Narra Iván
Iba con mi compadre trébol, teníamos planeado ir a un antro así que en eso estábamos.
La verdad andaba muy feliz tenía mucho sin salir de antro, ya me hacía falta. Mi celular empezó a timbrar demasiado.
—Compa oríllese le están marcando, parece que tienen urgencia — baje la velocidad para orillarme a la carretera.
Era número desconocido, lo cual era raro y podía ser peligroso, alarmante. Sin más tome el celular y conteste.
Quede helado al escuchar esa voz, era mi apa' avisándome que se había fugado de la cárcel. Me dio una dirección en la cual se encontraba rápidamente volvimos a emprender camino hacia la dirección.
Venia con las manos temblorosas, me sentía feliz pero nervioso tenía tantos años sin ver a mi padre, soñaba con este momento más no lo esperaba ahora.
Mi compadre venía igual de nervioso que yo, pero trataba de disimularlo.
Después de un rato llegamos al lugar que me había indicado mi padre, me bajé rápidamente del deportivo tratando de buscar a mi padre después de unos segundos lo encontré agachado por un arbusto.
—Papá.. —corrí hacia el, lo ayude a levantar nos dimos un abrazo que duró minutos, las lagrimas salían tenía mucho tiempo sin sentir tanta felicidad.
—Archivaldo, te miras diferente mijo. — sonreí para dirigirnos al deportivo.
Nos subimos, me dirigí rápidamente a la casa del ratón era la que quedaba más cerca. El tráfico era un poco molesto para entrar al fraccionamiento.
Cuando por fin entramos una casa me llamo la atención, fácilmente sabía a quien pertenecía, hay vivía Adara, después del trato que habíamos hecho no la había vuelto a ver estaba cumpliendo mi parte, en realidad no del todo ya que no visitaba a mi hija como lo habíamos acordado.
La mire salir, para subirse a su mercedes AMG, al parecer había entrado duro al gym su cuerpo cambió para verse mejor. Trate de ver a mi hija de lejos pero no pude solo pude verla de espaldas.
Iban en pijama las huevonsillas, sin razón alguna una sonrisa se formó en mi cara, no presté más atención y seguí manejando a la casa del ratón la cual quedaba a unas cuadras.
[...]
Ya nos encontrábamos en el rancho acá en la sierra, ya hacía días que mi padre se había fugado las cosas andaban muy tranquilas lo cual me sorprendía.
—Archivaldo a mi oficina, rápido — no dije nada, solo me apeé del sofá donde estaba con mis hermanos para empezar a dirigirme con mi padre a la oficina.
—Dígame apa' para que soy bueno —
—Primero que nada, siéntanle vamos hablar
Me senté en la silla, quedamos frente a frente solo el escritorio nos mantenía alejados.