𝟑𝟎 𝐃𝐈𝐀𝐒 𝐂𝐎𝐍 𝐌𝐈 𝐄𝐗 | taekook

23: as long as you love me.

Yoongi debió, de verdad, quedarse callado. Porque aquel hombre que antes parecía sereno, su alfa finalmente lo dominó. En cuestión de nada, sus largos dedos aprisionaron con firmeza el cuello pálido ajeno.

—Que sea la primera y última vez que escucho ensucias el nombre de mi hijo con tu puta, sucia y mundana boca, ¿oíste, maldito? —pronunció, sin abandonar el cuello, dejando espacio para que apenas un hilo de aire todavía entrase en los pulmones del omega —No te has cansado de manchar una y otra vez el nombre de mi esposo, ¿Ahora vas por mi hijo? ¿Qué quieres lograr? ¿Quieres que de verdad te mate y mande al infierno? No me importa perder la empresa, ni si debo pasar toda mi vida pagándote una deuda que nunca fue mía. Mucho menos si debo comenzar de nuevo, perder mis bienes, y mudarme a la casa de mis padres.

Sus luceros arden en un fuego que es capaz de incendiar la oficina, le resta importancia.

—No me importa nada de eso, siempre y cuando tenga mi familia a mi lado. Jeon Jungkook, —con su otra mano disponible, golpea con su índice la sien de Min— espero te grabes bien su nombre porque él es el único hombre al que yo amo y al que debo rendirle cuentas. Tus mentiras sobre de quién es Jaewon, no van a jamás derrumbar este amor intenso que tengo por él desde hace más de diez años.

Y es que bastaba ser demasiado cruel y cínico para que Min mintiera ahora sobre el parentesco de Jaewon. Min no había estado todas aquellas veces en las que el omega se volvió suyo, y de los tantos intentos que tuvieron por concebir finalmente un hijo.

No sabía quién era ese hombre, pero el único que podía decir la verdad, era Jeon, nunca Min. Jamás se dejaría endulzar y manipular por palabras sucias procedentes de alguien que ni siquiera se había tomado la decencia de conocer, tan siquiera un poco, a su esposo.

—Si hiciera falta, arrancaría mi corazón con mis propias manos y se lo entregaría en bandeja de oro —Taehyung siguió, viendo sin piedad cómo el otro daba inicio a un pataleo en busca de más oxígeno— ¿Sabes también qué haría? Sería capaz de acabar con mis propias manos a aquellos o aquel que intente lastimar su corazón e integridad como tú pretendes hacerlo ahora.

Y es que ya estaba harto, cansado. Había postergado tanto el poner límites por llevar la fiesta en paz con Min, pero después de lo que él había hecho con su empresa y con Nam, ya no le importaba aparentar una amistad hipócrita que debió acabar hace años, y que en lugar de ello, había acabado con su matrimonio.

La furia del alfa se mezclaba con la determinación de proteger a su familia, mientras que Yoongi, ahora en una posición vulnerable, no podía más que enfrentar las consecuencias de sus acciones.

La verdad, aunque dolorosa, era más fuerte que las mentiras tejidas por Min. La confianza entre la ex pareja, a pesar de los años separados, estaba arraigada en experiencias compartidas, en el amor que habían construido a lo largo de su historia y que recientemente habían confesado mantener. Las mentiras del ex socio se desmoronaban ante la fuerza de un vínculo real.

—No tienes poder aquí, Yoongi —concluyó, soltando finalmente al omega, pero manteniendo su mirada fija en él—. Tu sucio juego ha llegado a su fin. No permitiré que sigas manipulando y destruyendo lo que he construido con tanto esfuerzo. Tú no eres más que un espectador en mi historia, y ahora es el momento de que desaparezcas de ella.

Lo había intentado, no cabe duda. De verdad luchó por la empresa hasta que sus huesos quedaron sin calcio, ahora ya nada de eso importaba. Ya no tenía a su padre, y hasta hace apenas menos de 48 horas, tampoco un matrimonio, o una familia estable. ¿De que había servido trasnochar, perder todo lo que amaba, si Yoongi en menos de 7 días se había encargado de demolerlo todo?

Ahora que estaba seguro que Jungkook y Jaewon lo amaban, ya nada de eso importaba. Se lo dijo, y mantendrá su palabra para cumplirlo; el trabajo nunca volverá a ser una prioridad.