Encarcelado en el pasado

Capítulo 86: El precio de servir al Señor Oscuro

Centro de retención del Ministerio, Castillo de Mearn, Escocia, 9/5/1993, 15:06

Auror Proudfoot estaba haciendo su ronda por la antigua prisión del castillo anticipando ansiosamente el final de su turno en menos de una hora. Sólo había cuatro aurores de servicio aquí, aunque eso era más que suficiente para manejar las tareas del día a día. Había alrededor de una docena de prisioneros aquí, todos mortífagos o personas demasiado peligrosas para ser colocadas en el sistema penal muggle.

Los prisioneros permanecían en sus celdas casi las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana, por lo que cuatro aurores eran guardias más que suficientes. Los guardias solo interactuaban directamente con los prisioneros un día a la semana y eso era solo para acompañarlos a las duchas y de regreso a sus celdas.

Estaba a punto de doblar por el pasillo que conducía a las celdas y el edificio comenzó a temblar violentamente cuando sintió un dolor abrumador en la cabeza como una migraña solo mil veces peor. Proudfoot cayó de rodillas y se llevó las manos a la cabeza mientras intentaba inútilmente escapar del dolor. Para empeorar las cosas, un chirrido ensordecedor llenó el aire cuando las salas de alerta de la prisión se activaron haciéndole saber que las protecciones sobre el castillo estaban bajo ataque.

Sin que el auror lo supiera, todas las demás personas que conocían el secreto de esta prisión estaban sufriendo la misma incomodidad cuando el amuleto Fedelius fue destrozado de adentro hacia afuera.

El dolor en la cabeza de Auror Proudfoot siguió aumentando y aumentando hasta que de repente hubo un sonido ensordecedor de ' CRASH ' que reverberó a través del antiguo castillo y el dolor en su cabeza comenzó a disminuir dejándolo muy atontado.

¡No tuvo tiempo de pensar realmente en lo que había sucedido antes de que una serie de explosiones sonaran en lo alto y se dio cuenta, con una sensación de hundimiento en el pecho, de que estaban bajo ataque!

Auror Proudfoot se puso de pie y comenzó a tambalearse por el pasillo hasta la puerta que conducía al vestíbulo de entrada. Casi había llegado a las escaleras cuando un familiar hechizo verde lo esquivó por un pelo. Mirando hacia lo alto de las escaleras, vio docenas de hombres vestidos de negro con máscaras de color blanco hueso que bajaban las escaleras hacia él.

Levantó su varita pero para entonces ya era demasiado tarde para hacer algo más que lanzar un hechizo de escudo apresurado. Afortunadamente, sus atacantes estaban usando hechizos contundentes estándar que su escudo podía detener, pero aún así lo empujaban hacia atrás cada vez que un hechizo lo golpeaba.

Todos menos dos de los invasores avanzaron por el pasillo hacia las celdas de detención mientras los dos mortífagos restantes continuaban golpeando sin piedad sus escudos con hechizos que le impedían hacer algo más que reforzar sus escudos.

No tenía idea de cuánto tiempo lo tuvieron inmovilizado, pero lo que pareció una eternidad después, bramó una voz masculina.

"¡Son libres, es hora de irse!"

De repente, sus atacantes dejaron de dispararle hechizos antes de desaparecer en un destello de luz azul.

Le tomó un segundo darse cuenta de que las barreras de transporte sobre el castillo debían haber caído. El auror conmocionado comenzó a correr por el pasillo de la celda encontrando la puerta de cada celda abierta y las celdas vacías. A mitad del pasillo, encontró a Banning tirado en el suelo con un feo corte en el pecho.

Después de determinar que su colega todavía respiraba, Auror Proudfoot tocó con su varita su insignia de auror y envió una llamada de socorro al ministerio.

No pasó mucho tiempo antes de que los aurores comenzaran a llegar al castillo. Proudfoot fue conducido a un lado cuando los curanderos comenzaron a converger en Banning mientras los equipos de procesamiento comenzaban a inspeccionar las celdas.