Lo que el destino unió

Cap. 1: Las primeras señales.

AVISO: Toda la historia va a estar narrada desde el punto de vista de Mery (María), la gemela de Pau (Paula).
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Hoy se suponía que era un día normal: nos habíamos levantado como siempre, bastante contentas.

- Hoy he vuelto a soñar con Jesús y Dani ~ le digo a Pau.

- Hombre, eso ya lo sabía, tienes una sonrisa de oreja a oreja.

- Igual que tú tonta ~ le digo riendome aunque bajo la cabeza ~ Tía, estoy enamorada.

- Y yo, que putada ~ me suelta mi hermana.

Pero, cuando fui a mirar la hora en el móvil, había algo raro, tenía un mensaje. La verdad, hacía bastante tiempo que no me despertaba con alguno, ya que había tenido algunos problemillas con mis "amigas".

Además, el mensaje era de mi tía Mery, la verdad es una tía que aprecio mucho, ella para mí y para mi hermana cuando éramos pequeñas, era la típica chica más mayor que tú, cuando crezcas, quieres ser como ella. Era un mensaje bastante largo en el que leía:

"Hola María y Pau. Me he enterado que sois Gemeliers, pues, tengo una sorpresa para vosotras: estoy trabajando en Peps, la discográfica de los gemelos, y, me han dicho que, os invitan al concierto del 25 de Noviembre, y no solo eso, cuando acabe, podréis subir al backstage a estar unos minutillos con ellos, no creo que os dejen mucho tiempo, pero podréis abrazarlos. Llamarme si queréis, y os cuento con detalle. Besos."

Lo volví a leer para estar segura que no me lo había imaginado. Porque me daba la sensación de que últimamente iba a confundir los sueños con la realidad.

Rápidamente grite a mi hermana que ella ya se había bajado a desayunar:

- ¡PAAAUULAAAA!

- Que ~ me dijo bordemente.

- ¡Pero corre, sube a leer esto, no te lo vas a creer! ~ le volví a gritar.

Subió cansada las escaleras que llevaban a nuestro cuarto y rápidamente le enseñé el móvil. Ella, al igual que yo, lo leyó dos veces, me miró, y empezamos a gritar de emoción.

Me acuerdo de que tenemos que llamarla. Cogemos el teléfono de casa y maracamos: 634******

Mientras que hablábamos con ella y le hacemos preguntas de todo tipo y además, le pedimos de todo, mi madre nos grita desde la cocina:

- ¡MAAARIIIA! ¡PPAUUULAAA! ¡VAIS A LLEGAR TARDE! ¡YA ESTÁIS SALIENDO POR LA PUERTA!

Nos despedimos de Mery y vamos corriendo al insti que está al lado de casa imaginándo todo lo que nos pasaría en 3 días...