9. "Sin Decir Adiós"

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La experiencia en Venecia fue hermosa, los paseos en góndola y las pequeña visitas a los lugares más emblemáticos de Venecia tales como: El palacio de Ducal, Scala Contarini de Bovolo, Puente de Rialto, había disfrutado todo el paseo, pero había algo que lo mantenía incomodo, el albino parecía muy tranquilo, pero desde que llegaron a Venecia no había tenido ninguno de sus habituales acercamientos hacia él y eso lo mantenía nervioso, pero sabía que era un error anhelar esas caricias ya que en un par de días tendría que regresar a su vida ordinaria, decidieron bajar de la góndola cerca del puente, caminaron un poco disfrutando de la hermosa vista que brindaba la ciudad.

Subieron por el puente y al llegar al centro detuvieron su andar, ya que el cielo mostraba los primeros colores de un hermoso atardecer, Satoru lo dejó por un momento mientras iba por gelato para los dos, él estaba completamente maravillado con la hermosa vista.

— ¿Es hermoso, verdad? — inquirió el albino en cuanto estuvo a su lado.

— Muy hermoso — recalcó y recibió el postre que el albino le brindó.

— Es otro de mis lugares favoritos, solía venir en mi adolescencia, pero últimamente no había tenido tiempo — suspiró.

— ¿Por el teatro y el restaurante? — indagó.

— Básicamente — respondió con una sonrisa — Pero gracias a ti pude volver — suspiró.

Su cuerpo se estremeció al escuchar las palabras del albino, esa melancolía lo contagió, a decir verdad no sabía nada del pasado de Satoru y aunque en el tipo de relación que tenían era lo mejor, una parte de él anhelaba saber más, cuando al fin se atrevió a decir algo su teléfono sonó en su bolsillo, el albino lo vio y le dedico una sonrisa — Lo siento, será rápido — se justificó.

— Tranquilo, ire por algo delicioso así que tómate tu tiempo — dijo con una sonrisa que al alejarse se borro por completo.

Respondió la llamada al darse cuenta que se trataba de Riko — Hola Riko — saludó.

Amor, el contrato al fin se firmó o así que mañana tomaré el primer vuelo a Italia — dijo animada — Mañana al fin podré verte — mencionó.

Un nudo se formó en su estómago, estaba por volver  su realidad y eso lo entristeció en demasía, no concebia la idea de recorrer las calles de Roma con alguien más qie no fuera Satoru, sabía que su corazón había caído ante el albino desde el momento en el que cruzaron miradas, así que la regla que el mismo había puesto cuando iniciaron el juego estaba de más, no había dudas de que amaba a Satoru — Riko lo siento, mañana debo regresar a Japón, debo resolver algunos pendientes en la oficina — justificó.

Amor, pero no tuvimos tiempo para disfrutar de nuestra luna de miel — reclamó — Por favor tómate unos días más — pidió.

— Lo siento Riko, pero no puedo retrasar más el tema — dijo escueto — Nos vemos mañana — se despidió y cortó la llamada.

Suspiró frustrado, desde el principio sabía que todo saldría mal, no quería dejar las cosas mal con el albino, pero no tenía el valor de decirle que debía volver; quería por lo menos dejar algo bueno en su vida así que decidió llamar a la persona que le daría la oportunidad de ser uno de los mejores actores.

— Hola Kento — saludó.

Suguro, esto es una verdadera sorpresa — dijo con una sonrisa — ¿Qué necesitas? — inquirió.

— Siempre tan directo — sonrió y escuchó al rubio reír al otro lado — Necesito que patrocines a un actor de teatro — soltó sin más.

¿Patrocinar? ¿Al menos es bueno? — inquirió.

— Muy bueno, pero no tiene la preparación necesaria para ser más que un extra o personaje secundario, pero se que con tu ayuda el podrá ser de los mejores — mencionó.

Me alagas, pero necesito verlo por mi mismo, no voy a desperdiciar mi dinero en alguien que no vale la pena — confesó.

— Ok, pasado mañana tiene función en el teatro sistina — dijo recordando la agenda que el albino tenía en el buró de su habitación y escuchó al rubio reír nuevamente cosa que era rara en él.

¿Me estas diciendo que quieres que viaje a Italia solo por un extra? — inquirió entre risas — No lo haré, creo que no vale la pena — dijo serio.

— Kento, debes venir, me lo debes — recalcó.

Que bajo Suguru, recurrir a eso es muy bajo — dijo en tono de reclamo — Pero tienes razón, te lo debo, así que creo que tal vez vale la pena, de otra forma no insistirías — suspiró.

— Gracias Kento, sabía que no me decepcionarías — dijo ladino.

No se si sentirme orgulloso de tu forma de convencer o tenerte miedo — murmuró — Pero a fin de cuentas yo te enseñe así que no debería quejarme — suspiró — Ven pronto a visitarme — dijo animado.

— Ok, adiós — dijo y cortó la llamada al ver que el albino se acercaba.

— ¿Todo bien? — inquirió al estar a su lado.

— Sí, todo muy bien — respondió con una leve sonrisa.

Disfrutaron un poco más de la vista y caminaron por los alrededores hablando de cosas triviales; al llegar al departamento del albino cada uno tomó una ducha, él se quedó solamente en albornoz y se sentó en la cama, el albino salió minutos después solamente en boxers, él no disimuló las miradas que le daba al bien trabajado torso del albino y él solo sonreía, Satoru se recostó y colocó su cabeza en su regazo, él no perdió tiempo y masajeo suavemente su cabello, delineó con uno de sus dedos las cejas perfectamente perfiladas y sus labios, ninguno de los dos decía nada, era como si ambos tuvieran miedo de romper ese momento con cualquier cosa, así estuvieron durante varios minutos, la mirada del albino era tan intensa y eso le gustaba, lo veía como si él fuera lo más bello del mundo, sin pensarlo mucho se inclinó y dejó un beso en sus labios, el albino sonrió, pero no pudo ocultar del todo la tristeza y eso lo hizo sentir más culpable al estar ocultandole la verdad; esa noche se entregaron completamente, entre besos y caricias cada uno dejó saber el anhelo por el otro, sin decir ninguna palabra ambos se amaron y en cada embestida el albino lo hacía disfrutar de algo que al día siguiente debía olvidar. La mañana siguiente llegó y el se levantó tratando de no despertar al albino quien dormía profundamente envuelto solamente en una de las sabanas blancas, lo vió durante unos segundos, luego de eso se vistió rápidamente y salió del departamento con la maleta que día atrás había llevado; llegó al hotel y empacó rápidamente la ropa que aun quedaba y bajó a recepción a realizar el Check-in, al salir del hotel por impulso vio hacia una de las calles y vio al albino correr en su dirección, un nudo se formó en su garganta y subió rápidamente al taxi que lo esperaba, pidió al conductor poner en marcha el coche y se alejó rápidamente y solo ahí pudo dejar salir sus lágrimas al ver por el retrovisor al albino frotar con frustración su rostro, sabía que lo había lastimado y solo esperaba que él pronto lo olvidara y que Nanami le diera la oportunidad de cumplir su más grande sueño.


Mío (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora