𝑨𝒏𝒊𝒎𝒂𝒍 𝑪𝒂𝒏𝒏𝒊𝒃𝒂𝒍

01

Kokichi Oma...

No había nada, era como un inicio a una nueva vida. El ambiente era pesado, se podía sentir la humedad en este. El frío recorría mis pies hasta llegar a mi cabeza, mi pecho estaba helado, mis manos frías temblando y sobándose buscando calor. Todo mi yo estaba mal.

Mire hacia los costados a ver si había algo, pero la oscuridad de la habitación valía todo, ni aún abriendo mis ojos hasta lo último nada se podía ver...

Así pasaron horas y horas, nadie venía a ayudarme y sacarme de este lugar, sentía miedo, frío, sed y por supuesto hambre. Así pasaron las horas y aún nadie entraba, veía a los costados, al frente, hasta me movía de lado en ese lugar tratando de sentir un tipo de calor que me daría indicios de que alguien está conmigo, pero nadie estaba, solo habían cajas, una mesa, jeringas, un bate, un martillo, una botella de vidrio y algunas cosas afiladas que no logré reconocer pues todo estaba oscuro.

Seguía sentado en la nada apoyado en la pared esperando a que alguien viniera, pero nada.

Hasta que se escucharon pasos desde afuera. Ahí estaba mi oportunidad...
Empecé a acercarme a la pared de los sonidos y con mi mano derecha toque la puerta cuidadosamente, no sabía que me esperaba.

Empecé a buscar la manija de la puerta y una vez encontrada trate de abrirla, pero no funcionó. Seguía tratando de abrirla con más fuerza hasta casi romperla por desesperación, pero nada.

Los pasos se acercaron y escuché unas llaves moverse, estan apunto de abrir la puerta. Retrocedi hasta llegar a mi rincón y quedarme sentado a que la puerta logré abrirse por la persona detrás de esta. A los pocos minutos la puerta se abrió mostrando una enorme luz y una figura de color negro gracias a la contra luz.

La figura era de cabello corto con al parecer una gorra, se veía por la forma de los brazos que traía una camisa y era más que obvio que un pantalón de vestir con unos zapatos para la ocasión.

La figura apagó la luz, entro y prendió una vela de color blanco aromatizante.
—Disculpa por tardarme, tenía que tener todo listo— Entonces logré ver a la figura.

—¿Shuichi?— Que era lo que estaba pasando ¿Por qué está tan tranquilo? —Pense que ya sabías quién era... Bueno está bien, no importa— Hablo con un tono de cierta forma tímido.

—¿Q-Qué hago aquí?—

—Oh, no es nada, es un experimento... Tu sabes que me encantan los misterios y... Los asesinatos— El hablo como si nada, no mostró interés en ayudarme o decirme dónde estoy “Experimento” Esa no es la respuesta que busco.

—Shuichi... ¿Dónde estamos?—

—En mi sótano, tontito— Hablo con un tono ciertamente burlón, cada vez estaba asustando, recordaba las cosas que estaban al rededor nuestro y que aún me faltaban, era horrible.

—No me gusta este juego... Quiero irme...— Dije con una voz temblorosa, trate de ser firme, pero no pida imaginarme que pasaría ¿Qué pasa si Shuichi es malo? ¿Me matará? ¿Me torturara? ¿Qué haré?

—No puedes irte... O bueno hasta dentro de... Siete días, contando este te faltan seis— Hablo como si nada.

—Entonces... ¿Qué haré? Les dije a mis padres dónde estoy y con quién estoy... Ellos van a venir a ayudarme...— Hablé en voz baja casi inaudible.

—Antes de que quedaras inconsciente, desbloqueaste tú teléfono, aproveche eso y envié un mensaje nuevo a tus padres, adivina que envié...—