En medio de las sábanas frías y reconfortantes se encontraba Samantha, dormía plácidamente luego de haber estado en aquella fiesta hasta casi el amanecer, cuando el ruido de su puerta siendo azotada la despertaron en cuestión de segundos.
Samantha se había parado tan rápido que al dirigir su vista hacia al frente observó a dos Mollys enfrente de ella.
Y al emitir algún sonido, su cabeza empezó a doler.
—¡Mierda! — grito cuando la voz de Molly me empezó a aturdir.
La peli negra sonrió con sarcasmo.
—Te mereces esa resaca por no querer dejar de beber como una maldita alcoholica ayer — acuso mientras ponía una mano en su cintura —. ¿Si sabes la tonterías que hiciste verdad?
La castaña trago saliva.
—¿Qué hice ayer? —cuestionó mientras tomaba suavemente su cabeza en sus manos.
—Mejor, que no hiciste.
Samantha se volvió roja y se escondió debajo de las sábanas.
¿Que rayos había hecho?
—¿Lo más vergonzoso?
—Besaste a la fuerza a Felix.
Samantha salió de su escondite para encarar a su mejor amiga, aquello no podía ser cierto.
—Estas mintiendo —como si Molly ya supiera que le diría aquello, le mostró una fotografía de ellos dos besándose.
Mierda.
—En efecto, casi te violas al chico más rico de esta puta institución.
La castaña trago saliva.
—Que mierda hice.
—Y la foto tiene más de cien mil me gusta.
—¿Cómo dejaron que pasara?
—Osvaldo trató de detenerte.
—Mis padres me van a matar —Molly asintió.
—Primero te casaran con él.
Samantha rodó los ojos.
✨
Tomando su teléfono en medio de sus dedos, observó que tenía mil notificaciónes de solicitud de amistad en Instagram.
Más no aceptó ninguna y dirigiéndose al icono de búsquedas, ingreso el usuario de Felix.
Necesitaba disculparse.