11- Sentimientos

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-Hana despierta, hemos llegado- me despertó la dulce voz de Nabi.

Abrí los ojos y le sonreí y procedí a salir del coche, y en ese momento, visualicé a mi hermano en la entrada del edificio mirando con preocupación el móvil. Cuando levantó la vista y me vió no puso muy buena cara.

-Jeon Hana ven aquí, por el amor de Dios- me dijo con un tono de voz aterrador, a lo que yo obedecí enseguida.- ¡¿Se puede saber para qué tienes el móvil si nunca contestas?! Llevo 10 minutos intentando localizarte y nada, no das señales de vida.

En ese momento lo miré y vi las 15 llamadas perdidas. No pude ponerme más roja.

-Lo siento, es mi culpa- habló en ese momento Nabi, haciendo una pequeña reverencia.- Ayer Hana me encontró el monedero que pensaba que había perdido y como agradecimiento la invité hoy a cenar.

Cuando Nabi volvió a levantar la cabeza se formó un silencio tirando a incómodo, sentía que podía cortar esa tensión con un cuchillo. Nunca había visto así a mi hermano, como embelesado y sin saber que decir. Con  Na Yejin no había sido nunca así, más bien parecía que ella solo lo quería por el dinero y su popularidad, siempre eran muy indiferentes el uno con el otro.

Como parecía que nadie iba a hablar lo hice yo:

-Lo siento Kookie, prometo que la próxima vez que salga te llamaré y estaré pendiente del móvil. Ahora, si me disculpáis iré a casa. Adiós Nabi, muchas gracias por la cena, espero repetirlo otro día- me despedí con la mano.

-Hasta otra Hana, lo mismo digo - se despidió ella con una sonrisa.

Me fui directamente al ascensor y, antes de que se cerrara la puerta, los vi como hablaban. Ojalá fuera Nabi su novia y no la arpía de Yejin.

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-¿De qué hablaste con Nabi ayer cuando me fui?- le pregunté a mi hermano.

Estaba sentada en la mesa comiendo el desayuno que me preparó.

-De poca cosa. Nos presentamos formalmente, la verdad me gustó mucho tu amiga.

-¿Solo te gustó o te gustó gustó?- le piqué.

-Solo gustar pesadilla– se rió.

–¿Y no te gustaría ser algo más? Quiero decir, tener citas y todo eso.

–¿A dónde quieres llegar con todo eso?

–Sabes perfectamente a donde quiero llegar. No me gusta Na Yejin, cuando viene aquí se lleva mis cosas y cuando nos vemos me trata como si fuera un bicho raro. No sé que haces saliendo con ella – me sinceré.

–No te lo estarás inventando, ¿verdad? Porqué hablé con ella y me dijo que nunca te había cogido nada. Además, estoy con ella porqué se interesa por mí, me hace sentir amado.

–Normal que te haga sentir así, solo te busca por el dinero y el estatus social. ¿Te crees qué será tan tonta cómo para admitir que ha hecho algo?

–Joder Hana, te has levantado con ganas de pelear.

–No es verdad, simplemente tu "querida" novia es una persona horrible, nada más. Y cómo tu hermana no me gusta verte con este tipo de personas que se nota des de lejos de qué van. Ahora si me disculpas, iré a pasear, me has quitado el apetito.

Y sin más miramientos me levanté y dejé los platos en el lavavajillas. Daba igual las veces que hablará con él del tema, nunca quería escucharme.

Con la música a tope me dirigí al gran parque que hay lado de casa. De camino allí me comí unas galletas que tenía guardadas en mi habitación.

–Qué pena que ellas no puedan quedar, me hubieran venido bien sus consejos– suspiré. De repente, apareció el perrito más adorable que había visto nunca. Era pequeño y de color blanco. Traía consigo una pelota y me miraba moviendo la cola para que le tirará la pelota y jugará con él.

–Hola pequeñín, veo que quieres jugar.

Le lancé la pelota un par de veces y como recompensa le acariciaba la cabeza. Estuvo bastante rato correteando a mi alrededor hasta que se cansó y se sentó en mi regazo. En ese momento aproveché para ver el nombre en su placa. "Maeum". Que nombre más bonito.

–¡Maeumi¡ ¿Dónde estará ese perro?

No puede ser. Él, sin más se levantó y corrió hacía su dueño. Me giré y allí estaba. El universo se está riendo de mí.

– Ho-hola Jungwon– me giré.

–Hana– me miró con entusiasmo mientras sostenía en sus brazos a Maeumi.– Gracias por ser tú quién estaba con Maeumi, me muero si le pasa algo. No hace mucho que lo adopté y le he cogido mucho cariño.

–No es nada. Es muy bonito ver como quieres a tu perro – le dije con una sonrisa.

–¿Por qué estás aquí sola? – me preguntó con preocupación una vez le puso le puso la correa a su perro.

–Nada del otro mundo. Discutí un poco con mi hermano y vine para aclarar un poco mi mente.

–Bueno, ya verás como solo es una tontería y en nada volveréis a estar a la normalidad.

Y me abrazó. No duró mucho pero lo suficiente para que me reconfortara. Si antes me gustaba ahora que paso más tiempo con él todavía me enamora más.

Después de eso paseamos un poco más. Me dejó llevar a Maeumi mientras nos hacíamos preguntas tontas.

–¿Cuándo es tu cumple? – le pregunté.

–El 9 de febrero, dentro de dos semanas exactas. ¿El tuyo cuándo es?

–El 1 de marzo, todavía falta un poquito – me reí.

Su artista favorito es Jay Park y sus colores favoritos son el azul y el naranja. Le encanta pasear bajo la lluvia, más si es de noche, y los gatos aunque parezca irónico, ya que tiene un perro. Por lo visto es alérgico a su pelo. No le gustan para nada los reptiles que se arrastran, como las serpientes o los gusanos dice que le producen mucho asco.

–¿Haces algo antes de ir a la academia esta tarde?– me preguntó.

–Que yo sepa no. ¿Por qué?

Parecía dudar un poco antes de responderme.

–Po-por nada. Era por si querías ir a comer conmigo, no pasa nada si no quieres – me dijo con las mejillas un poco sonrojadas, me pareció adorable, nunca lo había visto de esa manera.

–¿Me estas proponiendo una cita señor Yang?– le dije con una media sonrisa.

Amor sobre puntas de balletDonde viven las historias. Descúbrelo ahora