La cura mortal II

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Thomas se dirigió a Brenda en voz alta para que ella lograrla escucharlo en medio del ruido.

—Estamos un poco escasos de recuerdos. ¿Sabes algo que podría ayudarnos? ¿Dónde están todos? ¿Qué fue esa alarma?

Ella hizo un gesto negativo con la cabeza.

—Tengo que ser sincera: algo muy raro está ocurriendo.

[...]

Sosteniendo el Lanzador en el aire, cruzó la puerta. Quería llegar a algún lugar seguro antes de que la luz de las explosiones se extinguiera por completo. Desde las aguas poco profundas de su escasa memoria recuperada, sabía que aquel era el sitio donde había crecido. Deseó poder recordar el trazado del edificio. Una vez más se dio cuenta de lo importante que era Brenda para la libertad de todos. También Jorge, si estaba dispuesto a sacarlos de ahí en su nave.

[...]

Thomas pensó durante unos segundos. Tenían que encontrar a sus amigos; sin embargo, la prioridad era hallar una salida.

—Muy bien —respondió—. Brenda, realmente necesitamos tu ayuda. Tenemos que ir al hangar, encontrar a Jorge y decirle que vaya preparando el Berg. Newt y Minho pueden quedarse con él como fuerza de apoyo, y Brenda y yo vamos a examinar el área para encontrar a nuestros amigos. Brenda, ¿sabes dónde podemos aprovisionarnos de armas?

—El depósito está camino al hangar —explicó Brenda—, pero seguramente habrá vigilancia.

—Hemos pasado por cosas peores —bromeó Minho—. Les dispararemos hasta que caigan ellos o caigamos nosotros.

—Pasaremos por encima de esos guardias —agregó Newt con una especie de gruñido—. Hasta el último de esos malditos.

Brenda señaló uno de los dos pasillos que partían de la sala de recepción.

—Es por ahí.

[...]

Thomas no quería expresar lo que estaba pensando: que la cordura de Newt se estaba consumiendo lentamente. Por suerte no tuvo que hacerlo, ya que Brenda habló primero.

—Ustedes no entendieron lo que él quiso decir.

—¿Y qué quería decir? —preguntó Minho.

—En esta sección debería haber habido dos o tres docenas de pistolas y Lanzadores; y ahora desaparecieron. Hace muy poco. En esta última hora, como dijo Newt.

—¿Entonces? —insistió Minho, justo cuando Thomas caía en la cuenta de lo que había ocurrido.

Brenda hizo un ademán con las manos, como si la respuesta fuera evidente.

—Los guardias solo vienen acá cuando necesitan un remplazo o quieren usar algo más aparte de un Lanzador. ¿Por qué habrían de querer hacer eso todos al mismo tiempo? ¿Hoy? Y los Lanzadores son muy pesados; no puedes dispararlos si también llevas otra arma. ¿Dónde están las armas que deberían haber descartado?

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Minho fue el primero que ofreció una explicación.

—Tal vez sabían que algo así podría suceder y no querían matarnos. Por lo que vimos, a menos que te den justo en la cabeza, esos Lanzadores no hacen más que aturdirte por un rato. De modo que vinieron todos los guardias y se los llevaron para usarlos junto con sus armas habituales.

Antes de que terminara, Brenda ya estaba sacudiendo la cabeza.

—No. Lo usual es que ellos lleven siempre Lanzadores, por lo tanto, no se entiende que todos hayan venido al mismo tiempo para buscar uno nuevo. Podrán pensar lo que quieran de CRUEL, pero su objetivo no es matar a toda la gente que pueda. Aun cuando los Cranks ingresen en el complejo.

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