―Nunca seré capaz de entender a ese hombre
Taeyong refunfuñó.
―¿Qué quiso decir con "asistir al festejo"? ¿Yo? ¿Asistiendo a un festejo? Tienes que estar bromeando. Ni siquiera sé cuál tenedor usar.
―Es por eso que te estamos enseñando―dijo Jaemin pacientemente mientras tomaba una de las manos de Taeyong y la posicionaba sobre un tenedor para postre.
Al menos, Taeyong pensaba que era un tenedor para postre.
Bien podría ser un instrumento oscuro de tortura. Seguro que se parecía a uno.
―Es el deber de un cortesano asistir a eventos de este tipo, si el cliente lo requiere.
―El cliente es un orate, ―gruñó Taeyong.
―¿Puedes creer que él...
¿me ató? Taeyong se detuvo, porque no podía decir eso cuando Nana probablemente había experimentado todo tipo de sometimiento existente y pensaría que Taeyong se quejaba de la más mínima dificultad.
En su lugar, todo lo que Taeyong pudo hacer fue sentarse allí y ruborizarse.
―¿Ah, sí?
La esquina de la boca de Nana se torció hacia arriba en una de sus suaves pero burlonas sonrisas.
―¿Qué ha hecho?
―Nada, ―murmuró Taeyong, porque no quería recordar cuán duro se vino y cómo el pensar en ello todavía comenzaba un fuego curioso bajo su piel, un hambre que iba más allá de lo físico.
No quería recordar que se dejó follar con docilidad, en un estado tan distinto de sí mismo que bien podría haberse convertido en algo fundido y maleable como la cera, listo para ser moldeado en cualquier forma que Jaehyun prefiriera. No quería pensar en nada de eso en absoluto.
―Sólo... ¿Qué tenedor uso para la ensalada de nuevo?
****
―¿Por qué demonios estoy encargado de enseñarle cómo caminar?― Demandó Jungwoo.
―¿Incluso hay que caminar de manera diferente en estas cosas?
Taeyong no podía creerlo.
―¿Ves lo que quiero decir? ¡Es un caso perdido! Y he sido reservado por el Ama Sora hoy por la tarde.
―Eso es para más tarde, ―Karina señaló, empujando a Taeyong hacia Jungwoo.
―Y yo le he enseñado etiqueta. Tú tienes que enseñarle a caminar y a hacer reverencias. Caminar es tu especialidad, ¿no es así?
Bueno, era cierto que Jungwoo no sólo caminaba, se deslizaba sinuosamente sobre el piso.
Algunos clientes habían sido conocidos por pagar cantidades indecorosas de dinero sólo para verlo caminar por ahí desnudo, o eso decían los rumores.
No que Taeyong escuchara rumores. Pero aún así.
―Es más probable que tropiece con sus propios pies.
Jungwoo criticó, pero era una evaluación tan precisa que Taeyong ni siquiera pudo decir nada en respuesta.
―Oh, vamos entonces.
Jungwoo resopló, dando a Taeyong una mirada disgustada.
―Sólo quedan dos días antes de la fiesta. Muéstrame lo que puedes hacer.
****
Para el final del primer día de "formación", Taeyong estaba tan harto y agotado que estaba seguro de que arrancaría la cabeza de Jaehyun -tal vez incluso su otra cabeza- si no conseguía un descanso.
Le habían enseñado todo tipo de saludos y múltiples formas de oraciones para dirigirse, así él podría saludar a cualquier noble que se dignara a hablar con él, aunque Taeyong no podía imaginar quién lo haría, dado que él era... lo que era.
Tendría suerte si alguien como mucho le diera una segunda mirada.
Lo que no esperaba era que el jodido tío de Jaehyun se dejara caer para echarle un primer vistazo.
Taeyong estaba viendo los libros de Jaehyun, le había dado permiso desde hacía un tiempo, y aparentemente eran del padre de él, cuando se abrió la puerta.
Esperando que fuera Jaehyun, Taeyong no se giró. ¿Quién más podría ser? Taeyong estaba cubierto con solo una sábana, por lo que esperaba que Jaehyun caminara detrás de él y lo desnudara en su habitual manera precipitada y luego la pasara bien.
Si Taeyong sintió una oleada de entusiasmo ante la idea, la ignoró, cerrando el libro y poniéndolo de vuelta en la estantería.
―Un poco culto para una put*, ¿no es así?
Que...
Esa no era la voz de Jaehyun.
Taeyong se giró de prisa, con el corazón tronando, apretó la sábana alrededor de su cintura.
Vio a un hombre cubierto de negro, solo un poco mayor que Jaehyun y un rostro lleno de cicatrices, el tipo de cicatrices que dejaba el fuego.
Eso además de la familiar caída de pelo oscuro sobre la frente le dijo a Taeyong quién era.
―Lord Jeong Siwon ―dijo en torno a su garganta seca, y se inclinó.
Todavía se sentía muy sobresaltado y en el borde, sobre todo debido a la forma en que aquel hombre lo miraba, todo ojos brillantes y estrechos, de la forma que un lobo mira a un cordero.
―Así que tú eres el bocado que Jaehyun ha estado guardando para sí mismo. Te gusta leer libros, ¿verdad? ¿O estabas buscando algo para robar y vender fuera del palacio?
―No soy un ladrón
Taeyong espetó y luego se ruborizó.
―Lo siento, señor. Yo...
―Entonces me quieres decir que eres un erudito.
Siwon casi parecía juguetón. Juguetonamente insultante, es decir.
Taeyong no pudo evitar levantar la barbilla un poco.
―Conozco mis hierbas.
―¿Lo haces?
Siwon dio un vistazo rápido a la estantería donde el libro que Taeyong había acomodado destacaba con un lomo de color verde pálido y el título, Herbalogica.
―Muy inusual para alguien de su profesión.
No es mi profesión, Taeyong quería decir, pero sabía lo ridículo que eso sonaría dado su estado de desnudez. En su lugar, apretó la sábana a su alrededor y trató de no advertir cómo los ojos de Siwon persistían en su pecho desnudo, en las marcas que Jaehyun había dejado allí.
―Las hierbas son útiles para todos, señor. Sin importar su profesión.
―Un pensador, así como una cosa bastante joven. Una combinación rara.
Siwon dio un paso adelante, Taeyong retrocedió.
―Vamos, ya. No hay necesidad de tener miedo.
―Si puedo preguntar, señor, ¿qué quiere de mí?
―¿Qué quiere alguien de ti?
Siwon bromeó, la cuesta de sus labios era una cosa astuta y oscura.
―Tal vez mi sobrino tenga a bien compartirte una vez que haya terminado.
―Realmente no lo hará ―dijo Taeyong, con el corazón acelerado de nuevo.
―Pareces extrañamente seguro de sus afectos, pero deberías saber que no es muy generoso con ellos. Lo cual significa que será generoso al compartirte.
―Si está aquí para atormentar a un cortesano, señor, le sugiero que visite un establecimiento y pague por el privilegio.
―Y bastante lengua que tienes también.
La sonrisa burlona de Siwon se torció en una mueca de desprecio, algo medio cruel y medio hambriento.
―Dime, ¿qué tan a menudo has sido usado para dar placer a los hombres?
―Nunca, hasta que su sobrino me contrató.
―¿Esperas que me crea eso, considerando la boca llena que tienes?
―No espero que crea nada,― dijo Taeyong.
―Señor.
Siwon mostró sus dientes en algo que ya no era una sonrisa sino una mueca de desprecio.
Estaba lo suficientemente cerca ahora para que Taeyong tuviera que retroceder contra el muro para evitar ser tocado. Y aún así Siwon deslizó un dedo por el borde de la sábana que rodeaba las caderas de Taeyong, curvándolo hacia adentro, tirando.
La tela comenzó a aflojarse.
Taeyong cerró los ojos con fuerza.
―Tío, ―dijo alguien «Jaehyun, gracias a los dioses era Jaehyun» y Siwon se apartó.
Taeyong se quedó ahí, respirando con dificultad, con las manos temblando mientras aseguraba la sábana alrededor de su cintura, una vez más.
