capítulo 5

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Para mala suerte de los dos, la película que habían escogido era buenísima. Martin llevaba calculando cerca de 20 minutos cómo meterle mano sin que fuese violento, y el mayor estaba tan sumido en las escenas.

Fue Juanjo quien le dedicó la primera mirada directa, al contrario de las furtivas del vasco. Martin aprovechó el primer paso para deslizarse sobre el sofá, quedando casi tirado sobre él sin apartarle los ojos de los suyos. Lo miraba desde abajo, el más alto seguía incorporado en su posición dándole sensación de autoridad en aquel momento. Sentía que si hablaban todo se iría a la mierda, alguno de los dos se iría, alguien interrumpiría o sonaría el maldito teléfono.

Posó la palma de su mano sobre su mejilla y Martin aplazó una de sus manos al muslo del mayor, acariciándolo cada vez más cerca de la zona comprometida.

No podía creerse que lo tenía ahí, todo para él, después de tantas idas y venidas, y más aún cuando lo vio acercarse hacia él sin pedir permiso con la dirección fija a sus labios.

Martin creía caer en el sofá hacia atrás medio aturdido en el, cada vez, más acelerado beso aún con Juanjo en su boca. Antes de darse cuenta, lo había montado sobre él, dejando caer su cuerpo en el respaldo del sofá.

Un gemido salió de sus labios cuando el otro presionó sus caderas, de nuevo juntas, sintiéndose aún más cerca que el fin de semana anterior. Llevó sus manos al cuello del chico frente a él, mientras las manos de Juanjo viajaban por su abdomen recreándose en la zona del bajo vientre, apretándole los costados pegándole más y más a él.

- ¿No vendrá tu amigo? - Murmuró en su boca y Martin, aún negado a hablar se bastó con negar con la cabeza y adentrar la lengua cálida en su boca.

Mordió los labios de Juanjo con fuerza, oyéndolo quejarse, encontrándose a sí mismo gruñendo ante otra mordida en respuesta. Se sentía tan duro que dolía, el mayor gimiendo en su boca, sus miembros se frotaban juntos, vestidos y no era suficiente. Quería moverse pero las manos del mayor le aprisionaban.

Su boca se deslizaba por la piel de su cuello chupando, suspirando, hundiéndose en el olor de su piel que ya se atrevería a reconocer el menor.

Se separaron para sacarse de un tirón las camisetas. Deslizó una de sus manos por su piel con el fin de obtener su miembro entre sus dedos, jadeando al encontrarse con su piel caliente debajo suya. Sentía morir de placer, no era capaz de articular palabras, se convertían en jadeos y gemidos de pura complacencia. Volvió a tomar distancia para quitarle el cinturón y bajar sus pantalones, acabando por arrodillarse frente a él.

Martin no quería nada más que aquello en ese momento, sentirle dentro de su boca y hacerle ver todo lo que se había perdido las veces que lo había dejado. Nadie se lo haría mejor que él y lo sabía por las reacciones que podía sentir, y ver cuando elevaba los ojos para ver su rostro lleno de placer.

Rescató su aliento cuando Juanjo salió de él. Su pecho subía y bajaba en silencio, todavía nublado por el orgasmo. Volvió a subirse encima suya, con cuidado de no posarse sobre su zona más sensible, besándole con más lentitud, disfrutando el ambiente caldeado.

- Ahora yo.

Y ahora sí, no le dio tiempo a abrir la cremallera de sus pantalones que el cerrojo de la puerta les hacía saber que Lucas acababa de llegar. Martin reaccionó con rapidez cogiéndole de la muñeca, arrastrándolo prácticamente hacia su habitación.

- Mira que te lo dije. - Susurró. Apoyó la cabeza frustrado sobre la puerta de su habitación.

- Me dijo que no venía, yo qué iba a saber. - El menor optó por dejarse caer en su cama. - Se entera que te la acabo de chupar en el sofá y me mata. - Dijo en el mismo tono que Juanjo. - Está prohibido.

- ¿Te saltas las reglas de tu casa por mí? - Se acercó sentándose al filo de su cama, acarició el abdomen aún desnudo de Martin.

- No tenía opción a no hacerlo. - Tiró de su brazo hacia él con una sonrisa abarcando todo su rostro.

Iban a besarse de nuevo si no fuese porque habían escuchado la voz de Violeta reír junto a la de Lucas.

- No me jodas. - Juanjo se incorporó en la cama. Notó la tensión de su cuerpo, antes tan relajado. - Violeta no puede saber que estoy aquí.

El vasco lo miró con extrañeza. - ¿Por qué?

- Es una larga historia. ¿Qué hacemos? No quiero que me vea.

Martin sentía que todos estos intentos de huida tenían una correlación de la que no tuvo coraje a preguntar.

- Puedes contarme la historia hasta que se vayan a la habitación de Lucas. - Juanjo se mostraba reticente a esa opción, pero vivían en un quinto, y no tenía ninguna salida más que quedarse con él. Lo notaba lo suficientemente tenso como para saber que no iban a poder seguir donde lo habían dejado en ese momento.

- Salí hace poco de una relación y sobre todo, ella y Bea están convencidas de que tengo que ser una monja de clausura hasta dentro de 50 años. - Se dejó caer en la cama a su lado, mirando hacia el techo. - No creen que follarme a alguien más sea una buena idea.

- ¿Y tú crees que sí lo es? - Martin miraba su perfil, atento a los pequeños movimientos de su cara. Sus voces bajitas creaban un momento más íntimo.

- Yo creo que tengo que hacer lo me salga de los cojones. - Quiso reír al escucharlo tan basto. - No estoy con nadie, puedo hacer lo que quiera.

- Ellas te lo dirán porque creerán que es lo mejor para ti. A veces uno no ve lo que los demás sí. - Juanjo bufó.

- Si quieres no nos liamos más. - Martin rodó los ojos. Era obvio que la intención de su mensaje no era aquella pero el mayor se lo había llevado a su terreno.

- ¿Te vas a liar otra vez conmigo, Juanjo? - Su tono divertido consiguió que por fin le volviese a mirar con la sonrisa que hace unos minutos estaba algo más perdida.

Y sonó la puerta de la habitación de Lucas cerrarse.

- Vía libre, te quedarás con las ganas de saberlo. - Se levantó de su cama y buscó su camiseta sin éxito, seguía en el salón.

Martin salió delante de él revisando que no estuviese nadie. Le tiró su camiseta a la cara cuando ya el otro lo esperaba en el recibidor.

- ¿Necesitas paraguas? - El vasco estaba apoyado en el marco de la puerta y sin camiseta podía sentir como su pecho se helaba por el viento que entraba con fuerza.

- Me las arreglaré. - Cerró su abrigo y colocó su capucha. Martin pensó si hacerlo o no, pero acabó besándole antes de que se marchase y cerrase la puerta, no sin antes alcanzar a ver la sonrisa que el mayor le había dedicado.

No sabía si lo estaba haciendo bien o mal, pero no podía parar de sonreír.


Número desconocido:
"Espero que hayas guardado mi número ya"

Martin:
"quién eres??"

Martin no pudo contener la risa al imaginarse a Juanjo mosqueado por su indiferencia, aún más sabiendo que le podía ver la foto de perfil.

Juanjo:
"Definitivamente eres gilipollas"

Martin:
"perdona si me habla así lo voy a acabar bloqueando"

Juanjo:
"Olvídate lo de volver a liarte conmigo"



segundo capítulo del día porq estoy generosa y no lo quería dejar ahí, nos vemos pronto bonitas un besito <3

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