capítulo 15

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Desde que se despertaron, la habitación sonaba a besos y a risa cómplice a bajo volumen. La persiana no estaba bajada del todo, haciendo que pequeños rayos de luz se colasen en el lugar, permitiéndoles verse el uno al otro. Aún seguían semi desnudos bajo el edredón pero la proximidad de sus cuerpos no les daba opción a sentir el frío. Se besaban una y otra vez, Juanjo sentía que no podía apartarse de su boca y Martin, encantado, se dejaba hacer. Las risas no venían acompañadas de ninguna conversación, a penas habían cruzado palabra esa mañana, sino de sonrisas amplias que acababan en risa, de unas cosquillas suaves por los costados o de la propia felicidad compartida.

No querían irse ninguno de los dos, Martin tenía clases prácticas en apenas una hora y Juanjo había quedado para estudiar en la biblioteca, sin embargo, Álvaro se encargó de romperles la burbuja antes que sus respectivas agendas.

Dio tres golpes fuertes a la puerta, sobresaltando a ambos, haciendo que Martin se abrazase más a su cuello.

- ¿Estás despierto, cabrón? - Propinó un golpe más y abrió la puerta. - Te comes mi helado y encima lo dejas en la... - Paró de hablar abruptamente cuando vio la escena en la cama de su amigo.

- ¿Por qué coño abres? - Juanjo se giró en dirección a la puerta, elevando el brazo de forma acusatoria. El sevillano, que estaba en shock frente suya, en cuanto reaccionó cerró la puerta de nuevo.

- ¿Y tú por qué coño te comes mi helado? - Dejó el último golpe antes de marcharse, aclarando que aunque le haya pillado en un momento comprometido seguía enfadado.

Martin no se deshizo de su agarre ni quitó la pierna que rodeaba la cintura del mayor en la corta conversación, por lo que cuando Juanjo se giró de nuevo encontró la misma imagen de antes que los interrumpiesen. Esta vez fue Martin quien besó la sonrisa del otro. Ignoraba al completo el reciente enfado del que también era su amigo.

- Con que el helado no era tuyo.

- Sabía que seguro te apetecía - Sin querer sonar cursi, añadió con rapidez. - además ya le compraré otro.

- Le sacaste provecho a que me apeteciese. - Juanjo rodó los ojos.

- Tu sacaste provecho desde que te invité a cenar.

- Te veía receptivo. - Juanjo rió y tomó algo más de distancia apoyando su cabeza en la almohada, pero Martin lo aprovechó para terminar de estar encima suya por completo.

- No iba a aguantar mucho más sin comerte la boca. - Admitió.

Martin quería responder con tantas cosas que creía impertinentes si las pronunciaba en voz alta, como que nunca deberían haber sido amigos, que tendría que haber mandado a la mierda a Daniel en la primera fiesta que supo de él y les hubiese ido mejor, que jamás le perdonaría que no le hubiese besado la noche anterior pero no quiso ser un bocazas y no optó por ninguna de ellas, se limitó a algo más sencillo.

- No te hubiese dejado estar un día más sin hacerlo.

Por besarse quince minutos más, mientras jugaban a ver quién besaba al otro por última vez, casi no llegaban ninguno a sus citas universitarias. Juanjo aún lo tuvo peor, porque no iba a dejar que Martin fuese a la universidad en otro transporte que no fuera su coche. Podía decir que era porque si no no le daba tiempo a llegar, cuando la verdad era que quería rascar hasta el último momento de su tiempo juntos, y le dio muchísima vergüenza admitirse aquello a sí mismo.

Paró en doble fila frente a la portada principal de su facultad.

- ¿Mañana nos vemos? - Desabrochó su cinturón. Juanjo asintió con obviedad. Martin reprimió la sonrisa y se limitó a asentir, le parecía ridículo exponer lo feliz que le hacía saber que le vería mañana también.

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