―Jaehyun ―dijo Siwon neutralmente.
―¿Puedo preguntar qué estás haciendo en mis habitaciones?
El tono de Jaehyun era plano, pero había un peligro oculto en él, un filo silencioso como el de una cuchilla enfundada en terciopelo.
―¿Por qué? simplemente no pude resistir mi curiosidad más, Sobrino. Tenía que ver al ruiseñor que ha cantado para ti todas las noches.
―Cómo disfrute de mis noches es difícilmente tu asunto, Tío, ―dijo Jaehyun ligeramente. Demasiado ligeramente.
Merodeó hacia adelante hasta que estuvo entre Taeyong y Siwon.
Siwon tomó nota de eso, con una mirada maliciosa.
―¿Me creerías si te dijera que me sedujo?
―No ―dijo Jaehyun.
―Es demasiado torpe para seducir a alguien.
―Y, sin embargo, lo quieres.
―Siempre me llamaste excéntrico.
―Hmm.
Siwon palmeó a Jaehyun en el brazo paternalmente.
―Goza de él entonces. Yo mismo me conduciré a la puerta.
―Por favor hazlo ―dijo Jaehyun, y Siwon trazó una reverencia informal antes de irse.
Hubo un instante en que Taeyong no estuvo seguro que Jaehyun dejaría ir a Siwon, cuando la tensión en torno a Jaehyun crepitó, pero luego, del momento -y Siwon- se habían ido.
Taeyong pretendió que no estaba temblando.
―No le seduje ―dijo, y Jaehyun sólo lo miró.
―Lo sé.
****
―¿Lo habrías detenido?
Jaehyun preguntó a Taeyong, mucho más tarde, cuando éste estaba en la cama y Jaehyun estaba encima de él, pesado y caliente.
―Creo que la pregunta que deberías hacer es, ¿podría yo haberlo detenido?
Jaehyun pasó la mano por la espalda de Taeyong.
―Lo detuve por ti.
―Me di cuenta.
―Es un buen hombre ―dijo Jaehyun, y Taeyong resopló.
―Lo es. Simplemente estaba haciendo uso de una oportunidad de la que cualquier hombre haría uso a menos que fuera advertido que eres propiedad de otro. Mi tío no tenía ninguna razón para creer que te uso exclusivamente.
―¿Soy propiedad ahora?
―Él te ve como un juguete, ―Jaehyun dijo, ―hecho para jugar.
―Supongo que estás contento de que no me quebrara entonces.
―Sí, ―dijo Jaehyun y giró a Taeyong para enfrentarlo.
―Lo estoy.
****
Esa noche Taeyong amortiguó repetidamente sus gritos o los bloqueó por completo hasta que Jaehyun gruñó y exigió saber por qué.
―Él d-dijo que canto, ― Taeyong dijo, ―como un... un ruiseñor.
―Temes que la gente te escuché.
―La gente puede oírme.
―Quiero escucharte.
―Es una pena.
―Taeyong.
―Jaehyun.
―Haz lo que te digo.
―Oblígame.
Las cejas de Jaehyun se elevaron; una extraña expresión pasó por su rostro, un cruce entre diversión e irritación.
―Muy bien, entonces.
Taeyong sintió un estremecimiento de anticipac... Ansiedad. Era ansiedad lo que sintió.
―No puedes hacerlo.
―No te corresponde, ―dijo Jaehyun
― Decirme lo que puedo o no puedo hacer.
Jaehyun empujó la cadera de Taeyong.
―Sobre tu estómago.
Taeyong refunfuñó mientras se volteaba sobre su estómago, su pulso latía en sus oídos y su erección presionaba contra las sábanas. Hizo su mejor esfuerzo para no moverse contra ellas.
―¿Y ahora qué?
―Ahora, ―dijo Jaehyun, sus manos se deslizaban por los costados de Taeyong,
―canta.
Taeyong inmediatamente apretó con fuerza la boca.
Jaehyun se colocó sobre la espalda de Taeyong, besando la nuca y empujando perezosamente contra el culo de Taeyong. Puso un mordisco profundo y punzante en la coyuntura del cuello y el hombro de éste, haciendo a Min jadear. Luego lo lavó con su lengua, haciendo lo mismo una pulgada por debajo del mordisco original, haciéndolo una y otra vez hasta llegar al final de la columna de Taeyong.
Mientras hacía su camino hacia abajo, la polla de Jaehyun se arrastró a lo largo del muslo de su amante, y se anidó finalmente contra la parte posterior de la rodilla.
Taeyong se estremeció, la piel de su espalda hormigueaba por los mordiscos de Jaehyun y su verga goteaba en las sábanas debajo de él.
―Seguiré sin cantar, ―apretó los dientes, y Jaehyun descendió aún más antes de agarrar el culo de Taeyong y abrirlo, con los pulgares separó el pliegue.
―Seguiré sin... ¡Oh, joder!
Debido a que Jaehyun lo lamió allí, a lo largo del borde, una y otra vez hasta que Taeyong sintió su agujero estremecerse, sintió una descarga atravesándolo con tal intensidad que su visión se volvió temporalmente negra.
―Deten...
Pero Jaehyun no se detuvo, sin importar cuánto suplicara Taeyong, y Taeyong podía escuchar sus palabras cada vez más fuertes, más salvajes, se podía sentir deshacerse a pedazos mientras Jaehyun lo follaba con su lengua, húmeda, sucia y buena. A pesar de su suavidad, había algo afilado al respecto, algo que desolló a Taeyong vivo con un exceso de sensibilidad, con picos de lujuria que hacían a su pene escupir pre semen.
Ondas de calor se estrellaban sobre él, levantándose y retrocediendo con cada respiración. Estaba siendo lenta y completamente devorado, comido con sonidos de sorber hambrientos que le hacían apretar, sudar y dar.
Estaba suplicando. Mendigando. Alabando. Estaba...
No estaba quieto ya más, no podía mantenerse silencioso, no podía...
―Por favor, por favor, por favor, ―dijo, incapaz de silenciarse, y luego se estaba viniendo con una sacudida de sus caderas, haciendo un lío en las sábanas bajo su vientre.
No podía dejar de gemir impotente y estúpidamente. Astillas de luz plateada atravesaron su visión, y se sintió a si mismo extendiendo las piernas.
Alguien en algún lugar estaba suplicándole a Jaehyun que lo follara. Taeyong lejanamente se dio cuenta que era él, mendigándole a Jaehyun que lo jodiera duro.
Y Jaehyun lo hizo, arrastrándose hacia arriba del cuerpo de Taeyong y deslizándose en el culo de éste con facilidad, ya que su agujero estaba tan estrecho, tan codicioso, tan empapado.
―Eso es.
La voz de Jaehyun era un sonido áspero y hambriento en el oído de Taeyong.
―Ábrete para mí.
Taeyong se abrió y se abrió y se abrió como si no tuviera fin, como si no hubiera nada más de lo que fuera capaz. Había sido reducido sólo a esto, suavemente separando la carne y los nervios chisporroteantes.
Estaba casi duro de nuevo para el momento en que Jaehyun se vino dentro de él, para el momento en que Jaehyun gimió y colapsó encima de él, jadeando.
Un número inexplicable de minutos después, Jaehyun dijo.
―Cantaste.
Petulante a pesar de la ronquera de su voz.
―Cállate
Taeyong se quejó, demasiado cansado para hacer algo más que yacer allí.
Jaehyun no mostró motivación para hacer cualquier otra cosa tampoco, por lo que permanecieron allí de esa manera, con su sudor enfriándose y con Jaehyun pasando sus manos arriba y abajo de los brazos de Taeyong.
La noche se dibujó alrededor de ellos como la cortina del mundo más cálida y más oscura, y se quedaron dormidos.
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EL PRECIO || JAEYONG
FanfictionTaeyong es un chico del servicio en un burdel de clase alta en la ciudad de Havisham. No es un cortesano, en gran medida porque es demasiado torpe para lograr seducir a alguien, pero lo hace mejor como siervo, manteniendo las copas llenas y a los hu...