ONÍRICOS

Los Atajos

Estaba corriendo, era un camino que antes utilizabamos mi primo y yo para ir de vereda en vereda. Le deciamos atajos,  teníamos que pasar algunos potreros y correr para que las vacas y los caballos no nos fueran a pisar. Pero era diferente esta vez, corría. Hacia un sol estupendo que se perdía muchas veces con el verde  que en  todas partes se podía ver. Para algunas personas pudo haber Sido algo muy cercano a un paraíso. Yo sin embargo, sentía que mi corazón se iba a salir de mi pecho, no podía respirar, pero aún así seguí. Rutas extrañas se mezclaban en mi cabeza. Pero eran conocidas, así que no tenía miedo sentía que algo me perseguía y seguí corriendo. Depronto miro a mi derecha y parte del camino antes verde se conviertia en un lago. Pude ver una variedad de peces increíbles. La mayoría me parecían aterradores, pude ver unos cocodrilos pero a esos no les tenía miedo. Logré ver lo que parecía ser una ballena y una orca. Depronto miré un pez que se devoraba los otros peces. Pude sentir la maldad en ese ser y cómo me miraba con ganas de comer. Era un Alfa. Porque apenas corrí los demás peces me siguieron como si él los hubiera mandado. Saltaban del agua para atacarme. Algunos incluso  después de saltar seguian corriendo atrás mio y evolucionando a su vez. Era aterrador, pero salí de esa parte de los atajos y terminé en una calle, seguí caminando. Me encontré en un punto estraño habían carreteras que te llevaban al mismo lugar solo que diferente aventura si se podía decir de esa manera. Me encontré con mi madre. Me dijo que esperara que su marido nos iba a llevar. Esperé, el carro llegó. Él llevaba a más personas. Decidí colgarme de atrás y no quitarle el puesto a nadie. Madre sí se fue con él adelante. Subíamos una pendiente demasiado pronunciada. Sentía al carro andar en dos llantas. Pero gracias a eso podía ver una gran cañon que lo atravesaba un río como si constantemente partiera la montaña y a al corte que hacía a cada lado crecia un verde lleno de vida.