Perdón

152 18 21
                                    


8 de Julio de 1924, era taisho. Las crisis políticas y financieras del gran Japón asolaban a sus habitantes que Vivian en constante tensión, la movilidad social era muy difícil aún, pero la clase obrera japonesa no daba tregua y seguía trabajando más duro. Los nuevos aires de occidente traían un cambio cultural interesante y los pensamientos revolucionarios llegaban pronto al país del sol naciente. Aún era verano y el sonido de las dulces campanillas era las que acompañaban a Sakura y a Kaede, que ya desde muy temprano preparaban el desayuno, la pequeña estaba expectante pues según las noticias locales había bastante revuelo ya que habían oído que al barrio había llegado una singular mujer llena de esos aires revolucionarios del occidente:

―¡Sabes algo Sakura-san tal vez yo también asista a la universidad de señoritas de Japón!―Fantaseaba Ryoko avivando el fuego

―No hables disparates y concéntrate en el fuego. El agua debe estar caliente si queremos darnos un baño después de todo este trabajo...―reprendió Sakura, revolviendo la enorme olla de greda con sopa.

Sakura estaba demasiado ensimismada en sus propios pensamientos que no podía centrar su atención en las incesantes palabras de la pequeña niña. Cuando recordaba lo sucedido la noche anterior un extraño dolor en su estómago y una electricidad culposa inundaba su cuerpo. Sólo podía pensar en que Kaede sería la mejor chaperona que podía existir, por ningún motivo podía quedar sola junto a ese hombre.

―Buenos días.

La voz de su preocupación saludaba mientras entraba a la cocina, Sakura palideció se cubrió su cabeza con el pañuelo blanco de la cocina y se reverenció:

―Buen día. El desayuno está ya en la mesa señor.― Saludo incomoda.

Kaede inocente se reverencio acercándose a él para guiarlo a la gran sala donde estaba la mesa, Sasuke sonrió complacido y siguió a la dulce niña. La habitación bien ventilada tenía una enorme mesa de alerce con una deliciosa comida, había flores en un extremo y la campanilla sonaba al ritmo de la brisa de verano. Sasuke se arrodillo frente a la mesa, mientras la niña le servía té tal y como Sakura le había enseñado:

―¿Cuántos años tienes?―preguntó Sasuke curioso.

―9 señor― respondió Kaede llena de entusiasmo, la pequeña sabía que su mentor había escogido a ese guapo joven para que algún día fuera su esposo.

Era la era Taisho, una época donde las mujeres sólo podían soñar con algún poder casarse, tener una familia y dedicarse a ella devotamente, no había mayor triunfo. Desde pequeñas eran instruidas en ello, Kaede no era la excepción, aunque aquella idea no la entendía del todo, sabía que cumplir el propósito por el cual era instruida le causaba satisfacción. Observó a Sasuke beber del té y comer el arroz con cuidado. Era realmente guapo de eso no había duda. kaede se sintió feliz. Sin embargo, una imagen grotesca de su madre siendo golpeada vino a su mente, sintió un extraño terror y salió de la habitación. Un extraño vació siempre le acompañaba cuando pensaba en ella misma siendo mujer.

―¿Kaede-chan?― le hablo Itachi quien llegaba por el pasillo.

―¡Itachi-san!― Saludo alegre.

―estabas con una mirada tan triste que me preocupe, ¿Qué sucede? ¿acaso fallaste de nuevo en tus lecciones con Sakura-dono?―Preguntó Itachi con dulzura

―Nada de eso,¡ esta mañana recite muy bien los poemas mientras traía la leña y preparaba el desayuno!

Itachi sonrió acariciando sus finos cabellos, levanto la vista y vio a su prometida con una sonrisa cálida:

―Buenos días, mi señor.

―Siempre tan temprano, Sakura-dono.

Ella camino sosteniendo el lazo del cabello, Itachi se reverenció mientras ella se lo ataba con avidez.

El guardaespaldas de la prometidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora