4. "Un Trato Especial"

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La incomodidad del principio poco a poco se perdió y solo quedó el placer que sentía con cada embestida del peliblanco, suaves gruñidos salían de su boca, sentir su respiración en su cuello era verdaderamente exitante, sus labios rosando su piel lo hacían estremecer, de pronto sintió una de sus manos descender hasta su miembro y empezó a masturbarlo haciendo que su mente quedara perdida en el placer hasta sentir ese hormigueo qué le indicaba la llegada de su segundo orgasmo dejando la mano del peliblanco embadurnada de blanco.

— Eres hermoso — murmuró cerca de su oído y salio de él para acomodarlo perfectamente sobre la cama y abriéndose paso por sus piernas para volver a entrar de una sola estocada — Pero esto aún no termina — jadeó — Sei così stretta, mi sento come se lo rompessi per me (Estas tan apretado, siento que me la vas a partir) — raspó.

— ¡Ngh... Satoru, se siente muy bien! — jadeó con sus ojos completamente omnubilados por el placer y el peliblanco sonrió satisfecho.

Las embestidas se volvieron erráticas y con lo poco de conciencia que le quedaba veía al peliblanco sonrojado y jadeando, una leve sonrisa se asomó al ver que él también lo disfrutaba, sus estocadas eran cada vez más  profundas lo cual lo hacía gemir bastante fuerte, el peliblanco tomó una de sus manos y la besó suavemente y se dejó ir llenándolo por completo y así el también llegó a la a clímax. El peliblanco se recostó a su lado y lo atrajo para abrazarlo y dejar un beso en su sien y él no pudo resistir más y quedó dormido; no supo exactamente cuanto durmió, pero el sonido de su teléfono era demasiado insistente así que se obligó a despertar, pero al hacerlo notó que Satoru no estaba a su lado lo cuál hizo que se sintiera un poco decepcionado, pero nuevamente su teléfono sonó así que decido responder la llamada al ver que se trataba de Riko.

— Hola Riko — respondió aun somnoliento.

Suguru te he llamado varias veces, ¿Por qué no respondes? — reclamó.

— Perdón, estaba dormido — respondió escueto.

Que raro, no acostumbras levantarte tarde y creo que por allá ya está por ser medio día — dijo en un tono molesto.

Él reviso la hora en su teléfono y si, efectivamente casi eran las doce del medio día, suspiró — Si, anoche me costó un poco conciliar el sueño, creo que por eso me desperté tarde — mencionó.

Esta bien, el viaje de regreso se retrasará un par de días debido a que los socios aún tienen dudas, pero prometo hacer todo lo posible por regresar pronto, te amo — dijo antes de cortar la llamada. 

Suspiró y su vista se quedó fija en su teléfono por unos segundos hasta que vio entrar al albino quien le dedicó una sonrisa.

— Buenos días, ¿Dormiste bien? — inquirió.

— Sí, bastante bien — respondió nervioso.

— Tu "esposa" llamó varias veces — informó con simpleza.

Sus ojos se abrieron en sorpresa, el peliblanco se sentó a su lado en la casa y sonrió, la actitud de Satoru lo desconcertó ya que no parecía molesto, estaba tan relajado que eso lo hizo ponerse nervioso y sentirse más avergonzado por su desnudez ya que solo había tapado la mitad de su cuerpo con una de las sábanas, no sabía exactamente como iniciar la conversación, pero no tenía opción.

— Satoru... Yo lo siento, debí decirte esto antes — murmuró — Creo que lo mejor es que me vaya, lo siento — dijo y se dispuso a levantarse, sin embargo el albino se lo impidió cuando tomó una de sus manos y lo acercó a él.

— Aún no has comido nada y no quiero que te enfermes, así que toma una ducha y comamos algo y así podremos tener una charla más tranquila — mencionó y dejó un leve beso sobre sus labios, después salió de la habitación dejándolo aun más confundido.

Se dio una ducha y al salir notó que Satoru había dejado un cambio de ropa sobre la cama, sonrió y se vistió, el olor del perfume del albino aún permanecía en las prendas y se tomó la libertad de inhalarlo por unos segundos, al terminar de vestirse peinó su cabello dejándolo suelto par que secara de forma natural, salió de la habitación y vio que el albino ya había servido la comida y lo esperaba en la mesa, camino hasta ahí y tomó asiento. El albino había preparado varias cosas, pero lo que más le llamo la atención fue la frittata y el capuchino ya que él normalmente no acostumbraba a consumir café, sin embargo todo se veía delicioso.

— Ahora si, me gustaría saber la historia tras tu matrimonio — mencionó el albino dándole un sorbo a su café.

— De verdad lo lamento, debí haberte dicho desde el principio — murmuró avergonzado bajo la mirada curiosa del peliblanco — Es un matrimonio que beneficia a ambas familias y Riko ha sido mi amiga desde que éramos niños así que accedí a casarme con ella — confesó.

El peliblanco suspiró antes de decir algo — Bueno, entiendo tu situación, pero no quita el hecho que aunque tu no la quieras le debes respeto ya que es tu esposa; desde que te vi supe que eras gay de closet y no te juzgo, asumo que tienes tus razones para mantenerlo oculto, pero mientras no hables con la verdad te harás mucho daño y dañaras a otras personas — suspiró.

— Lo sé, pero creo que soy un gran cobarde, no soy capaz de enfrentar la realidad y siento que estoy viviendo en una jaula — murmuró.

— No creo que seas cobarde, justo por eso llamaste mi atención — sonrió y así logró relajar un poco el ambiente — Y cuéntame, ¿A que has venido a Italia? — inquirió con una sonrisa.

— "Luna de miel" — mencionó sarcástico — Pero ella regresó a Japón por asuntos de trabajo y cuando termine regresará — confesó.

— Así que tú saliste a disfrutar lo que has deseado por mucho tiempo, ¿No es así? — inquirió ladino.

Sintió el calor llegar a sus mejillas y solo pudo asentir.

— Bueno, te preguntaré algo, la asumí anoche, pero me gustaría escucharlo de ti — suspiró — ¿Te gusto? — inquirió y él asintió y una sonrisa se escapó de los labios del peliblanco — Tu también me gustas, así que porque no hacemos un trato — sugirió.

— ¿Un trato? — murmuró.

— Sí, ¿Cuántos días tienes hasta que regrese tu esposa? — inquirió.

— Cuatro — respondió nervioso.

— Bueno entonces quedate esos días acá y yo te daré la experiencia gay que tanto deseas — confesó.

Lo pensó por unos segundos antes de responder, la oferta era tentadora, pero sabía que existía un riesgo y lo que menos quería era terminar en malos términos con el albino ya que sabia que no era una mala persona; suspiró — Esta bien, acepto, pero no te enamores de mi — bromeó y extendió la mano para que el albino la estrechara y así cerrar el trato.

— Tu tampoco — dijo y lo atrajo para besarlo.

Holi

Acá dejo un capitulo más de Mío, espero les guste ❤️

¡Feliz inicio de año! ❤

Besitos ❤️

Mío (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora