Una mujer cerca de los treinta años corría a toda prisa por un oscuro pasillo, en un brazo cargaba a su pequeña bebe mientras que con su otro brazo mantenía sujeta la mano de su otra hija. Los gritos y las explosiones cada vez estaban más cerca de ellas, la mujer apresuro el paso hasta dar con una diminuta puerta de acero, puso a la niña más pequeña en el suelo para abrir aquella puerta y una vez abierta oculto a las dos niñas ahí dentro.
-Escúchame bien Laine – la mujer tomo el rostro de su hija – no salgan de aquí hasta que yo regrese.
La niña de ocho años observo a su madre con los ojos llorosos, sintió su rostro humedecerse por las lagrimas y entre sus brazos apretó el cuerpo de su pequeña hermanita.
-Mantengan el silencio y si no regreso recuerden que las amo más que a nada – la mujer beso las frentes de ambas niñas – sean fuertes y sobrevivan.
Las niñas se vieron rodeadas por la oscuridad cuando su madre cerró la puerta dándoles un último vistazo, Laine meció a su hermanita tarareando una canción para que esta se calmara ante la ausencia de su madre. Las explosiones y los disparos no disminuían al contrario aumentaban, la niña temía que sus padres no regresaran y se preguntaba qué sería de ellas si su madre no volvía.
Laine no sabía cuánto tiempo había pasado desde que su madre las había ocultado, quizá algunas horas de las cuales el sueño y la preocupación la vencieron. El llanto de su hermanita la despertó por completo.
-Tranquila Maeve, mamá volverá pronto – susurro en el oído de la bebe – por favor deja de llorar y abraza a copito.
En medio de la oscuridad Laine sujeto al pequeño oso blanco y lo puso en las manitas de la niña, sintió a Maeve sujetar al oso calmando así su llanto.
De pronto la puerta fue abierta bruscamente provocando el grito de ambas niñas, una fuerte luz cegó sus ojos por lo que se cubrió con una mano y con la otra se aferro al cuerpo de su hermanita.
-Laine, Maeve – la voz de su madre las tranquilizo y la mujer tiro de ellas hasta sus brazos – mis niñas.
Azara Moss sostuvo a sus dos hijas contra su pecho y lloro abrazada a ellas.
-¿Dónde está papá? – se atrevió a preguntar Laine al ver que su padre no estaba ahí con ellas.
Los ojos azules de Azara se cristalizaron aun mas por el llanto que no podía retener, se preguntaba que haría sin su esposo, ¿qué sería de ellas?, ¿Dónde vivirían?, ¿Cómo podría mantener a dos niñas ellas sola?
Lo habían perdido todo, su fortuna, su posición y su casa, Laine tenía ocho años y Meave tres. Dalton Moss, su esposo fue asesinado frente a sus ojos y ella no pudo hacer nada más que huir para mantener a sus hijas a salvo.
-Papá se fue y ya no volverá – Laine comprendió de inmediato esas palabras, su padre estaba muerto.
Las explosiones y los gritos seguían ahí afuera cuando la mujer arrastro a las niñas hacia la fría y horrible noche, siendo cuidadosa Azara logro llegar a salvo a su destino, sus frías manos temblaron al tocar la puerta frente a ella.
-Azara – del otro lado una mujer mayor con joyas extravagantes las recibió.
-Abuelatriz.
Los ojos azules de Azara brillaron por las lagrimas, su labio inferir temblaba y del lado izquierdo de su nariz había ligero rastro de sangre. La mujer mayor atrajo hacia sus brazos a la rubia permitiéndole llorar.
A sus espaldas dos niños observaban curiosos a las niñas Moss paradas en su puerta, esa no fue la primera vez que las Moss tocaban la puerta de los Snow y por supuesto que no sería la última.
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▪︎ BAD ROMANCE ▪︎ || CORIOLANUS SNOW
Fanfiction~Los días oscuros le arrebataron a Laine Moss la vida que conocía, su familia cayó en la desgracia y sobre sus hombros caía el peso de restaurar el honor de su familia. Laine tiene una meta y esa estar en el punto más alto sin importar lo que tenga...