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El gemido del Omega se alzó altanero por el cuarto, opacando el chirrido incesante de la cama, la cual se movía con cada embestida dura que proporcionaba el dueño del lugar.

—¡Joder si!, ¡¡Si!!, ¡Mas fuerte, mas fuerte! — pidió el castaño abrumado por las sensaciones, sintiendo como era bien jodido por el alfa.

El rubio sobré el tomó su cabello, tirando su cabeza hacia atrás, para atrapar entre su boca la manzana de Adán de Peter y luego morderla duramente.

El placer mezclado con el dolor, no hizo mas que elevar la presión en Peter y esté, como resultado, liberó su ser en la estocada siguiente, soltando un lastimero gemido complaciente. Wade por otro lado, quedó firmemente atrapado entré sus paredes y no soportando la presión en su miembro, terminó por derramarse dentro del chico. Quien gimoteó bajito al sentirse llenado.

Una vez Wade terminó de llegar, soltó el cuello del Omega, lamiendo al ver ligeros rastros de sangre surgir. Y fue subiendo sobre el chico quien respiraba rápidamente, lengüetiando el sudor de ellos, que se había entré-mezclado por la actividad. Peter río por las cosquillas que le provocaba Wade, antes de apartarlo.

— deja eso — murmuró juguetón y Wade se acercó a su rostro sonriente, para robarle un beso más.

— Peter, eres jodidamente delicioso — alabó el alfa sonriente, mientras paseaba su nariz por la mejilla del alfa, en una caricia.

Terminando en su cuello, donde olfateó momentáneamente, oliendo la satisfacción que emanaba del chico. Wade supo que lo había echo bien.

Peter cedió espacio en su cuello, dejándose mimar por el alfa, mientras acariciaba, de forma distraída, la melena rubia y alborotada. Entonces suspiro posando su vista en el techo. Se quedaron en silencio, con Peter sintiendo la respiración tranquila de Wade en su cuello y al cabo de un tiempo bastante largo, Peter se dió cuenta de que Wade había cedido, cayendo dormido en los brazos de Morfeo.

Sonrió un poco, al ver el perfil del alfa. El cual era muy atractivo. Para después apartarse de su lado de forma cuidadosa, queriendo no despertarlo. Una vez se vio lejos de los brazos ajenos, el se deslizó de la cama.

Sus pies descalzos tocaron el suelo y tras un leve crujido Peter temió haber despertado al sujeto. Por suerte para el, Wade solo protestó cambiando de posición, antes de soltar un quedó ronquido.

Peter hizo una mueca, viendo la silueta desnuda del alfa, desde sus anchos hombros, bajando por su trabajada espalda hasta la curva que se elevaba de su magnífico trasero bien trabajado. Peter realmente gozó la vista.

Pero volviendo a su realidad, el término por ponerse de pie, para tomar sus bermudas del suelo y colocarselos sin mucha reverencia. Luego tomo sus desgastados zapatos bajo de gamuza cafés. Y una vez se los puso, buscó entre la oscuridad del suelo los pantalones de Wade y al encontrarlos camino muy silenciosamente hacia ellos, para tomarlo del suelo entre sus manos y buscar silenciosamente una billetera.

No había tal cosa, pero si había una bolsa de cocaína y eso a Peter le bastaba. Aun así, a Bel no le haría gracia.

Sin querer pensarlo demasiado salió del cuarto, caminando hacia la puerta con elegancia, levantando su musculosa del suelo en el proceso. Y una vez en la puerta, apunto de salir, volteó interesado. Caminando hacia los gabinetes que se alzaban sobre la cocina. Si se podía llamar cocina a una mesada, una estufa y una pequeña mesa redonda junto a una ventana. Pero Peter no era quien para juzgar, el vivía, momentáneamente, en un cuarto de mierda de un prostíbulo.

Al fin de cuentas el se desplazó hacía los gabinetes y los abrió con sumó cuidado. Lo que había adentro eran tres latas de sopa caducada, una garra de galletas y una caja de cereal.

Peter conocía a los tipos como Wade, por lo que optó por tomar la caja de cartón y abrirla.

— ¡Joder! — soltó impresionado. Encontrándose con un gran paquete con lo que sería mas cocaína.

Se tapó la boca entonces y dejando los cereales en la mesada, tomo muy cuidadosamente el garrón de galleta, sacándole la tapa se encontró con lo que buscaba: dinero, tal vez nueve mil dólares o más. Contentó con ello, tomó un puñado de dólares entre su mano y se llenó los bolsillos de su bermuda. Pensando en que con ello bastaba y dejando el resto en el gabinete. No necesitaba robarle todo su dinero.

Sacó la bolsa de cocaína y buscó en los cajones de abajo alguna bolsa de cartón para poder trasladarla sin mucho drama.

Lo que halló fue un arma Glock 23. Fue allí que Peter decidió dejar de hurgar en la casa ajena. Tomando una bolsa de tela de compra, con dibujos de tomates y dejando la cocaína allí. Se puso la musculosa y salió por fin de aquel departamento. Cerrando con cuidado la puerta.

Afuera, una señora de piel oscura con lentes, en la casa de al lado, regaba el buzón, en vez de la planta de marihuana a su lado.

Peter pensó seriamente tomar la planta, pero se dijo que no había caído tan bajo para robarle a una viejita ciega. El en cambio, saludo amablemente a la mujer.

—¿Wilson?, ¿Que le paso a tu voz? — pregunto entonces la señora.

— no soy Wade, soy un amigo — respondió entonces.

— oh. — susurro la señora, antes de dejar de regar el buzón. — anoche creí que te partiría en dos dulzura. — soltó entonces. Logrando que Peter riera por ello.

Y fue así, que en medio de la madrugada, mientras el sol se asomaba por el horizonte, que Peter caminaba despreocupado en aquel barrio bajó, en bermudas y musculosa, sudando por el calor, con una bolsa de compras en la mano. Con dinero en sus bolsillos delanteros y una bolsa pequeña de cocaína en su bolsillo trasero.

Dios bendiga a Wade Wilson.

El prostituto y el mercenario.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora