11. "Incomodidad"

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El día siguiente llegó y lo que menos quería era estar en el mismo espacio que Satoru, se levantó temprano, se vistió y bajó a la cocina por una taza de café, al llegar a la cocina vio al albino quien aun llevaba su pijama y el cabello completamente alborotado, el albino notó su presencia, pero ni se inmutó, levanto su taza de café y salió de la cocina ignorandolo por completo, sus ganas de café se fueron así que solo salió de la casa, al llegar a su oficina se dejó caer en su silla, no sabía como le haría para eliminar esa incomodidad qué había en su hogar, pasaron unos minutos y el sonido del toque en la puerta lo sacó de sus pensamientos, al dar su permiso una chica de cabello castaño se asomó y le sonrió, la chicha entró a la oficina y tomó asiento frente a él.

— Qué mala cara traes — mencionó.

— Ni me lo recuerdes, la verdad la estoy pasando mal — confesó con un suspiro.

— ¿Problemas con Riko? — inquirió.

— Si y no, ¿Recuerdas a Satoru? — murmuró.

— Claro, el amor gay que dejaste en Italia — respondió con simpleza.

— Se está quedando en casa de mis padres, es el modelo principal de la colección de Mimiko y Nanako — dijo con frustración.

— Que mala suerte la tuya — murmuró divertida — Imagino que ya le explicaste el porqué de haberlo dejado sin despedirte — mencionó.

— Ni si quiera voltea a verme — resopló — Si estamos en la misma habitación me ignora completamente — suspiró.

— Era de esperar, lo abandonaste sin dejar ninguna explicación — recalcó — Es obvio que está molesto contigo — mencionó.

— Lo sé y por eso no lo culpo por su actitud — suspiró — Pero... Duele — murmuró lo último.

— Y te duele por que aún lo amas, por eso también estoy segura que Satoru tampoco te ha dejado de amar — mencionó sonriente.

— Eso no es posible, te dije que él ni siquiera voltea a verme, mucho menos me dirige la palabra a no ser por un comentario bastante incomodo que hizo ayer — suspiró.

— ¿Ves? Si él te hubiese dejado de amar te trataría como a cualquier persona — dijo colo la más obvia — Creo que ya es tiempo que dejes a tus padres de lado y empieces a hacer lo que quieres — aconsejó y se puso de pie — ¿Vamos por unos tragos al terminar el día? — inquirió con una sonrisa.

— Esta bien, te busco cuando termine con esto — dijo señalando los documentos sobre su escritorio.

La castaña asintió y salió de la oficina; el día pasó y él estaba sumergido en el trabajo tanto que incluso ignoró los mensajes que Riko había le había dejado, solo trabajando podía olvidar su pesar, así había logrado sobrevivir a esos cinco años de tortura, cuando el reloj marcó la hora de salida se apresuró a ordenar los documentos en su escritorio y salió de su oficina para buscar a Shoko, ambos se encontraron en la puerta de ascensor y bajaron hasta la recepción, allí se encontraron con Mimiko, Nanako y Satoru quienes al verlos fruncieron el ceño.

— Suguru no respondiste ninguno de nuestros mensajes — reclamó la rubia.

— Perdón, estuve muy ocupado, ¿Paso algo? — inquirió.

— No pasó nada solo queremos que nos acompañes al circuito Broadway ya que en uno de los teatros Satoru tiene una presentación antes del desfile y necesita ensayar — explicó la pelinegra.

Él por reflejo llevó su vista al albino quien solo volteo el rostro cuando sus ojos se encontraron, él suspiró antes de devolver la atención a sus hermanas — Lo siento, ya hice planes con Shoko, pero le pueden pedir al chófer que los lleve — dijo escueto y de reojo vio al albino fruncir el ceño.

Las chicas saludaron a Shoko con un movimiento de manos y la castaña hizo lo mismo, luego lo vieron con un leve puchero en sus rostros — ¡Suguru por favor! — exclamaron al unisono.

— Suguru, vamos con ellos a broadway, los dejamos y tu y yo nos vemos por los tragos, ¿Te parece? — dijo la castaña con una sonrisa.

— Sí, me parece perfecto — mencionó — ¿Están de acuerdo? — inquirió y sus hermanas asintieron emocionadas — Vamos entonces — suspiró y se en caminaron al lugar.

Él y Shoko dejaron a los demás en el teatro y se fueron al bar que acostumbraban cada vez que él viajaba a New York, él llamó al chófer para informar la ubicación de sus hermanas y así poder recogerlos, pasaron varias horas hablando cosas triviales; al llegar a casa tomó asiento en la sala de estar, no quería subir a la recamara, sabía que Riko estaba ahí y lo que menos quería era tener nuevamente una charla incomoda, no supo exactamente cuanto tiempo pasó, pero al abrir los ojos notó qué las luces estaban encendidas y eso lo incómodo un poco, al incorporarse se sobresaltó al ver al albino frente a él, él sostenía una copa de vino y su mirada estaba puesta sobre él. Ninguno de los dos dijo ni una sola palabra, pero la tensión era palpable así que no resistiendo más optó por ponerse de pie rápidamente, pero debido al alcohol y la intensidad de las emociones un mareo lo golpeó y cuando estaba por caer sintió como los brazos de albino lo sostenían, era el primer acercamiento que tenían después de cinco años, el olor de su perfume seguía siendo el mismo y a él le encantaba, poco a poco se aferró más a él, no quería que esa cercanía se acabara por que sabía que después esos ojos fríos lo verían nuevamente, la respiración de Satoru se escuchaba tan tranquila y eso lo relajaba.

Satoru, te amo — suspiró y cayó profundamente dormido

Él suspiró y lo recostó en el sillón y lo cubrió con una manta, verlo así lo ponía mal, después de cinco años aun seguía teniendo los mismos sentimientos, sufrió mucho cuando Suguru se fue sin decirle nada y creyó odiarlo, pero en el momento que vio nuevamente esos ojos dorados toda su convicción se fue por el caño, pero sabía que todo esto era un error; se puso de pie y subió a su habitación, deseaba qué esa semana pasara rápidamente.

Holi...
Perdón por tardar en actualizar, tuve que hacer turnos dobles en mi trabajo así que cuando me disponía a escribir siempre quedaba dormida, pero ya el nuevo capítulo quedó listo, espero les guste ❤️
Besitos ❤️



Mío (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora