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Cuando le cuestionó a Vanessa que había pasado, ella todo lo negó.

"Solo tuvimos sexo", dijo, como si Peter fuera lo suficientemente tonto como para creerlo.

- no me mientas, te vi, estabas pálida.

Vanessa rehusó su mirada. E impacientemente contestó:

- no paso nada y tu viste mal, es decir, eres un adicto, ¿Cómo es que tú palabra es confiable?.

Fue cruel, como Vanessa nunca lo había sido, pero siendo honesto, Peter sabía que tenía un punto.

Al final descartó el tema. Y mientras Vanessa se perdía por las escaleras, Peter se quedó en el vestíbulo.

De todos modos, el tenía que esperar a Beck y el susodicho apareció quince minutos después.

Sus ojos azules fijos en Peter, contacto visual directo, a cada pasó, como si ya tuviera a su presa, apunto de saltarle encima.

Peter temblo ante la idea, totalmente inseguro de querer saber el porque.

Cómo sea el se atrevío a cometer un acto, posiblemente suicida, y acortó el camino, llegando a su encuentro.

Beck sonrió por esto.

Pero la atención de Peter fue pasajera, ya que el Omega rápidamente desvío su mirada.

Quentin extraño rápidamente la calidez de sus ojos. Tenía a Peter a su lado, si. Pero le era frío en comparación.

Ni siquiera sabía si el chico era así intencionalmente o si habia demasiada mierda en su sangre.

El había cambiado.

Beck se molestó, así que lo hizo a un lado empujándolo y camino a la salida, no tuvo que mirar hacia atrás, para saber que el Omega estaba siguiéndolo.

Sonrió contento, así estaba mucho mejor.

Tuvieron un viaje silencioso, ni una solo vez volteo hacia su lado. Permaneció en el asiento de pasajero, mirando el paisaje, demasiado entretenido.

Beck frunció el seño, está seguro que también gruñó en algún punto, pudo sentirlo a su lado, tensó.

Lo cierto es que Beck estaba tentativamente preocupado, luego del abogado, las cosas no volvieron a ser iguales, como si Peter se hubiera vuelto de piedra.

Aveces lo encontraba perdido entre sus pensamientos y Beck daría todo, contal de poder ver qué habia en esa pequeña cabeza.

Pero luego se recordaba a si mismo que Peter no era tan importante. No para el al menos, se negaba a creer que de alguna forma lo necesitaba. Esa fue una de las razones por lo que lo puso en venta, en primer lugar.

Es decir, Peter era lindo, quizás también inteligente. Aunque ahora era un desastre.

Pero más allá de eso, no tendría que haber nada en especial.

Por eso le molestaba tanto su existencia, por eso lo había vendido al mejor postor.

Había algo en Peter, que a Beck le hacía sentir, de cierta forma, inferior.

Y ahí estaba el de nuevo, lejos, como si Beck no fuera digno, sin importar que sea un maldito drogadicto. Cómo si el alfa no fuera nadie y Quentin no podía tolerarlo.

¿Cómo se atrevía Peter?.

No tardó mucho en llegar a lo que sería su hogar, y casi en el umbral lo atacó.

Lo empujó contra la pared y se restregó en el, como si fuera un animal y el un pedazo de carne.

A Beck le gustaba sentirse como un semental. Los demás solo eran yeguas en celo, que debía montar.

Y eso hizo, lo trato como lo que era y Peter cedió a el.

Beck ya no sabía si era por amor o por miedo, pero no le importaba, siempre y cuando Peter se sometiera.

Y el lo hizo, dócil como siempre. Pero aún así no era lo mismo, Beck lo sabía.

Había un muro entre ellos.

Su piel que alguna vez fue cálida y débil a su tacto, ahora era fría y dura como roca.

Peter copero, como si Beck fuera un cliente más, y eso lo molesto, por qué era su jodido dueño.

Lo llevo a la cama, rompió su ropa, lo asfixió y fue brusco, entró en el sin que el Omega estuviera preparado y espero lastimarlo.

Por que lo necesitaba, pero Peter mantuvo su mente en otro lado. Sus ojos fijos en el techo sobre ellos. El intentaba estar lejos.

Intento traerlo consigo entonces, cambio de posición sin salir del Omega, lo colocó orgullosamente sobre el.

Ahora Peter estaba arriba y Beck aún lo manejaba como un muñeco de trapo.

El Omega tenía una mirada baja, su rostro se había teñido de rosado, respiraba superficialmente, como alguien cuya fiebre le era mucha.

Estaba respondiendo a el. A su alfa, a la marca. Beck gruñó, ahora más aliviado, recordando que Peter era su maldito Omega.

Suyo.

Reparo en los pómulos marcados, en las clavículas que sobre salían, sus costillas. Beck lo sostenía de la cadera y sus duras manos parecían solo sostener huesos.

Beck lo vio como no quería verlo, tan delgado, tan vacío, tan cansado.

Ese era ahora su Omega, quien alguna vez fue lindo e inocente.

Beck no pudo tolerarlo más. Se alejo como si fuera fuego, lo saco de encima suyo empujándolo a un lado. Peter estaba sorprendido.

— estás hecho un maldito asco. — Peter lo miró y Beck continúo, levantándose. — parece que me estoy cogiendo un puto esqueleto.

Peter se veía avergonzado ahora, Beck pudo verlo hacer el intento de tapar su desnudes, de esconderse ante la mirada del alfa.

— lo siento. — susurro bajó, sus ojos escondidos entré sus pestañas, su cabeza ligeramente gacha.

— te vez asqueroso. — le aseguro con firmeza, lo vio temblar y le gustó.

Peter mantuvo silencio. Por qué el ya lo sabía.

Lo escucho moverse por la habitación, temiendo que quisiera entretenerse de otra forma con el. Beck tenía la mano pesada.

Se atrevío a echarle una rapida mirada. Beck se estaba vistiendo.

— voy a salir. — declaró y Peter casi se pone de pie, pero el alfa ya estaba ahí para empujarlo. — tu te quedas, casi me da vergüenza el que nos vean juntos. — rió. Pero Peter no respondió y no encontró lo gracioso en ello. El alfa lo tomo del cabello, Peter siseó, Beck lo hizo mirarlo. — ¿Me escuchaste?.

— si. — aseguro rápidamente.

Beck lo soltó. Busco entre sus bolsillos y encontró un fajo, liberó algunos billetes y se los tiró a Peter.

— pidete comida. — le ordenó, el asintió, viendo los billetes verdes sobre la cama. — y quédate en la puta casa. O no querrás saber lo que te haré.

El Omega lo miró tentativamente a los ojos y asintió. Quentin lo tomo de la barbilla y se inclino sobre el, para besarlo.

Cuando el alfa finalmente se fue, Peter soltó el aire que había estado reteniendo.

Se tiró hacia atrás en la cama.

El estaba jodidamente cansado.

El prostituto y el mercenario.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora