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—Entonces Maxie...¿Te gusta alguien no?

La pregunta de Carlos lo sobresalto de tal manera que casi tiro su café, se dio vuelta lo más rápido que pudo y sus mejillas se tornaron rojas.

—¿De dónde carajo sacaste eso?

—No te hagas el tonto conmigo, yo sé cosas.— Le respondió divertido caminado en frente de Max, este no se quedó de brazos cruzados y comenzó a caminar al lado del madrileño.

—Dime como lo supiste Carlos.

—Y se te nota, estás más imbécil que de costumbre.

Soltó un quejido al recibir un golpe en su brazo, pero lo cambio por una risa al ver la cara toda sonrojada del rubio.

—¡Eso no es cierto Carlos, a mí no me gusta nadie!

—Epa, ¿Quién le gusta a Max?

—Por el amor a dios Lando callate.— Tapo su cara con sus manos para evitar a toda costa que los otros vieran su sonrojo, Sainz y Norris solo se reían.

Hicieron que Verstappen se sentara junto con ellos, y no esperaron mucho para llenarlo de preguntas.

El primero en comenzar a preguntar fue Lando— ¿Cómo es ella? ¿Es alta, flaca? ¿Es rubia o cas...

—Primero que nada, ¿Es un él o una ella?— Lo detuvo Carlos mirando al rubio. Este agachó su cabeza apenado.

—E-es un él.— Respondió bajito.

—Viste tonto, aprende a preguntar primero.— Dijo el mayor de los tres retando al de rulos.

—Tienes razón, discúlpame Max.

—No hay problema, y respondiendo a tus preguntas... Él es más bajito que yo, es pelinegro y tiene pequitas, y es el chico más lindo, amable y perfecto que conocí.

Lo último lo dijo en una pequeña sonrisa, los contrarios se miraron sonriendo enternecidos.

—Además de que su hija es...

—¡¿Tiene una hija?!— lo interrumpieron preguntándole al unísono.

—Sí, es padre soltero.— Sonrió suavemente— Pero de eso no tengo problema, saben que me encantan los niños y a su hija le agarre mucho cariño ya. Deberían conocerla para que vean lo tierna que es.

Y como si las palabras de Max fueran escuchadas, las puertas de la comisaría fueron abiertas dejando ver la silueta de un chico sosteniendo la mano de una niña.

—Ah, ¡Max!— dijo el pelinegro dirigiéndose hasta el rubio quien se había levantado del su lugar yendo hacia él también.

—Sergio, ¿paso algo?

—Es que me tengo que ir, y la niñera está enferma, ¿Podrías cuidar a Amelia hasta que venga más tarde a buscarla, por favor?

—Está bien, no tengo problema. No estoy en mi turno de trabajo ahora.

—Muchísimas gracias Max, y en serio perdón por venir a molestarte en tu horario de trabajo.— Respondió más avergonzado, el más alto soltó una pequeña risita y le indico que no hacía falta.

—Bueno me tengo que ir ahora.— Se agachó besando la frente de su hija en forma de despedida y salió a paso rápido del lugar.

Max se quedó perdido viéndolo irse, hasta que un tirón en su pantalón lo trajo de vuelta a la realidad.

—¡Hola Max!— Saludo la infanta moviendo su manito la mano forma de saludo.

—Hola, Amelia.— respondió alegre alzando a la pequeña, está no perdió el tiempo y se aferró al cuello del contrario abrazándolo.

Se había formado una pequeña burbuja en dónde solo estaban el oficial abrazando a la pequeña quien sonreía.

—Max, ¿ellos so tus amigos?—pregunto curiosa asomando su cabecita sobre el hombro de Max viendo a los otros dos hombres atrás de ellos.

—No peque, esos de ahí ni de chiste son mis amigos— respondió dejándola sobre el suelo nuevamente, se dio la vuelta para ver cómo sus amigos lo miraban con cara de desaprobación, mostró una sonrisa altanera y los miro con gracia.

—¡Hola, me llamo Amelia!— dijo la pelinegra sacudiendo su manito en forma de saludo, Carlos y Lando sintieron su corazón derretirse al ver lo tierna que era la niña.

—Hola, peque, yo me llamo Carlos y él es Lando.— se presentó el madrileño señalando al rizado quien saludo a la menor con una sacudida de mano.

...

—Max, la puta madre, ¡Eso es trampa!, se quejó el rubio en un tono enojado.

—Cálmate Lando, mi auto le ganó al tuyo, le dijo cruzándose de brazos.

Los dos empezaron a pelear como niños chiquitos mientras eran observados por la pequeña Pérez quien solo se quedaba en silencio escuchando todo.

—dejen de pelear, hasta la niña se porta mejor que ustedes dos juntos— los reprimió Carlos mientras leía los papeles que tenía en el escritorio.

Al final decidieron cambiar de juego, por qué Lando se había indignado tanto que ya no quiso tocar ni un solo auto de juguete si eso significaba tener que jugar con Max,

Se escuchó la puerta abrirse y entro un pelinegro mirando para todos lados en busca de algo.

—¡Papi!— chillo la infanta levantándose del lugar para ir corriendo hasta donde estaba su padre.

Sergio sonrió agachándose para recibir a su pequeña hija en una abrazo, dejo un besito sobre su cabeza y acaricio su espalda.

Se enderezó nuevamente al ver a Max acercándose sosteniendo la mochilita la cual le pertenecía a Amelia, lo abrazó también y le agradeció infinitas veces por haber cuidado de su hija.

—Gracias Max, te juro que me salvaste cuando más lo necesitaba. Seguramente si no iba a esa reunión me terminaban despidiendo, muchísimas gracias,

—No es nada Sergio, siempre que lo necesites.

—Dime cuando tengo que pagarte.— dijo sacando su billetera de su bolsillo, pero lo detuvieron las manos de rubio.

—¡No es necesario! Lo hice para ayudarte, no hace falta.

Pérez lo miro medio inseguro —Bueno... Pero te invito a comer un día de estos, al menos acepta eso,

—Eso con mucho gusto,

Ambos rieron para luego despedirse, el rubio le dio un abrazo por última vez a la infanta y la observo irse junto al mexicano.

—Max sin duda alguna tienes que casarte.

—Obviamente, el tipo es superlindo y la hija es un angel, no encontrarás eso tan fácilmente.

—Ustedes cállense, que el día que me case ni siquiera los pienso invitar.

Las quejas de los contrarios hicieron a Max soltar una risa leve.

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Le saque la tela de araña a la historia jjsjs, perdón por no actualizar, de verdad que no se por que no lo hice, les juro que la siguiente actualización va hacer pronto y más rápida :)

Los quiero, adiós 🫂

Papá y el señor policía / Chestappen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora