Jaehyun estuvo extraño el último par de noches, extrañamente gentil tal vez como tratando retroactivamente de compensar a Taeyong por ser rudo con él cuando había pensado que éste follaba gente para ganarse la vida.
Taeyong no estaba seguro de estar cómodo con este nuevo Jaehyun, o que le gustara, porque estaba acostumbrado a otra cosa, y ahora, el toque de Jaehyun se sentía demasiado suave, demasiado persistente, demasiado... lo que fuera.
Taeyong ni siquiera sabía.
Ahora por ejemplo, Jaehyun se mecía dentro de él lentamente, con una mano ahuecaba la cara de Taeyong y deslizaba un pulgar dentro de la boca de Taeyong para que lo chupara.
Jaehyun parecía extrañamente enfocado, con el rostro enrojecido, pero su respiración era profunda y regular. Estaba mirando a Taeyong como si se determinara a captar cada pequeño movimiento de Taeyong y memorizarlo.
Ponía a Taeyong nervioso aún cuando lo excitaba, hasta que comenzó a gotear sobre su propio vientre, hasta que pudo oler y sentir lo húmedo que estaba.
Cuando se disponía a tocarse a sí mismo, Jaehyun inmediatamente atrapó su muñeca y dijo,
―No.
―¿No? ― Taeyong jadeó.
―Lo haré yo.
Y entonces, Jaehyun acarició a Taeyong, lo acarició hasta que se vino.
Taeyong se paralizó, contrayéndose, y cuando terminó, Jaehyun sólo le dio vuelta y siguió follándolo y siguió y siguió y siguió con los minutos, apenas sus movimientos tenían a Taeyong sudando, gimiendo y poniéndose duro de nuevo.
Taeyong comenzó a preguntarse si Jaehyun tenía la intención de venirse, si Jaehyun sólo planeaba seguir follandolo a través de sus orgasmos y bastante cierto, Taeyong se derramó una vez más antes de que Jaehyun lo hiciera. Por último, después de largos y nebulosos minutos, Jaehyun jadeó contra la nuca de Taeyong y se vino, tranquilo y silencioso, y algo de ese sonido hizo a Taeyong desear girar la cabeza y besar a Jaehyun, así que eso fue lo que hizo.
Ahora era diferente. Jaehyun cuidaba de él. Taeyong podía sentirlo y no sabía qué hacer con ello. Era el tipo de cuidado que se compartía con un amante, no la forma en que se trataba a un cortesano.
Y Taeyong no era el amante de Jaehyun.
¿Lo era?
****
De vuelta en el Pabellón, Taeyong se había convertido en una celebridad instantánea. Había las mismas peticiones para él y para todos.
Personas que realmente deseaban contratarlo para el sexo. Al parecer, muchos de los nobles del reino tenían curiosidad acerca del cortesano que tenía a Lord Jeong Jaehyun como su esclavo, no la elección de palabras de Taeyong. El pedacito de "esclavo" era todo de Karina.
Afortunadamente Taeyong no estaba en alquiler, porque Jaehyun aparentemente era dueño de su contrato de exclusividad, pero eso no significaba que él dejara de recibir burlas de los otros cortesanos, especialmente de Jungwoo, quien al parecer no podía decidir si estar infinitamente divertido por la vida de Taeyong o infinitamente enojado porque éste fuera más popular que él.
El ama Grant informó a Taeyong que Lord Cho había prometido liberar su contrato para una persona y sólo una persona el Doctor Sooman en cualquier momento que el doctor quisiera llevárselo.
Ya que nadie había estado enfermo, Sooman no había estado en el Pabellón en mucho tiempo, pero la próxima vez que estuviera aquí, él podría muy bien llevarse a Taeyong.
Taeyong, quien no sería un simple sirviente por más tiempo o un cortesano. Taeyong , quien sería un aprendiz. Un aprendiz, respetable y correcto.
Taeyong pensó en ello. Y pensó en ello un poco más.
Tal vez esta era la razón por la que Jaehyun estaba siendo tan amable con él.
Jaehyun lo dejaría marchar.
****
Taeyong se despertó con un sonido de rasgadura.
Estaba apenas consciente antes de ser arrastrado fuera de la cama, el ruido sordo que su cuerpo hizo sobre el suelo coincidía con el dolor que sacudió sus rodillas.
Tenía la mano de un hombre en su muslo, y una cuchilla en la garganta.
Salvo que no podía gritar porque había sido amordazado. Debió haber estado agotado tras horas de ser jodido; no había otra explicación para cómo durmió durante todo ello.
Eso fue lo que debió haber sido el sonido de rasgadura que vagamente recordaba, alguien rasgando una tira de tela para amordazarlo y atar sus muñecas. En completa oscuridad, se esforzó por enderezarse, para comprobar si Jaehyun estaba bien.
Pero entonces hubo un gruñido, y un sonido de impacto, y el hombre que lo amenazaba fue golpeado a un lado.
Taeyong no necesitaba ver para saber que Jaehyun estaba golpeándolo porque un momento después, hubo un grito de dolor y el aroma de sangre. Ese grito era definitivamente de Jaehyun. ¿La sangre era de Jaehyun también? ¿Lo era?
¡No!
Taeyong luchó para liberarse y falló pero se las arregló para balancearse a los lados lejos de la cama y hacia la puerta. Jeno estaba de guardia esta noche como parte de las medidas de seguridad adicionales de Jaehyun, y si sólo Taeyong pudiera alertarlo.
Si el propio Jeno no estaba muerto. Hubo un golpe seco en la puerta, aunque eso significaba que Jeno estaba allí afuera, tratando de entrar. La puerta estaba cerrada con llave. Taeyong tenía que dejar a Jeno entrar. De alguna manera.
Detrás de él, Taeyong podía oír la pelea en progreso. Hizo todo el camino hasta la puerta antes de darse la vuelta y escarbar en el cerrojo con las manos atadas, inútilmente al principio, con el corazón desbocado y pensamientos acelerados: vamos, vamos, vamos.
Si no conseguía abrir la puerta, Jaehyun podría ser asesinado. No podía tener ese pensamiento. Y entonces el cerrojo se abrió.
Taeyong apenas tuvo tiempo para saltar a un lado antes que la puerta se abriera de golpe. La luz de la antorcha de Jeno inundó la habitación de repente, cegadoramente brillante.
Cuando Taeyong se dio vuelta, con lágrimas en los ojos, vio a Jaehyun y a Siwon, oh, dioses, era Siwon, seguían trabados en combate, salvo que el pecho desnudo de Jaehyun estaba sangrando por una cuchillada.
Jeno no esperó otro momento para unirse a la refriega, y bastante pronto Jaehyun y Jeno tuvieron a Siwon sometido, atado tal como él había atado a Taeyong.
Cuando eso estuvo terminado, Jeno ayudó a Taeyong a levantarse y lo liberó.
—¿Qué? — Taeyong preguntó.
—¿Cómo?
—Tío, —dijo Jaehyun débilmente, y estaba demasiado pálido, había perdido demasiada sangre, a pesar que estaba presionando las sábanas en su pecho.
—No quería pensar que eras tú. Me negaba. Fuimos los únicos que sobrevivimos al incendio, que...
—¿Y por qué crees que fue así?
Siwon se burló, y le pareció tan surrealista a Taeyong estar medio desnudo en el dormitorio de Jaehyun con las secuelas de un intento de asesinato y con el asesino de rodillas en el suelo delante de ellos.
Jaehyun no dijo nada, pero Jeno levantó su espada a la garganta de Siwon y gruñó,
—Hable. ¿Desde cuándo ha estado conspirando contra nuestro lord?
—¿Nuestro lord? Nunca fue el mío.
La espada de Jeno presionó aún más, dibujando una línea de color rojo en el cuello de Siwon.
—Yo. Dije. Hable.
Cuando Siwon finalmente habló, fue a Jaehyun, quien hasta ahora se había quedado mudo.
—Tuve un acuerdo con los Kim todo el tiempo, tú muchaCho estúpido. No es que alguna vez lo hayas notado, arrastrándote alrededor tras Minjeong como un perro en celo. Tu supervivencia fue el accidente, no la mía. Yo estaba destinado a reclamar la corona una vez que el resto de los Kim desaparecieran.
―Pero los Kim te traicionaron también, ¿no es así?
Jaehyun ni siquiera sonaba sorprendido, sólo... adormecido, y herido de una manera más profunda que en el cuerpo, con voz ronca y desgarrada como si hubiera sido arrastrado sobre vidrio triturado.
―Ellos traicionaron a todos. Y por tanto te uniste a mí para pelear contra ellos, y cuando ellos fueron expulsados, querías expulsarme también.
La boca de Siwon se retorció con odio.
A la luz de la antorcha, el rostro lleno de cicatrices no era tan espantoso como la malicia en sus ojos.
―Por suerte para mí, tomaste un concubino. Hubiera sido una cuestión de segundos matarte y culparlo y matarlo también, sólo para pretender que me apresuré a salvarte y fallé, que todo era una conspiración de la que era parte tu guardia. Nadie más sabría del pasadizo secreto desde el ala norte que conducía a tu cámara. Todo el mundo me habría creído. Al afligido tío.
―No te van a creer ahora.
―Era un riesgo, ―dijo Siwon fácilmente, como si no significara nada para él,
―Mantener a la put* con vida el tiempo suficiente para matarte primero. Debí empezar con él.
―Tú eres el que merece la muerte.
Taeyong escupió, sobrepasado por una ola de rabia tan fuerte que en realidad se balanceó sobre sus pies, zarandeado por ella.
―No, ―dijo Jaehyun amargamente,
―No puedo matarlo. Él es mi familia. Pero puedo tenerlo encarcelado por el resto de su miserable vida.
―No pareces tan sorprendido por esto como deberías, ―dijo Taeyong, apresurándose al lado de Jaehyun y usando el mismo trozo de tela que había estado alrededor de su boca para vendar la herida de Jaehyun.
―Cuando has perdido tantas cosas como he perdido, ―Jaehyun dijo con una extraña especie de ecuanimidad con los ojos distantes y derrotado.
―fracasas en ser sorprendido por la pérdida.
****
La noticia estaba por todo el palacio al día siguiente.
Los cortesanos se empujaban unos a otros para ver a Siwon siendo arrastrado desde una celda de detención temporal en la parte superior del ala oeste al calabozo oficial por debajo del palacio. Taeyong encontró odioso y triste que la gente hiciera un teatro de lo que se le había hecho a Jaehyun, de la forma en que Jaehyun había sido traicionado.
Jaehyun miraba todo lo que sucedía con una expresión tan indiferente que le dolía a Taeyong. Le hacía temer por él, no sólo por los daños físicos de Jaehyun, que resultaron ser bastantes fáciles de tratar una vez que fue convocado el médico de la corte, sino por el alma de Jaehyun.
Nadie que había soportado la pérdida de casi toda su familia debería tener que enfrentarse a la traición del único miembro de la familia que sobrevivió. Y sin embargo, eso era exactamente lo que enfrentaba Jaehyun porque él perdió a todos excepto a Siwon en el gran incendio, sólo para que Siwon lo traicionara al final.
Taeyong no sabía cómo ayudar con eso, o incluso por qué sentía que quería ayudar, o por qué sentía que estaba en posición de ayudar.
Al final, cuando un Siwon todavía orgulloso fue condenado y encerrado en la cárcel, Taeyong siguió a Jaehyun de vuelta a su dormitorio.
Allí Jaehyun siguió apáticamente el consejo del médico para descansar y se sentó en la cama. Había un pergamino de algún tipo desenrollado en el regazo de él; se veía como un mapa.
―¿Qué estás haciendo aquí todavía? ―Jaehyun preguntó.
Y, sí, mientras Taeyong debería haber vuelto al Pabellón por la mañana como siempre lo hacía, Taeyong no podía dejar solo a Jaehyun. Simplemente no podía.
―Yo, eh.
La mirada de Taeyong se precipitó alrededor de la habitación.
―Necesito algunos libros.
―Libros.
Los labios de Jaehyun se crisparon.
―Dijiste que podía tomarlos prestados.
―Lo hice.
―Bueno, entonces.
Taeyong frotó las palmas nerviosamente contra sus pantalones.
―Voy a, uh, tomar prestado Herbología. Y otro par de libros. Si eso está bien para ti.
Jaehyun se le quedó mirando.
―Está bien para mí.
―¿Está bien para ti también si me quedo aquí por un tiempo? Para, eh, ¿leer?
―Puedes leer en cualquier parte.
―Quiero leer aquí.
Los dedos de Jaehyun se enroscaron alrededor del borde del pergamino en su regazo.
― Tae...
―¿Sí?
―Puedes quedarte
Jaehyun dijo a regañadientes y Taeyong trató de no estar aliviado. Simplemente no creía que Jaehyun debería estar solo ahora.
Agarró un par de libros sobre curación de heridas como las que Jaehyun lucía y no pidió permiso antes de subir a la cama junto a Jaehyun, apoyando un libro abierto sobre sus piernas, imitando la postura de él.
Jaehyun lo miró de reojo pero no dijo nada.
Permanecieron así a medida que las horas pasaban, mientras el sol se ponía fuera del alto ventanal y coloreaba todo de un dorado bruñido.

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EL PRECIO || JAEYONG
FanfictionTaeyong es un chico del servicio en un burdel de clase alta en la ciudad de Havisham. No es un cortesano, en gran medida porque es demasiado torpe para lograr seducir a alguien, pero lo hace mejor como siervo, manteniendo las copas llenas y a los hu...