Capítulo 5 -Necesito una respuesta.

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A pesar de negarlo, Armando tenía muchas ganas de ver el ensayo del coro y poder invitar a la dulce maestra a tomar un café, y simplemente no lo hizo durante esa semana, ya que fue una semana de intenso trabajo con la nueva colección.

Asimismo, aunque Betty había pensado en Armando, había demasiado trabajo en el coro, sobre todo en ensayar la nueva composición y entrenamiento con Danny, quien a pesar de ser muy talentoso, necesitaba entrenarse.

Pero ese era el día en que los dos se volverían a ver.

-¡Mira, quién vino a verte! –Dijó Sandra, que ya conocía al apuesto empresario, gracias a Bertha.

-¡Hola!

-¡Hola! ¿Como has pasado¿

-Bién, he venido a aceptar la invitación.

-Me alegra que hayas venido hoy, acabamos de tocar una canción nueva y ahora vamos a tocar las conocidas. ¡Muchachos! Vayamos con lo de siempre. ¡Siéntate!

-Ángeles ...

Armando estaba encantado, hacía mucho tiempo que no escuchaba un coro, a Daniele le encantaban mucho los coros navideños. Estaba encantado de mirar a cada uno de los coristas, recordando a Daniele y observando los elegantes movimientos de la directora tan dulce y delicada gobernando el coral. Hasta que un rostro familiar llama su atención.

-¿Danny? -se sobresalta al reconocer al joven entre los coristas. Al final del ensayo, Betty felicita a Danny.

-¡Muy bien, Danny, ya que aprendiste todo tan rápido!

-¡Ellos me ayudaron! -dijó señalando Sandra y Camila.

-¿Entonces, auí es donde se encuentra la oficina donde trabaja¿

-¿Papá? -Danny se sobresaltó.

-¿Que haces aquí?

-Yo... yo...

-¡DILO! ¿Por qué, por qué me mentiste?

-Papá, yo...

-¿Armando Mendoza es tu padre? Dios, pensé que era solo una coincidencia de apellido.. .Usted me he dicho que su hijo trabajaba en una oficina de Economía y Finanzas.

-¡Eso es lo que pensé!

-¡Lo siento, papá!

-¡Por eso no quería hacer prácticas en Ecomoda! ¡Pues quería cantar!

Todos en el coro se detienen a mirarlos.

-¡Disculpe pero sería mejor si habláramos en una habitación privada!

-¡No, se acabó el ensayo! ¡Mi hijo y yo hablamos en casa!

-¡No me refiero a tu hijo y a ti, sino a ti y a mí! ¡Hablemos!

-Lo siento Maestra Pinzón, ¡pero no creo que tengamos de qué hablar contigo!

-¡Oh, sí, lo hacemos!

Sin opción, Armando la acompaña a una sala:

-Sabes, Armando, a tu hijo le encanta la música y tiene un gran talento.

-¿Ah sí? Como la madre.

-Sí, Danny me dijo que a su mamá le encanta la música.

-Mi Daniele se ha ido por cuatro años y sí, le encantaba la música.

El conductor se da cuenta de que la madre de Danny es la esposa de Armando y que él es viudo.

-Oh si, lo siento.

Una História de Amor NavideñaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora