4 | Deber

944 132 9
                                    

—Ese encuentro fue muy extraño, no pude averiguar siquiera su nombre. Huyó tan pronto le pregunté.

Obviamente, evitó contar ciertos aspectos de la historia, como que estaba escuchando a hurtadillas. Cambio sutilmente esa parte por una en la que daba un ligero paseo buscando a su dama de compañía.

Aether acomodó mejor su postura para que la modista tomara sus medidas, su boda sería en unos días y necesitaba tener un traje adecuado.

Ganyu colocó su mano sobre su mentón mientras analizaba la anécdota. Frente a ella se encontraban varias muestras de tela con todos los colores posibles.

—Podría decirte quién era si me describes su apariencia física, conozco a casi todas las personas dentro del Castillo, Alteza.

Entonces le dijo lo que recordaba, poniendo énfasis en aquellos enigmáticos ojos color carmesí. Seguía estremeciéndose con solo recordarlos.

—... Y antes de irse dijo que no era tan importante como para saber quién era realmente.

La modista lo hizo girar en su lugar para tomar las últimas medidas, probablemente estaba disfrutando de escuchar sus desdichas.

—Creo que tengo una idea de quién podría ser.

Y eso sí que lo hizo feliz, no solo porque al fin podría saciar su curiosidad, sino que deseaba estar seguro de que no lo delataría de espiar en los aposentos reales. Sería todo un escándalo teniendo en cuenta que recién llegó y ya ha causado problemas.

—¿En serio? Entonces, ¿quién es? —Aether jugó un poco con las telas que seleccionó Ganyu de las que tenía inicialmente, tratando de lucir desinteresado.

—Ah, me temo que lo conocerá pronto y no hace falta que se lo diga yo. No se preocupe y no lo piense demasiado.

Esa no era la respuesta que quería, sin embargo, no insistió, seguramente de verdad no era nadie importante y le estaba dando más duda de la necesaria. Justo ahora debe enfocarse en cosas más importantes, como en su traje de bodas.

—¿Qué le parece colocar más dorado en esta parte, Alteza? —pregunta la modista, apuesto a que ella también se quedó con la intriga.

—Por supuesto.

༶•┈┈⛧┈♛

Tuvo días muy ocupados, apenas se libró de sus ocupaciones, se dirigió a los jardines. La zona más hermosa y su preferida del Castillo.

Sin duda, esta vez no solo iba a admirar la zona, también quería buscar puntos por donde escapar. Huir era algo en lo que no había pensado, pero últimamente encontraba que la situación anterior no le daba confianza, si algo sucedía prefería tener un plan B.

Observó por los grandes muros buscando alguna apertura, un descuido que pudiera aprovechar en su momento. Agradeció internamente que Ganyu tuviera asuntos que resolver fuera del Castillo y se haya ido en la mañana.

Le tomó más de lo esperado encontrar una pequeña puerta detrás de un gran árbol, supuso que lo ocupaban los jardineros para entrar y salir del Castillo sin tener que caminar hasta la gran salida principal.

—Me temo que no tiene permitido salir por ahí —habla aquel guardia que lo escolta desde hace un rato. Le había estado ignorando, ahora no podía hacer lo mismo.

¿Cómo era que se llamaba? Xiao. No podía olvidarlo porque, básicamente, cuando intentó pedirle que no lo acompañara, se negó y se presentó como un Guardia Real diciendo que es uno de sus deberes protegerle.

Cuando voltea hacia el hombre tras él, está serio al punto en el que parece enfadado. En cierta forma es atractivo, considera toda una lástima el no poder conocerle más.

—No tenía la intención de salir, simplemente estaba paseando y...

—Y se encontró con la puerta que está en un lugar poco visible, por supuesto. Una simple coincidencia —le interrumpió.

Se sintió avergonzado ante el descubrimiento de lo que estaba haciendo, igualmente tendría que intentar disimular lo mejor posible.

—Puedes creerme o no hacerlo, no me interesa.

—Como miembro de la Guardia Real que soy, puede confiar en que no necesita estar alerta frente a mí.

Lo sabía, pero necesitaba seguir arriesgándose. No podía simplemente decir: Quiero irme, déjame hacerlo.

—No estoy alerta porque no quiero huir, puedo asegurártelo.

No parece creerlo, ve sus ojos hacerse más pequeños en señal de sospecha. Aether quiere que le crea.

—Si quiere irse, yo puedo ayudarle.

Es en ese momento que su mente se desconecta. Podría ser una trampa, lo dijo de la nada, como si hubiera estado esperando para proponérselo. Viéndolo de otra forma, era una buena oportunidad para huir, sería más fácil si recibía ayuda.

Y luego estaba que no era cualquier persona, es un Guardia Real. Lo que dijo está en contra de sus normas, se convertiría en un desertor. Solo con pensarlo no le creyó.

—No puedes hacer eso, ¿eres consciente de las consecuencias?

Xiao le lanzó una pequeña sonrisa, como si hubiera recibido un cumplido.

—Eso no es un "no", Alteza.

Ese sujeto leyó entre líneas, Aether no sabía qué decirle. Claro que no era un rechazo porque todavía no decidía cómo probarlo para saber si hablaba en serio con lo de ayudarle.

—Mi boda será pronto, no deseo salir de este Castillo. Tengo un deber.

Dijo aquellas palabras que tenían peso en su mente, estaba asustado por ellas.

—¿No cree que si de verdad quisiera que todo eso pase, entonces no tendría que buscar otra alternativa? Como huir, por ejemplo.

Y entonces se sintió acorralado, de pronto ya no quería seguir discutiendo con Xiao. Odia cuando alguien más se da cuenta de lo que siente, odia que puedan leerlo tan fácilmente y este Guardia tenía esa habilidad.

—Dime cómo me ayudarás, dímelo y lo pensaré.

El Guardia se relaja ante haber ganado por fin. Se toma la molestia de acercarse un poco más a Aether para explicarme su pequeño plan.

—Será difícil, pero si está dispuesto a arriesgarse valdrá la pena. Solo debe darme la fecha y yo lo arreglaré todo.

Un Compañero Para El Rey || Xiaether (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora