—¿Entonces por ser guapo no puedo enamorarme? — cuestionó Felix a mi amiga, interesantemente se habían vuelto muy platicadores.
—Ujum — asintió Mol mientras tragaba su burrito, aunque siendo sincera burrito sonaba muy minúsculo, al manos así lo interpretaba, vamos, el burrito que mi amiga se estaba comiendo media casi el grosor de su cara —. Además, eres estudiante de medicina.
Osvaldo rio.
—¿O sea que si eres estudiante de alguna carrera del área de la salud no puedes tener pareja?
—De hecho — opine dándole un sorbo a mi jugo —. Vamos, todos saben que los médicos engañan a sus parejas con las enfermeras.
—Son unos promiscuos — los chicos miraron mal a Mol y yo me solté a reír.
—Los hombres no son putos baratos.
—De hecho no — sonreí al recordar lo que mi amiga me había dicho —. Los hombres cobran más por sus servicios.
—¿Tú como sabes de eso? — Osvaldo estaba intentando.
—No solo los hombres necesitan un poco de sexo — segui con el juego aún sabiendo que era más virgen que otra cosa.
—La verdad no te creo — la mirada de Molly se fijo en mi —. Tienes un toque a chica lesbiana.
Entrecerre los ojos.
—¿Qué tan ilegal es matarla?
—Mucho — se apuro Felix en contestar.
—Déjenla que me toque, eso significará que es una esas lesbiana de closet.
—Que no me gustan las mujeres — dije mientras fingía llorar.
—No lo se Sam — le volvió a dar otro mordisco a su burrito —. Sabes, nunca te he visto en falda.
Sonrei de lado.
—Mhm, entonces tu eres la lesbiana — la señale —. Y ahora nunca me verás en falda, no voy a cumplir tus fantasías.
Los chicos se soltaron a reír.
—Yo creo que ninguna es lesbiana — opino el peli negro —. Pero si estuvieran en una relación ustedes serían el macho alfa.
—Ni lo dudes — le siguió Osava.
Capítulo corto pero con una buena charla.