El agarre del chico era calloso y áspero por el trabajo servil.
Era el tipo de agarre que Jaehyun prefería, si podía decir que prefería cosas que rara vez llegaba a experimentar y disfrutar. El campo de batalla no era un lugar para placeres carnales, y nunca había caído tan bajo como para poner sus manos sobre los soldados bajo su mando.
Nunca había estado en una casa de put* antes tampoco, y mucho menos en una tan lujosa como este... Pabellón, pero sabía instintivamente que ninguno de los cortesanos mimados con sus cuerpos consentidos y rostros sonrientes harían nada por él.
Lo que quería no era delicadeza sino una buena y dura jodida. Nada de lujos, sin adornos, sólo lo básico. Este siervo -Taeyong- parecía precisamente lo que necesitaba Jaehyun, delgado y un poco torpe, pero con la clase de franqueza que no le haría perder el tiempo con conversación o complicar las cosas en la cama.
Jaehyun estaba desgastado después de meses de guerra continua, quería algo simple. Los labios del muchacho alrededor del pene de Jaehyun, después su culo.
La ironía era que Jaehyun no estaría ni siquiera aquí si no supiera la importancia simbólica de visitar el Pabellón Peonía como el vencedor de un golpe político. Sabía que era crucial ser visto reclamando su botín. Fue preocupante al principio, cuando los cortesanos que desfilaban frente a él no pudieron atrapar su interés.
Afortunadamente, por fin encontró un botín que valía la pena reclamar.
Taeyong lo condujo a una habitación con luz tenue, muy bien equipada y cerró la puerta tras ellos. Parecía nervioso, pero no aterrorizado, y eso era un alivio porque él no tenía paciencia para consolar a nadie.
―Um ― dijo Taeyong,
―puedo servirle una bebida, o...
―Desnúdate,― dijo Jaehyun, y comenzó a quitarse sus propias ropas.
Los ojos de Tae se agrandaron.
―Está bien,― dijo débilmente y se encogió de hombros sacándose la túnica.
Se movía torpemente mientras lo hacía, y eso no debería ser encantador, pero parecía que a Jaehyun le gustaba la falta de profesionalismo en sus put*.
No había manera de que el muchacho nunca hubiera hecho esto con un cliente, sin importar lo que dijera.
Su boca era demasiado bonita para haberle evitado ese tipo de atención.
La coraza de Jaehyun cayó a un costado al igual que su camisa. Soltó sus calzas, después se las sacó y entonces se paró desnudo en el centro de la habitación.
La mirada de Taeyong se mantuvo vacilante sobre él y alejada como si no pudiera soportar mirar a Jaehyun directamente. Tae estaba desnudo ahora también -todo extremidades largas y magras y una musculatura agradable, delgado pero flexible, y con un delicioso trasero redondo, no estaba duro, pero Jaehyun podía cambiar eso.
―Ven aquí,― dijo Jaehyun y Taeyong dio un paso vacilante hacia adelante.
Jaehyun sintió una punzada de calor ante la idea de tener a este muchacho con su vacilación y su inexperiencia, incluso si esa inexperiencia era falsa.
Jaehyun no se preocupó por eso. Lo que quería era tocar y así lo hizo, pasando su mirada sobre el cuerpo de Taeyong antes de poner sus palmas sobre él, pasando sus manos sobre sus hombros y bajando por su pecho.
―Pe-pensé que le gustaría, no sé, hablar antes de hacer algo,― dijo Tae
―Como... como la mayoría de la gente hace aquí.
―No soy la mayoría de la gente.
―Evidentemente,― murmuró Taeyong, y Jaehyun ignoró el insulto implícito a favor de chasquear su dedo pulgar sobre el pezón de Taeyong.
El aliento de Tae quedó atrapado.
―Bien―
Taeyong dijo.
―bien.
Después de que Jaehyun jugara con ellos por un tiempo, los pezones del chico eran pequeños y apretados picos tiesos que invitaban a su lengua, por lo que se las dio, inclinándose hacia adelante para lamerlos hasta que Taeyong jadeó.
Tae estaba empezando a endurecerse, su erección a media asta y rápidamente poniéndose más dura, y Jaehyun sintió una llamarada de placer, caliente y aguda. Agarró las caderas del muchacho y lo masturbó hacia delante, lamiendo el pezón su derecho hasta que estuvo hinchado y resbaladizo.
―Joder,― dijo Taeyong, para después decir,
―Lo siento, señor, no quise...
―Jura todo lo que quieras,― dijo Jaehyun
― Y no me llames señor.
―¿Amo? ― preguntó Taeyong, tentativamente.
―Jaehyun.
―Oh, está bien, Jaehyun... ¡hey, espere!
Jaehyun apoyó a Taeyong contra la amplia cama y lo empujó sobre ella. Tae cayó en una maraña de extremidades, casi pateando a Jaehyun en el estómago cuando éste trepó detrás de él.
―Lo si-siento, ― dijo Taeyong.
―¿Quiere qué...?
―Quiero que separes las piernas. ¿Puedes hacer eso?
―Sin nada de conversación, ¿verdad?
Jaehyun agarró el tobillo izquierdo de Taeyong y dobló su pierna hacia atrás hasta que la polla dura de Taeyong se encontró en su rostro.
Después de tomar la decisión en fracción de segundos, Jaehyun descendió sobre su sexo.
―¡Joder!
Taeyong saltó, sus caderas se estamparon de golpe en la boca de Jaehyun por un momento antes de ser consciente de sí mismo.
― Joder, eso es... no... tiene que... es el...
Jaehyun dejó de sorber y envolvió un puño alrededor de la base del pene de Taeyong.
―Yo soy el cliente, por lo que puedo hacer lo que quiera.
Inicialmente Jaehyun quería que aquel chico lo mamara, pero después de casi un año de celibato, esa verga había sido demasiado tentadora. El sabor era increíble como lo era el olor, espeso y almizclado.
―¿Y me quiere chupar?
Tae se veía y sonaba confuso, incrédulo, con las pupilas negras y la mandíbula floja por la lujuria.
―Sí.
―No he... no he hecho esto con un hombre antes.
―No mientas.
Jaehyun giró la cabeza para morder el interior del suave muslo de Taeyong.
Tae aulló.
―¡No estoy mintiendo! ¡Yo...Oh, oh, mie**a, su boca!
Jaehyun volvió a chupar, pero cuando las bolas del chico se apretaron preparándose para el orgasmo, Jaehyun se retiró, dejando a Tae apretando con las manos las sábanas y retorciéndose, gimiendo en protesta.
Se veía increíble, su cuerpo joven sonrojado y temblando de impaciencia, por lo que Jaehyun regresó a besar los pezones de Tae otra vez, siguiendo los pequeños lunares repartidos por todo el torso del muchacho, finalmente enterrando su cara en el cuello empapado de sudor de Tae.
―¿Aceite? ― preguntó.
―En el... En el cuenco, en la... Dese prisa.
Era tan bueno que le rogara así que Jaehyun apenas se tomó el tiempo necesario para prepararlo.
Había aceite perfumado en un cuenco grande al lado de la cama en el qué remojó sus dedos antes de meterlos dentro de Tae uno a la vez hasta que las contorciones de Tae se volvieron desiguales y abruptos estremecimientos en todo su cuerpo, tenía los ojos enormes y húmedos, por la impresión.
Jaehyun lo miró, refrenándose de acariciar su propia verga ante la vista, y gruñó cuando el culo de Taeyong se apretó alrededor de sus dedos.
―No me digas que no has hecho esto antes tampoco
Jaehyun dijo, con la voz reducida a un tono áspero hambriento.
―S-sólo una vez, ―dijo Taeyong.
―Te dije que no mintieras.
―¡Y le dije, que no estoy mintiendo! Por favor, necesito venirme, yo...
Jaehyun sacó sus dedos y lubricó su verga, tratando de contenerse de sacudirse impotentemente en su propio agarre y venirse demasiado pronto. Tenía que hacer que durara, tenía que sacar el máximo provecho de ello.
Empujó lentamente, y Taeyong casi se dobló saliendo de la cama.
Un grito incoherente quedó atrapado en su garganta y luego se convirtió en un distorsionado y creciente ronroneó, desintegrándose en un gemido con cada pequeña embestida de las caderas de Jaehyun.
―Relájate
Jaehyun gruñó, y Taeyong parpadeó para contener las lágrimas, mordiéndose el labio inferior salvajemente, casi vengativamente.
―Tú relájate
Taeyong espetó, conmocionado, pero obstinado, y Jaehyun quería reír.
No lo hizo, sin embargo, porque quería joder aún más, por lo que onduló sus caderas hacia delante, follando de la manera en que quería, duro y constante, a un ritmo fuerte que sacudía la cama.
Taeyong hacía fuertes y sobresaltados sonidos con cada embestida, los ruidos saliendo de su boca parecían estar siendo forzados a salir. La verga de Taeyong estaba goteando entre ellos, brillando en la punta.
Jaehyun la tomó en la mano sólo para ver al otro sacudirse, sólo para verlo deshacerse, para verlo arquearse en vano contra el peso de Jaehyun y venirse en rayas arqueadas que atravesaban su propio vientre, el más largo Chorro fue lo suficientemente lejos para golpear su pecho.
Los pulgares de Jaehyun fueron directo a los pezones de Taeyong, acariciándolos hasta que brillaron y Taeyong estuvo rogando de nuevo, pero Jaehyun no podía entenderle y estaba demasiado cerca de venirse de todos modos.
Movió sus manos a la cintura de Taeyong y lo folló, profunda y despiadadamente, hasta que se derramó con un último chasquido de sus caderas, llenándolo y hundiendo los dedos en su piel, sin preocuparse de dejar moretones.
Colapsó sobre él después, con la mente en blanco y los pulmones agitados mientras Taeyong decía algo acerca de respirar e intentaba débilmente empujarlo.
Tan pronto como Jaehyun fue capaz de analizar el lenguaje humano, rodó sobre su espalda.
Lanzó un brazo sobre los hombros de Taeyong, atrayéndolo hasta que estuvieron presionados cuerpo a cuerpo, sudorosos y sucios y muy cerca.
Era perfecto.
Taeyong hizo como si fuera a zafarse, pero Jaehyun apretó su agarre.
―Quédate, ― dijo.
―Voy a tomarte otra vez.
―¿Otra vez?
La voz de Taeyong se agrietó.
―Me voy a romper.
―Entonces rómpete para mí.
―Nadie mantiene a un cortesano durante toda la noche, y yo ni siquiera soy un cortesano. No estoy hecho para esto.
―Parece que lo estas. Lo disfrutaste.
Taeyong se sonrojó.
―Sin embargo, incluso si fuera un cortesano, sería muy costoso para...
―Soy dueño de toda la put* ciudad, ― dijo Jaehyun.
―Puedo darme el lujo de tenerte por una noche.
Más de una noche tal vez.
Esto era muy bueno, exactamente lo que Jaehyun necesitaba y Jaehyun no tenía el tiempo o la inclinación para cortejar a alguien y buscar una relación adecuada.
Tenía un gobierno que dirigir, y no podía permitirse distracciones. Aunque podía tener una follada habitual por las noches, algo para aliviar sus tensiones... Sí, eso sonaba bien.
―Enviaré por ti, las noches que no pueda visitarte. Irás directamente al palacio.
―Usted...
Taeyong se calló.
―No puede estar hablando en serio. Señor.
―Jaehyun.
―No puedes estar hablando en serio, Jaehyun. ¿Yo? ¿En el palacio? ¡Soy sólo un sirviente!
―No lo serás. No por más tiempo.
―No puedo ir al maldito palacio y pasarla bien. Tengo un trabajo que hacer. Tengo que mantener este lugar limpio y abastecido, seguro para mis amigos.
―Tienes un nuevo trabajo, entonces.
― ¿Y cuál es? ¿Ser follado por ti?
―Sí.
¿Por qué demonios el chico era tan terco? La mayoría de las personas estarían encantadas de ser el cortesano del gobernante de una ciudad.
―Ahora duérmete. Te despertaré cuando te quiera.
―¿Debo dormir con las piernas abiertas o qué?
Insolente. El niño era insolente, pero de alguna manera a Jaehyun no le importó. No cuando había tenido el mejor orgasmo que pudiera recordar tener en años.
―Si puedes
Jaehyun respondió, y deslizó una palma sobre uno de los muslos de Taeyong, rozando la muñeca contra la polla flácida de su ahora amante.
Taeyong se estremeció.
―Eres malvado― dijo en voz baja.
―Eso me han dicho.
Jaehyun arropó a Taeyong contra él y se durmió.

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EL PRECIO || JAEYONG
FanfictionTaeyong es un chico del servicio en un burdel de clase alta en la ciudad de Havisham. No es un cortesano, en gran medida porque es demasiado torpe para lograr seducir a alguien, pero lo hace mejor como siervo, manteniendo las copas llenas y a los hu...