❥ One Night ⁀⋱‿ ♡▕Jυɲʛƙơơƙ▏+18

37: Pasteles y manzanas

El hogar estaba en completo silencio. En ninguna de las habitaciones había algún ruido que perturbara el apacible ambiente. Sin embargo, el suave crujido de la cama de Yeobeen acabó con todo eso, y se escuchó de nuevo cuando hubo otro crujido.

Jungkook y Yeobeen finalmente habían dormido juntos, y eso solo significó una cosa: estaban quietos en su lugar como dos niños pequeños que creen que hay un monstruo rondando en la habitación.

Aunque en su caso, el único monstruo que había era el del silencio incómodo.

Ninguno había logrado conciliar el sueño por mucho que lo habían intentado. La presencia del otro era lo suficiente estimulante como para no poder ir al mundo de los sueños por más que hubieran cerrado sus ojos por largos minutos.

Ambos habían estado dándose la espalda, pero al girarse, sus ojos se encontraron en medio de la oscuridad del cuarto. No sé veían con la claridad propia de la luminosidad del día, pero se colaba la suficiente luz para que no fuera un problema distinguir las facciones del otro.

—Mi camisa te queda bien... Muy bien si es que te soy sincero.

Jungkook se atrevió a seguir perturbando el silencio.

—Gracias. Tú te ves bien mostrando tus abdominales.

El calor les había ganado y ni siquiera era que en ese momento la temperatura estuviera muy alta, simplemente que estar tan quietos (con los cuerpos tiesos como tablas) y con la cercanía tan próxima, los había llevado a qué la temperatura de sus cuerpos se hubiera visto en aumento. Yeobeen había sugerido irse a dormir a otra habitación al verse incapaz de aguantar así por el resto de la noche, pero Jungkoook había dado la opción de ponerse algo más fresco y su camisa había sido la prenda perfecta para ello. Yeobeen se iba a negar, pero tras meditarlo por unos segundos, terminó aceptando.

Ocupar una prenda de vestir de Jungkook era demasiado tentador como para no hacerlo.

—Estoy más fresco así.

—Ya lo creo. Yo también estoy más fresca así.

Sus rostros estaban cerca uno del otro. Jungkook llevó su mano izquierda hasta la suave mejilla femenina y dio un par de caricias con su pulgar.

—¿No has dormido nada de nada?

—No puedo dormir. ¿Qué hay de ti?

—Estamos en las mismas. Probablemente ya sean pasadas las once de la noche. Todavía nos queda tiempo hasta que suene la alarma —deslizó su mano hasta el cuello, logrando que Yeobeen comenzara a sentir un cosquilleo en la panza—. Mi oferta sigue en pie aunque te hayas negado antes...

—Si hacemos algo nos vamos a dormir más tarde.

—Ya llevamos todo este rato despiertos, Been. Hacer algo por un par de minutos se podría considerar hasta productivo.

Yeobeen presionó ligeramente sus piernas. Su corazón se comenzó a acelerar por las caricias de Jungkook en su cuello y su voz baja que le producía cosquillas. Tener puesta su camisa tampoco le fue de mucha ayuda, solo podía sentir que todo a su alrededor olía a él. Era como si la estuviera abrazando, aun cuando estaba a unos centímetros de ella.

Jungkook, por su parte, se centró en seguir observándola mientras le daba suaves caricias. Sus ojos viajaron hasta sus labios e incluso se atrevió a observar el inicio del escote. Había pensado que Yeobeen no aceptaría ponerse su camisa, pero ahí estaba con ella puesta y luciéndola de una forma que aceleraba su corazón y bendecía sus ojos. Se atrevió a aventurarse un poco más hasta los hombros, con sus dedos deslizándose por la tersa piel. Yeobeen apartó la mirada y una pequeña sonrisa se formó en sus labios gracias a esa acción de parte de ella.