capítulo 3

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A Lucas le había gustado Violeta, pero también todas las amigas que ya tenía fichadas por el instagram de ella. Era miércoles y aún no se había callado sobre lo linda que era su compañera. En este momento, llevaba media hora en el sofá suplicándole a Martin que se inventara cualquier excusa para que quedasen todos juntos. No le importaba cómo, cuánto antes mejor.

- ¿Qué pintas tú con mi amiga del teatro? Siempre estás igual Lucas. - Lo empujó para apartarlo, estaba casi completamente encima suya en el sofá. Estaba acostumbrado a que fuese un cargante en ocasiones, pero hasta el mayor sabía que no le hacía gracia que andase saliendo con sus amigas.

- Por favor Martin, te juro que no te vuelvo a pedir nada hasta por lo menos un año. - El chantajeado lo miró de reojo con un tono amenazante. Sabía que aquello acabaría siendo mentira. - Dale amigo, lo juro.

- No me vas a convencer.

- Pensalo, podría venir el confundido también.- Martin no pudo controlar la elevación de sus comisuras, aunque fuese algo tan leve e imperceptible. - ¡Ah! ¡Ves! Te pillé la sonrisa, wachin. - Se ganó finalmente el cojinazo que recibió, con suerte le daba con la cremallera.

- Tengo que terminar de pensármelo. - En realidad no había nada que pensar, pero no se lo iba a admitir a su amigo. Lucas sabía perfectamente que tras ese cambio brusco de opinión venía lo que quería conseguir.

- Tu pija ya lo tiene más que decidido.

- A la tuya cada día le quedan menos segundos de vida. - Le volvió a tirar el cojín y se fue a la cocina ignorando la risa del uruguayo.

Cuando estuvo solo, sonrió al pensar en el castaño y en la posibilidad de verse de nuevo, inevitablemente. Se encontró a sí mismo agitando su cabeza para borrar ese pensamiento.

Mientras preparaba su ensalada para cenar, maquinó toda la conversación que tendría con Violeta para que sonase natural su petición. Sabía que no habría ningún problema, en varias ocasiones la pelirroja le había avisado para salir y él, por una razón o por otra la había rechazado.

No lo pensó más y le mandó el mensaje, rápido obtuvo la respuesta afirmativa de su amiga. A la misma vez, sonó el timbre.

- No te muevas. - Dijo irónico a un Lucas tumbado en el sofá ajeno al sonido del timbre. El otro solo le envió un beso como respuesta.

Detrás de la puerta se encontraban Ruslana y Naiara, sonrientes, con 4 cajas de pizza que se podían oler aún con la puerta cerrada.

- Chicas me acabo de hacer una ensalada. - Comentó apenado nada más ver las cajas amontonadas una encima de otra. Restregó la mano por su cara frustrado, ¿Cómo iba a comerse la ensalada habiendo pizza pero cómo no iba a comérsela si ya la había hecho?

- Pues la tiras, cari. - Naiara le dio un beso fuerte en la mejilla a Martin y se hizo hueco para pasar entre el cuerpo del menor y la pared. - Mi rey. - Exclamó cuando llegó a Lucas llenándole de besos.

- Llevas gloss, hija de puta. - La apartó riendo para después tirarla encima suya en el sofá. El favorito de Naiara era Lucas, ahí no pudo hacer nada Martin para competir, ambos tenían fijación el uno por el otro.

Dejó pasar a Ruslana y que colocase las pizzas en el salón, esperó a que el vasco se sentase en el sillón para colocarse encima de él, dejó un brazos colgar en el cuello de su amigo. En su grupo no existía ni se quería el espacio físico.

- Salimos el jueves. - Comentó Martin mientras cogía un trozo de pizza cuatro quesos.

Lucas aspiró sorprendido y aplaudió al escuchar a su amigo. - Te comería la boca ahora mismo.

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