar con opciones y configuraciones. Sin perder un segundo más, comenzó la grabación.
La cámara registraba meticulosamente cada detalle. Empezó enfocando los ojos de Jaewon, brillantes de emoción, mostrando un matiz ámbar mientras descubría cada regalo. Capturó también los destellos de la luz matutina que teñían el ambiente con tonalidades doradas, los sonidos del papel rasgándose, la risa contagiosa del niño y las voces matutinas de Taehyung y Jungkook que llenaban la habitación con calidez y alegría.
Cada movimiento, cada sonido, cada expresión emocionada del cachorro era capturada meticulosamente por el dispositivo, con la esperanza de preservar momentos mágicos para siempre, grabando recuerdos que se convertirían en tesoros atesorados para toda la vida.
—Campeón, ven aquí. ¿Quieres decir algo a la cámara? —exclamó Taehyung con entusiasmo, sosteniendo el dispositivo con una mano mientras con la otra señalaba hacia la lente.
El niño, con ojos brillantes y una sonrisa deslumbrante, se acercó corriendo a la cámara.
Sus mejillas ruborizadas por la emoción de la mañana estaban acompañadas por su cabello despeinado; un reflejo del entusiasmo de la Navidad. La ropa que llevaba, un pijama azul con dibujos de personajes de cuentos, mostraba pequeñas estrellas y lunas que brillaban con la luz de la habitación.
—¡Sí! ¡Hola, cámara! —Jaewon saludó con su voz llena de alegría— ¡Gracias, Santa Claus, por los regalos! ¡Me encantan!
Cada palabra dicha, llena de inocencia y felicidad, quedaba inmortalmente grabada en la memoria de la cámara, acompañada de gestos animados y una expresión facial encantadora.
