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Era principio del mes, por lo que Peter pasó toda su mañana, y gran parte de la tarde, anotando los nombres de los chicos en lista. El motel era un desastre de voces altas, todos, acostumbrados al sagrado ritual.

Hoy era el dia mas esperado por muchos, era el dia A: de anticonceptivos. Y como era lo usual el edificio se dividía en dos filas: pruebas de sangre e inyección.

Beck era meticuloso.

Lo primero que debían hacer todos era ir por una prueba de embarazo, hacían filas en la planta baja y esperaban su turno para que le saquen sangre. Esto, una vez echo, se dirigirán a la segunda fila, donde se esperaba su turno para el anticonceptivo.

Una inyección ligeramente dolorosa, que se ponia con regularidad una vez al mes.

Peter no participaba en estos sucesos, mas alla de ser una especie de portero/ administrador.

Tras la primera puerta estaba Martin, el era enfermero, un tipo de pocas palabras que prestaba sus servicios bajo la mesa, a cambio de una suma de dinero bastante tentable. Nunca tenía buena cara.

En la segunda puerta estaba el desagradable Will, escuchó por los pasillos que, al inyectarte, te obliga a bajarte los pantalones por completo e invade tu espacio personal, a veces acaricia sin ser invitado.

También escucho que recibió algunos puñetazos en la cara.

Cómo sea, Peter tenía un "cuidado" diferente, Beck personalmente se ocupaba de sus anticonceptivos, otras inyecciones dadas en una clínica de verdad.

Estos rituales a la clínica no fueron cortadas nunca, ni siquiera cuendo había sido desterrado al motel.

A Peter le molestaba este trato "especial", por qué generaba que sus compañeros lo aislarán del rebaño, como si el no fuese solo otra oveja en el matadero de Beck. Tenían está mala idea, del que el trato era mejor.

En fin, el estaba solo.

Sospechaba que así lo quería el alfa, jamás le gustó realmente que fuera cercano a nadie más que a el. Lydia, por ejemplo...

Su corazón dió un salto y se sintió profundamente triste, todavía no había olvidado a Lydia y nunca lo haría, fue como una hermana para el...

— Vanessa. — escuchó Peter decir.

Enderezó su postura para mirar y vio a Beck llamando a la dicha. La hizo salir de la fila en la que esperaba, y cerró la puerta de su oficina, una vez que estuvieron a dentro.

Peter pensó, ligeramente, en que eso era raro, Beck no solía interrumpir el ritual.

Pero la droga en su sistema le hizo perder el interés rápidamente. Mientras seguía tachando nombre de los ya vacunados.

Divagó entonces sobre Wade.

A veces le gustaba pensar en el, en sus cabellos rubios. Ahora casi rapado por completo, más cortos en sus costados, con líneas en diseño que lo hacia ver como un maleante. Se había burlado abiertamente cuando lo vio así, por primera vez, y el alfa, muy indignado había jurado que no volvería a intentar nada parecido en el futuro con su cabello.

Peter se preguntó que estaría haciendo ahora.

Hacia ya dos meses que eran prácticamente inseparables. Desde que el se había vuelto un cliente regular, y generoso. Cada vez que Beck lo mandaba a la esquina, Peter tomaba uno o dos trabajos y luego iba con Wade. Quien dejaba que asaltará su billetera sin reparos.

Lo hacia a espaldas de Quentin, claramente. No estaba seguro de estar haciendo algo malo, solo trabajaba menos, pero la experiencia le recordaba que cada vez que el estaba feliz, Beck se molestaba.

Y Peter era realmente feliz en sus tardes con Wade.

El sexo era maravilloso, todo lo era.

Es decir, con Beck, aveces, había humor. Pero no había nadie en el mundo que lo halla hecho reír como el reía junto a Wade Wilson.

Ni siquiera con Matt, con quién honestamente nunca fue tan íntimo. Ni siquiera recordaba haber reído con el.

La traición le ardió en las entrañas, se sintió molesto y lastimado. Pensar en Matt era una mierda. Y Peter pensaba en el muy seguido.

Aún que realmente, era cuando Wade sonreía, que Peter olvidaba.

Antes, en el principio, era un remplazo, pensaba en Matt incluso cuando era Wade quien estaba encima de el. Dentro de el.

Pero después del sexo y antes de el, descubrió que Wade era diferente. El alfa insistía en hablar, charlas de alcoba, podría decir.

Entonces el conoció a Wade Wilson, quien amaba los unicornios. Wade era gracioso y contaba historias interesantes, le gustaba comer; acompañado, si era posible.

Le gustaba que Peter comiera con el.

Cuando conoció a Wade, hubo un después.

Lo que Peter quería decir era que Wade era algo especial y cuando se estaba con el, no había espacio en la habitación para pensar en algo o alguien más. Por qué era el alfa quien era merecedor de tu absoluta atención.

A veces cuando lo besaba, era como si al retirarse, el aire se fuera con el. Peter se sentía entonces mareado, pero de una forma agradable.

Quizás por eso al Omega le gustaba pensar en el.

Cuando Peter levanto la vista vio a Vanessa salir de la oficina de Beck, estaba pálida.

Pensó que eso había sido rápido, demasiado para tratarse de sexo.

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¿Adivinen quién recupero su cuenta?.

Pedí y juré, que si la volvía a tener, publicaría toda la maldita saga de "Si puedes pagarme". Y después de 4 largos años, ¡He vuelto!.

Haré honor a mis palabras.

El prostituto y el mercenario.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora