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Se escuchaba el canto de los pájaros aquella linda mañana, el sol estaba escondido entre algunas nubes opacas en el cielo, y la brisa fresca era suave y cómoda.

Max Verstappen, oficial de policía de la ciudad Manchester, Inglaterra, estaba al frente de uno de los tantos jardines para infantes que había en la ciudad.

Si se preguntan el por qué, se debía a qué numerosas veces habían ocurrido robos o intento de estos a los padres quienes solo iban a dejar a los niños a la escuela.

Era un enorme riesgo tanto para los adultos como para los pequeños, por lo que se tomaron la medida de poner oficiales al frente del jardín en el horario de entrada y salida o incluso durante el tiempo que los niños estuvieran ahí.

Bostezo algo adormilado todavía, tenía sus brazos detrás de su espalda estando en una pose firme y segura. Debía admitir que el uniforme se le hacía algo incómodo a veces, sobre todo aquellas botas que para su gusto eran muy cerradas. Pero no tenía nada que hacerle, era su uniforme de oficio y por lo tanto tenía que aguantárselo. 

—Buenos días señol policía—dijo una tierna voz proveniente de abajo.

Verstappen bajo su mirada de donde habia escuchado su saludo y sonrio al instante al ver a aquella pequeña con cabello castaño oscuro y unas pocas pequitas que cubrían su cara, era la niña que lo saludaba todos los días, a la entrada y salida de la escuela.

Cambio su semblante serio por uno cálido, y es que aunque no lo pareciera la debilidad de Max son y siempre serán los niños.

Se agachó a la altura de la pequeña quien seguía sonriendo alegre, acaricio la cabecita de la menor y sonrio al escuchar una pequeña risita proveniente de ella.

Amelia Pérez, la pequeña que desde le habían asignado su trabajo de vigilar aquel jardincito, siempre lo saludaba o le contaba una que otra cosa.

Adoraba a esa pequeña antes que a los otros, la manera educada de como lo trataba, que siempre lo trataba de "usted" y el como le hablaba emocionada al contarle cosas. La criatura le parecía sumamente adorable.

—Buenos días, Amelia, ¿cómo estás?

—¡Muy bien! Hoy vino mi papa a traerme, ¡mire, él!— índico con su dedito índice a un pelinegro que hablaba por teléfono. Lo observo curioso, hasta que vio como el chico colgó la llama y exaltado empezó a buscar algo con la mirada, se sintió un poco nervioso cuando lo vio acercarse.

—¡Amelia, acá estas!— dijo una vez que encontró a su hija, suspiro más aliviado y ser percato de la presencia del policía ahí.  —Ah, ¡buenos días! Soy Sergio, el papa de Amelia.— Se presentó con una sonrisa apenada, los ojos del rubio brillaron mientras lo veía embobado, el pelinegro era más que lindo, decidió levantarse para quedar a la altura, bueno, casi a la misma altura.

—S-soy Max Verstappen, mucho gusto.— Se odió internamente por haber tartamudeado así.

—Igualmente.— Y de nuevo otra sonrisa, la cual hizo que el rubio quisiera suspirar.

—¡Papi! Él es el señol policía que te dije, ¿lo podemos invital a casa?— Pregunto la menor aferrándose a la pierna de su progenitor y ese solo rio divertido.

—Algún día cuando el señor Max pueda corazón.— Respondió alborotando el cabello de su hija.

—Bueno... ¡Ahí está Marcos! Voy a ir con él, ¡chau papi!— le dijo al mexicano quien se agachó para besar la mejilla de la más pequeña para luego verla alejarse detrás de un pelirrojo a la entrada del lugar.

Sergio sonrió suavecito y volvió a levantarse. Le sonrió una vez más al rubio y con un "nos vemos" sacudió su mano y camino un poco hasta llegar a un auto color negro en el cual se subió para irse al instante.

Max quedó petrificado en su lugar, siguió con la mirada en vehículo hasta perderlo totalmente de vista.

Sacudió su cabeza un poco y se reincorporó en su lugar nuevamente.

El papá de Amelia era lindo, demasiado para ser exactos.

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Hola, les traiga está adaptación, de checo y max, ustedes no dimensionan lo que yo amo ese ship.

Historia original matedulce453

Papá y el señor policía / Chestappen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora