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Con el peso de los recuerdos y emociones aún frescos en su corazón, Mysie regresó a Inglaterra después de unos pocos días en París. El cambio de escenario no borró la huella de la noche con Narcissa, pero la realidad de su vida la esperaba en la ciudad de Gran Bretaña.

El propósito de su regreso estaba claro: el inicio de las clases de Hogwarts. Mysie quería estar presente para apoyar a Harry en su primer año en la escuela de magia. La mansión Grinderwald la recibió con la solemnidad de sus altos muros, pero también con la calidez de los lazos que compartía con sus amigos y la responsabilidad que sentía hacia Harry.

El callejón Diagon bullía con la actividad previa al inicio del año escolar. Mysie acompañó a Harry junto a Lily, James, Regulus, Remus y Sirius a la adquisición de sus útiles y libros, compartiendo la emoción del joven mago que se aventuraba en el mundo de la magia. Los amigos de Mysie se sumaron a la animada comitiva, cada uno con sus propios recuerdos y experiencias.

La mansión Grinderwald se llenó de risas y conversaciones mientras todos se preparaban para despedir a Harry en la plataforma 9¾. Mysie, entre miradas cómplices con Regulus y Sirius, experimentó la dualidad de sentimientos. La promesa de aventuras escolares para Harry contrastaba con la nostalgia de las recientes vivencias en París.

Las lágrimas de Lily fueron el prólogo de la despedida. Mysie, con la mirada fija en el tren que se alejaba, sintió el palpitar de la magia que llevaba consigo, una magia que conectaba su pasado con su presente y el futuro que aguardaba a Harry en Hogwarts.

Después de despedir a Harry en la estación de King's Cross, Mysie y Régulus regresaron a la mansión Grinderwald. La tarde se sumía en tonos dorados y melancólicos, pero la atmósfera estaba cargada de la familiaridad que compartían.

En el amplio salón de la mansión, Mysie y Régulus se acomodaron en cómodos sillones. Una vez que el silencio se instaló, Mysie comenzó a relatar lo sucedido en París, las confesiones de Narcissa y la tormenta de emociones que la envolvieron.

—Mysie, no me esperaba esto —comentó Régulus, sus ojos revelando sorpresa e interés. —¿Y ahora? ¿qué piensas hacer ahora?

—Lo cierto es que no lo sé —respondió Mysie. —Hay una conexión entre nosotras que nunca desapareció, y descubrir que Narcissa también la siente... es abrumador.

Régulus asintió comprensivo.
—Pero ¿qué quieres hacer al respecto? ¿Volver a París, intentar algo con ella, hacer como si nada?

Mysie se sumió en sus pensamientos antes de responder.
—No estoy segura de lo que quiero. Esta situación es complicada. No solo está mi historia con Narcissa, sino también Harry y la amenaza que se cierne sobre él.
—Deberías seguir tu corazón, Mys. Ya has sacrificado mucho por nuestra seguridad y la de Harry, pero no dejes que tu propia felicidad quede en segundo plano.

Mysie miró a Régulus, agradecida por su comprensión.
—Lo tendré en cuenta. Por ahora, creo que necesito tiempo para procesar todo esto.

La luz tenue del salón envolvía a Mysie y Régulus mientras continuaban su charla. Régulus se recostó en el sillón, observando a Mysie con una expresión de complicidad.

—Mysie, sé que esta situación es compleja, pero mereces ser feliz —comentó Régulus, su tono tranquilo revelando un sincero deseo de ver a su amiga encontrar la dicha. —Si hay algo que aprendí es que la vida es efímera y que debemos perseguir lo que realmente nos llena.

Mysie suspiró, reflexiva.
—Supongo que tienes razón, Rég. Pero hay tantos factores en juego.
—Entiendo que no es algo que puedas decidir de la noche a la mañana. Pero piensa en ello, en lo que realmente quieres. No dejes que el miedo o la obligación dicten tu camino.
—Lo intentaré —prometió Mysie, esbozando una sonrisa agradecida. —¿Y tú, Régulus? ¿Qué hay de ti? ¿Alguna noticia interesante en tu vida?
—Nada tan fascinante como tus dilemas amorosos, querida amiga. Estoy enfocado en mi trabajo en Hogwarts, impartir clases me llena de satisfacción. Además, Sirius y yo hemos estado planeando algunas travesuras. Necesitamos equilibrar la seriedad con momentos de diversión.
—Me alegra que hayas encontrado tu lugar en Hogwarts, Régulus. Y respecto a las travesuras, siempre has sido un bromista astuto —comentó Mysie, recordando los días en Hogwarts cuando las risas eran más sencillas.
—No te martirices por lo de Narcissa ¿vale?
—Ojalá quisiera a Lucius.
—¿Qué?
—Ojalá estuviera enamorada de su marido. Ojalá Cissy estuviera enamorada de Lucius.
—Mysie ¿por qué dices eso?
—Porque al menos así no me sentiría tan mal, Régulus. —Mysie miró fijamente a Régulus, sus ojos revelaban una mezcla de melancolía y resignación. —Sé que suena egoísta, Rég, pero a veces pienso que si Narcissa realmente amara a Lucius, tal vez mi propio dolor sería más llevadero —confesó Mysie con sinceridad. —Sería más fácil si ella pudiera encontrar la felicidad en su vida actual, incluso si eso significa que yo tengo que aprender a lidiar con mis propios sentimientos.

Régulus la observó comprensivamente.
—Mysie, todos merecemos encontrar la felicidad, incluso si eso implica aceptar que nuestro camino no siempre es el que imaginamos. Pero recuerda, tu felicidad también importa.
—Lo sé, Rég. Y sé que no puedo controlar los sentimientos de Narcissa ni los míos propios —suspiró Mysie. —Solo espero que, de alguna manera, encuentre la paz en su vida y que yo también pueda seguir adelante.

Régulus asintió, apoyando a su amiga en silencio. La complejidad de las relaciones tejía una red intrincada, y ambos compartieron un momento de comprensión mientras enfrentaban juntos los desafíos que la vida les presentaba.

—Ha preguntado por ti. Te echa de menos —añadió Mysie.
—Y yo a ella —ladeó una sonrisa Regulus.
—Me ha hablado de los Horrocruxes Régulus. Tenemos que destruirlos... Todos. Solo así podremos librarnos de él.
—Cuenta conmigo.
—Mañana iré a Hogwarts a por la diadema de Rowena. Helena debe saber dónde está.
—Siempre te llevaste bien con su fantasma.
—Pasaba mucho tiempo en la torre, se volvió mi confidente más leal. Escuchó muchos de mis llanos cuando tu prima y yo rompimos.
—Yo a por el guardapelo de Salazar.
—Se encuentra en la cueva de los Inferi. Ten mucho cuidado Regulus. Ten es una joya de mi padre. Rómpela y me llevará hasta ti.
—¿Cuantos hay?
—¿A parte de esos dos? Cuatro más. Aunque no sabemos cuáles son. Narcissa está investigando. Me dirá algo cuando lo sepa.
—Bien.

OVER TIME (Narcissa Black)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora