Prólogo.

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Beck había abierto un club. Algo que  sorprendió bastante a Peter. Pues el imperio del castaño solo parecía extenderse.

Desde las esquinas con las que Beck había comenzado, con un par de putas de mierda. Hasta el prostíbulo disfrazado de motel barato.

El club, por otro lado, parecía estar completamente limpio. La prostitución solo era para clientes importantes.

Por otro lado, por muy sorprendido que Peter estuviera, las nuevas cosas no lo distraían lo suficiente para dejar de pensar en Matt, quien le había roto el corazón a pedazos.

Y como si eso no fuera suficiente, Beck lo había dejado. Si es que eso era posible. Quentin había abandonado a Peter en el motel, pues el consideraba que lo de Matt había sido poco mas que una infidelidad.

La mierda no podía ser mas grande, pensó Peter. Pero el mundo siempre lograba sorprenderlo y ahora Peter no solo vivía en un cuarto de mierda de un motel horrible, si no, que también había sido pasado a las calles.

Y ahora esto era lo que Peter era, una mierda, triste y sola. Sin Lydia, sin Matt. Solo y destrozado.

El creía que no había palabras para lo mal que se sentía. Sencillamente se encontraba mas abajo que el suelo, destruido emocionalmente y solo podía llorar en la soledad que le brindaba un cuarto donde el se veía obligado a practicar el sexo.

El estaba destruido. Y hartó de llorar.

Vanessa no se encontraba mejor, la pobre estaba tan desilusionada de la vida. Estaba, al igual que el, condenada a Beck. Pero al menos ella estaba en el club y lo tomaba con mas gracia.

En cambio, las noches eran malas para Peter, las esquinas eran sucias y el barrio peligroso. Pero nada podía hacer el para convencer a Beck de que el merecía estar en el motel. Lo único bueno, eran las noches en donde Beck lo mandaba al club.

Pero resumiendo la mierda. Peter estaba jodido.

Al menos ya era verano. Nueva York era demasiado frío en el invierno. Pero ahora, con el calor del verano, incluso las noches no eran tan tortuosas. Si no que estas eran cálidas y aliviaban momentáneamente la mierda interna del omega.

El intentaba solo seguir. No era una tarea fácil, pero al menos ya no lloraba por las noches. Lo que Matt le había echo había sido jodido, pero Peter fue jodido de muchas formas antes y si algo aprendió de Beck, es que ahora debía ser un chico mas listo. Lo que importaba era el dinero.

El dinero compraba drogas, las drogas compraban felicidad. Matemáticas hijo.

¿Y que más daba que tuviera que enrollarse con tíos distintos?, Peter compraría su jodida felicidad. No mas decepciones para el, no mas lágrimas.

O al menos eso se decía, pero en los momentos mas íntimos y solos, el solo pensaba en la mierda que fue Matt.

Pero vamos, el había sobrevivido.

O eso quería creer. Mientras encendía un cigarro. Fue entonces cuando un auto dobló la esquina violentamente, y mientras este seguía en marcha, un rubio fue arrojado a sus pies.

—¡Joder! — vociferó el tipo colocándose de pie. Antes de reparar en el omega, quien lo miraba con un interés breve. El rubio entonces sonrió al castaño. — era un amigo.

Peter sonrió de lado, soltando el humo: — por supuesto. — concordó divertido.

El rubio lo observó con interés: —¿Te conozco? — pregunto, pues se le hacía ligeramente familiar.

— posiblemente — se limitó a contestar, dando otra calada.

El alfa estiró la mano, en señal de que le pedía que compartiera un poco de su yerba y Peter se lo pensó, antes de pasárselo.

— soy Wade — se presentó, llevándose el cigarro a la boca.

Peter sonrió mas juguetón: — Peter.

El rubio le sonrió de vuelta. También coqueto, antes de soltar el humo. Entonces hablo nuevamente: — mi departamento esta cerca. — dijo simplemente. Y eso... Bueno eso fue suficiente.

Suficiente para Peter. Quien se dejó llevar.

Cuándo pisaron el lugar y la puerta se cerró, Peter no dudo en lanzarse a los labios del rubio, rodeándolo con sus brazos. Wade correspondió gustoso y rápidamente se encargó de quitarle la musculosa negra al chico. Peter bajó sus manos entonces, hasta llegar al cinturón del rubio, fue allí cuando separaron sus bocas en busca del aire, en cambio, sus frentes se juntaron, mientras Peter peleaba con el cinto.

Wade aprovecho el respiró para tocar la piel blanquecina, paseando sus manos por el hombro del chico, el cual se sintió raro bajo al tacto. Wade sabía bastante de la anatomía y los procesos de curación, el mismo era un peligro andante. No había hueso que no se le haya roto: —¿Te dislocaste el hombro?. — murmuró y Peter murmuró también en respuesta, terminado por abrir al fin el cierre de Wade. Metiendo su mano, mientras lo miraba entré sus pestañas.

Wade entonces lo beso, dejándose manosear por el Omega, mientras sus manos seguían explorando el cuerpo ajeno, fue entonces que su mano cayó en el vientre de Peter, sintiendo el surco de una cicatriz.

—¿Te apuñalaron? — murmuró, acariciando ese lugar.

— un órgano interno que requería cirugía — se limitó a responder, lamiendo el labio ajeno, antes de lentamente descender.

Wade soltó un jadeo cuando la mano fue reemplazada con la tibia boca del chaval, fue entonces que dejo que sus dedos se enredaran en la melena castaña del omega. Mientras este le practicaba una mamada.

—¿Encontraré mas cosas en ti? — murmuró roncamente. Peter río, colocándose de pié.

— puedes intentarlo — respondió en un susurro, mientras se daba la vuelta coquetamente, para caminar hacia el dormitorio desabrochando sus pantalones.

Y aun cuando el meneó de sus caderas eran una delicia, Wade viajó la vista hacía su espalda, para dejarla en su omóplato donde una marca de propiedad se dejaba ver.

Fue allí que Wade le recordó.

El prostituto y el mercenario.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora