Pero si estaba enojada, ¿Por qué sentía que se le iba a salir el corazón en cualquier momento?
Tal vez tenía algún problema cardiovascular.
Mhm, si era lo más seguro.
—Deja de mirarme así — hablo Molly luego de un rato —. Si no querías venir no lo hubieras hecho.
Los ojos de Samantha se abrieron de par en par, ni siquiera le había preguntado que si quería ir al viaje.
Además, a lo que sabía, la habían inscrito un mes antes, todo eso lo habían hecho a escondidas suyo.
Desviando su vista a la ventanilla se quedó pensando en cómo evitaría estar tan cerca de Felix.
A lo que sabía, había un sin fin de actividades a las cuales asistirían, aunque se dividirian en grupos.
Pero la castaña sabiendo su propia suerte por alguna razón sabia que le terminaría tocando el equipo donde él estaba.
—No entiendo porque estas tan enojada — hablo Molly un rato después en silencio —. Osvaldo y yo te hemos metido en otras cosas y jamás te has enojado de está forma.
—Es poner límites.
—Tu si sabes poner límites, pero ahora, estas actuando raro — dijo mientras de acomodaba mejor en el asienton—. Así que dime que es lo que te tiene así, cuéntale a mamá.
—Va a ir Felix.
—¿Y?
Samantha soltó un suspiro.
—Hace una semana nos topamos en la fiesta de Ari, hablamos y en un momento yo lo termine ofendiendo.
—O sea que parte de besarle sin su consentimiento vas y lo insultas — las mejillas de la chica se incendiaron.
—Si y desde entonces no salgo de mi cama porque me da miedo encontrármelo y que me siga mirando mal como cuando lo ofendí.
—Nunca había tenido a una amiga tan cobarde e infantil, pero que se le hará — hablo Molly para luego negar con la cabeza y soltar un suspiro fingiendo estrés —. ¿Por qué no le pides una disculpa?, además, ¿Por qué te importa demasiado?, Acaso te gusta o que.
Cuando su amiga dijo eso se rio, más la castaña no lo hizo y después de unos segundos Molly lo noto.
—No..
—Te gusta, Felix te gusta y mucho.
Samantha parpadeó y antes de que pudiera decir algo la voz de Osvaldo se hizo presente.
—¿Quién le gusta a quien? — cuando su amigo interrumpió su conversación subió la mirada encontrándose con cuatro pares de ojos, dos de Osvaldo y dos de Felix.
Madre mía, en ese preciso instante la chica quería desaparecer y deparó descuartizar a su amiga.
—Estábamos hablando de que a Samantha le gusta mucho la luna — cuando la castaña escucho la absurda mentira que Molly había dicho se sintió aún más apenada, más no dijo nada, ya que sabía que si hablaba terminaría peor —. Por cierto, hola Felix.
Sam los miró atenta, se sentía extraña a lado de él.
Y sabía que no solo era porque 7 días atrás ella lo había insultado.
Escuchando su nombre volvió a la realidad dejando sus pensamientos de lado.
—Hablábamos de cambiar de asistentos — la castaña negó —. Tu no, yo cambiaré asiento con Felix, así que aquí te quedas — aviso antes de que pudiefa decir algo.
Ese sería un viaje largo.
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