14 de agosto de 2019
En medio de la playa a lado de otras personas, Samantha bailaba al compás de las canciones y de vez en cuando se dedicaba a cantar las canciones.
El verano había llegado una vez más, lo que significaba fiestas sin descanso en Malibu.
Sonriéndo en dirección a su amigo Osvaldo se tomó otra cerveza como si no tuviera fondo, su alrededor hizo bulla por ello y ella sólo río.
—¡Samy! — le grito Osvaldo mientras se acercaba a su amiga, ambos estaban igual de ebrios.
—¡Osva! — acortó su nombre mientras al igual que su amigo de acerco a él, haciendo que ambos toparan a medio camino.
—Es hora de irnos — le aviso el más alto mientras trataba de enfocar la hora en su reloj.
—Aún no me quiero ir — la castaña arrastro las palabras mientras miraba a su alrededor como los demás se divertían.
—Tenemos que irnos — insistió nuevamente, más Samantha no le hizo caso ya que de un momento a otro se había alejado de él para acercarse al chico que habia visto por el rabillo del ojo.
No podía creer que fuera tan guapo aquel peli negro.
—¿Sam? — Osvaldo la llamo, más se dio cuenta de que su amiga no le estaba prestando atención, no solo eso, Samantha estaba totalmente embobada mirando al chico nuevo —. Ni se te ocurra Rivera.
La castaña sonrió en grande y camino en dirección hacia el peli negro.
En medio de la música sonando fuertemente hizo que aquel guapo chico volteaba a verla, para después estampar sus labios con los de él.